Documentos para la historia del teatro español
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1939-1949
1939-1949

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1939

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El Teatro y su Doble

 

 

Índice, recopilación y estudio:

Julio Huélamo Kosma
Centro de Documentación Teatral

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MODELOS Y ESPACIOS

ENTRE LA RIGIDEZ Y LA VARIEDAD

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Probablemente y a pesar de su indudable arraigo popular, sean las variedades el género más difícilmente abordable por su esencia cambiante y la multiplicidad de sus formatos y subgéneros. Lo señala el crítico de Ya a propósito de un espectáculo en el Rialto: “el cambio constante, la razón de ser y causa principal del género”. Cambios que afectaban constantemente a los programas en función del interés que despertaban los artistas. Lo que motivaba que los empresarios fagocitasen a estos de modo permanente y que los críticos constatasen la falta de calidad y originalidad de muchos números que, queriendo ser nuevos, se parecían demasiado a otros antes conocidos y, además, muchas veces a cargo de artistas poco formados  y sin el prestigio de antaño. Lo apunta uno de los críticos del diario Informaciones en un artículo titulado “En torno a las variedades”, al echar de menos “figuras de verdad”: en lo masculino siguen vigentes los “ases” de la buena época y con números apenas renovados (Moreno, Rafael Arcos, Ramper, Pepe Medina); de las féminas, apenas salva a Amalia Isaura y a Concha Piquer, a esta a pesar, se asegura, de su vedettismo). Además, el mismo artículo denuncia los excesos de la propaganda, lo ridículo de los nuevos modos indumentarios de las bailarinas y el estúpido exotismo de los pseudónimos en sus adaptaciones extranjerizantes.

Todo ello sin mengua de los esfuerzos, reconocidos en prensa, de algunos paladines del género, como el famoso empresario Juan Carcellé, empeñado en dignificar el género con programaciones cuidadas y permanentemente renovadas en teatros de toda España, pero especialmente en Madrid (Zarzuela, Fuencarral y, como culminación, su gloriosa etapa en Price). En su estela, otros teatros como el Muñoz Seca (donde como curiosidad puede rescatarse el nombre de Jaime Gurri, antiguo bailarín y caballero mutilado tras la guerra que actuó como promotor de espectáculos), el Maravillas y, más ocasionalmente, el Chueca, el Cómico, el Pavón o el Benavente. Lo que en Barcelona tiene un generoso correlato en locales como el Circo barcelonés, el Principal Palacio, el Urquinaona, el Poliorama, el Cómico, el Apolo…

Espacios en que se daba cabida a artistas de una enorme variedad: desde cantantes o canzonetistas famosos (Raquel Meller, Pastora Imperio, Concha Piquer, Amalia Isaura, que junto a Miguel de Molina formó un dúo muy destacado ya durante la Guerra, o Laura Pinillos que, con su cierto aire “fornarinesco” y de la mano de Carceller, cubre una dilatada gira por San Sebastián, Bilbao, Santander, Zaragoza y Barcelona) y otras de menor repercusión ( Luisita Esteso, que empleaba imitaciones humorísticas en sus actuaciones,  Anita Flores, muy conocida por sus melancólicas canciones, o Gaby y Ubilla, artista chilena que se hizo famosa por sus tangos), bailarinas en múltiples vertientes (desde la danza andaluza con ejemplos destacados en las Hermanas Jara, Lolita Benavente, célebre por su interpretación de El amor brujo, a la danza clásica que contaba con figuras como Marisa Landete, pasando por el baile español, cultivado por artistas como la jovencísima y pronto malograda Mari Paz, Carmen Diadema, Juanita Barceló o Pilar Shong, de origen chino, hasta formas híbridas con el mimo, tal la famosa pareja Elsa y Waldo), humoristas (Roberto Font, cuyo humor sobrio y sin efectismo lo catapultó como quizá el mejor humorista del momento; Ramper, cuyas parodias del mentalismo escénico se hicieron muy poulares; Lepe, Alady, Piruletz,  Sepepe…), ventrílocuos (Balder) recitadores (Mario Gabarrón, imitador de González Marín, es buen ejemplo de lo que la prensa denuncia como “sarampión de recitales poéticos”),  payasos (así, la familia Aragón, con Pompoff y Theddy, Nabucodonosorcito y Zampabollos, o la familia Andreu Rivels, esto es, Polo y René Rivels), marionetistas (Rossana y Picchi), sin olvidar una larga nómina de artistas y números circenses: funambulistas (Muñisok), ilusionistas (Enopac), adiestradores de animales (Munier y sus famosos perros voladores, el chimpancé Totó, conductor de coches,...), el hombre foca, un duelo de ciclistas excéntricos, etc. Un magma de artistas que daban lugar a programas de muy diversa calidad: lo que explica que, en algunas ocasiones, como sucede en el Principal Palacio de Barcelona, se reclame el título de “Altas Variedades” para subrayar la distinción de “un espectáculo que se quiere selecto, con cierto aire de opereta”.


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