Documentos para la historia del teatro español
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1939-1949
1939-1949

Cartelera
1944

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El Teatro y su Doble

 

 

Índice, recopilación y estudio:

Juan Aguilera Sastre
IES “Inventor Cosme García”. Logroño

 

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MODELOS Y ESPACIOS

Más cantidad y variedad que calidad

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En efecto, la mayor parte de estos espectáculos folklóricos y de variedades tuvieron una favorabilísima acogida del público, como Pandereta en el Maravillas, escenas de Andalucía y cuadros de diversa y divertida factura, bajo la dirección artística de Alady-Juarco, con Pastora Soler y la estrella internacional Paulette Mouve. Esta “estrella”, con Lola Flores, fue también el atractivo de otro espectáculo similar, Abanicos de España, en la Zarzuela. La “gracia gitana, con ritmo inimitable, lento y nervioso, hondo y sincero de los aires del sur” (Arriba) de Lola Flores, con Manolo Caracol, protagonizaría otro de los espectáculos más exitosos del año, Zambra, de Antonio Quintero y Rafael de León, que triunfó tanto en Madrid (88 funciones en el teatro de la Zarzuela, 48 en Fuencarral), como en Barcelona (18 funciones en Poliorama, 22 en el teatro Nuevo, 14 en el Borrás). También llenó las salas el ya citado espectáculo de canciones escenificadas de Gracia de Triana, a quien se define como un “nuevo ruiseñor de los jipíos”; o los protagonizados por estrellas del momento como los ya citados Lola Flores y Manolo Caracol, Juanita Reina (Solera de España), Conchita Piquer (Retablo español), Juanito Valderrama (Solera del cancionero, Los niños del cancionero), El Niño de Almadén-Guerrita (La niña del Albaicín), etc. Éxito sin par, en la estela de años anteriores, obtuvo, en este género, el espectáculo Cabalgata 44 (124 funciones en la Comedia, 26 Fuencarral para terminar el año con otras 190 en Lara) dirigido y presentado por Daniel de Córdoba y compuesto por “bellísimos cuadros y estampas con música y cantables de Quintero, León y Quiroga, montados con mucho gusto y arte” y la participación de artistas como Amalia Isaura, María Paz, Carmela Montes, Carlota Bilbao, Mario Gabarrón o Pepe Blanco.

Escasa relevancia tuvo este año 1944 el teatro infantil, como lamentaba el crítico del diario Madrid en su comentario del estreno en el Infanta Beatriz de Los buenos y los malos andan a palos, de J. Miñana y F Maldonado, una especie de antología escénica a base de cuentos inmortales: “¿Qué ha ocurrido para que el teatro de niños, tan en boga hace un par de años, que disponía de ocho o diez locales, esté al presente casi anulado?”. El lleno que registraba el teatro al solo anuncio de una obra para niños demostraba, a su juicio, que “el público infantil está siempre dispuesto” y, tras recordar el Teatro de los Niños de Benavente y otras iniciativas del pasado, aducía que el verdadero problema era que no se había logrado crear “un repertorio para chicos”, por lo que “el problema está ahí, llamando a los autores”.

En efecto, muy pocos espectáculos para niños ofrecieron las carteleras. Aparte del ya citado en el Infanta Beatriz y de alguno más en el mismo escenario protagonizado por la actriz Pilarín Ruste (La pluma blanca, La fuga de Mariquita Pérez), solo cabe consignar los habituales del Circo Price con sus Charivaris infantiles, en los que se hizo popular el Mago Koskis; un estreno en la Comedia, Michatillo o el nuevo gato con botas, del maestro Rebollo; y, en Barcelona, sendos espectáculos de José María Folch en el Romea: Los pastorcillos o el advenimiento del Mesías y El secreto de la caja de oro. Entre las iniciativas oficiales, continuó la labor de la compañía Lope de Vega, que en el Español ofreció dos estrenos: Chilca y los dioses blancos, de Andrés Obarro, en la presentación de la temporada de otoño, con decorados de Bürmann, obra que encerraba “tres cualidades dignas de encomio: enseñanza, exaltación de las glorias patrias e interés para pequeños y grandes”; y, durante las fiestas navideñas, Sueños de Navidad, de Nicolás González Ruiz, grandioso espectáculo con más de 50 figuras “en el que la enseñanza moral y el arte danzan en rueda con los pastores de Belén”.

En el género de variedades, tampoco fueron muchas las novedades aportadas por espectáculos como Torbellino 1944, en el teatro Pavón, que se presentó como un nuevo programa de variedades españolas en el que participaban figuras destacadas del género; ni Arte de España, el “nuevo y moderno espectáculo de modernas variedades” del Cómico con el que “se pasa un delicioso rato y sin preocupaciones. ¿Qué más va a pedirse a un programa de varietés vario, escogido y notable?”; ni el espectáculo Zaragata, presentado en el Reina Victoria por Ramper. En la misma línea, en el Cómico de Barcelona la empresa Espectáculos Fantasio presentó “un excelente cuadro de artistas” (Raquel Meller, Ramper, el ilusionista Ling-Fu…) y, con notable éxito en el Principal Palacio (158 funciones), el espectáculo La época alegre, con artistas nacionales y extranjeros, una simple sucesión de cuadros “sin ilación alguna”. Notable presencia tuvo el circo, en especial el Circo Price regido por la empresa de Juanito Carcellé, de cuyos programas, en continua renovación, fue dando puntual noticia la prensa (los sucesivos números de Charivari, fantasías como El salto de la muerte, espectáculos como Serpentina, etc.), aunque tampoco faltaron las críticas por la falta de artistas de calidad y la mezcla de espectáculos circenses con otros “ajenos a la pista” (El Alcázar).

En cuanto a la danza, la prensa también dio noticia de los espectáculos más relevantes, asegurando que los aficionados al género eran cada vez más entusiastas y demostraban vivo interés por los programas que los diferentes teatros y artistas brindaban. Lugar destacado merecieron Vicente Escudero y Carmina García, “principales figuras de la coreografía hispana”, que ofrecieron un recital-homenaje al “arte flamenco puro (arte profundo)”, primero en el Palacio de la Música de Barcelona y después en el teatro Español de Madrid, con enorme éxito en las dos ciudades. El teatro María Guerrero también completó su programación con interesantes programas coreográficos, como la actuación de Manuel del Río y sus bailarines, la de la bailarina Ilse Meudtner, de la Ópera de Berlín, invitada por la organización de conciertos Pro Arte, o la de Manuela del Río, la danzarina “que lleva por el mundo lo más típico de nuestro folklore”. Después de una larga ausencia, Mariemma ofreció en ese escenario un “espléndido recital” de danzas lleno de “armonía, personal estilo y riqueza de modalidades expresivas”, todo ello “sometido a una depuración de medios llevada a efecto con un sentido de estricta y absoluta musicalidad”. En Barcelona, además de los ya citados Vicente Escudero y Carmita García, se consignan actuaciones de la propia Mariemma, festivales de danza en el Palacio de la Música y en el teatro de la Comedia.


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