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1. MONOGRÁFICO

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1.3 · LOS PREMIOS DE TEATRO EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI

Por Berta Muñoz Cáliz.
 

 

Otro de los premios más prestigiosos y con mayor dotación económica es el Tirso de Molina, que convoca la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) del Ministerio de Asuntos Exteriores y que se concede a autores de todos los países de habla hispana. Creado en 1961 por el Instituto de Cultura Hispánica, su primer ganador fue Fernando Martín Iniesta. Tras varios años sin convocarse, en 1975 se retoma la convocatoria y obtiene el galardón el dramaturgo hispano-chileno Jorge Díaz. Desde entonces, y hasta los años noventa del pasado siglo, obtuvieron el premio Alfonso Vallejo, Domingo Miras, José Luis Alonso de Santos (con su célebre Bajarse al moro), Paloma Pedrero, Fermín Cabal, el puertorriqueño Roberto Ramos Perea, Antonio Álamo, Jerónimo López Mozo, etc. Ya en el siglo XXI, el primer español galardonado es Jesús Campos, que obtiene el premio con su obra Patético jinete del rock and roll. Con posterioridad, lo obtendrán el argentino Rafael Spregeldburg, el ya citado César López Llera, Carmen Losa, etc. Hasta mediados de los años 90, su obtención conllevaba una importante subvención para el estreno, pero a partir de esa fecha se suprimió dicha subvención, devaluando así en gran medida la importancia del galardón. No obstante, hasta 2000, junto a la dotación económica que se otorgaba al autor premiado, el premio se publicó en forma de libro, lo que dio lugar a una importante colección que en los últimos tiempos ha vuelto a ser retomada por sus nuevos gestores.

Pese a todo, los premios que, hoy por hoy, gozan de mayor prestigio entre la profesión teatral son los que concede el Ministerio de Cultura: el Premio Nacional de Teatro (al que haremos referencia más adelante) y el Premio Nacional de Literatura Dramática.  Este último lo concede la Dirección General del Libro, de forma paralela a los Premios Nacionales de Narrativa, de Poesía, de Ensayo y de Literatura Infantil y Juvenil. El galardón se creó en 1996 y, según establecen sus bases, se concede a la mejor obra publicada durante el año anterior. En su primera convocatoria lo obtuvo Sergi Belbel, y desde entonces han sido galardonados autores tan reconocidos como Manuel Lourenzo, Jerónimo López Mozo, Domingo Miras, Jesús Campos, Ignacio Amestoy, José Sanchis Sinisterra, Alberto Miralles, Miguel Romero Esteo y Lluïsa Cunillé, entre otros, aunque también se ha concedido en algún caso a dramaturgos que iniciaban su trayectoria con una obra de gran brillantez, como sucedió en los casos de Rubén Ruibal y Paco Bezerra, o a autores más conocidos por su labor en otros géneros, como el ensayista Agustín García Calvo o el crítico musical Santiago Martín Bermúdez. El ganador de su última edición ha sido José Ramón Fernández.

Otro de los galardones de más solera en el ámbito de la escritura dramática es el Premi Born de Teatre, instituido en 1970 por el Cercle Artístic de Ciutadella de Menorca. Entre sus ganadores se encuentran Josep Llúis y Rodolf Sirera, Jesús Campos (en dos ocasiones), Antonio Álamo (en dos ocasiones), Sergi Belbel, Juan Mayorga, Lluïsa Cunillé (en dos ocasiones), Juan Pablo Vallejo, Carlos Be y Carles Batlle. Sus propios organizadores, conscientes de que la historia de los premios Born permite realizar un seguimiento de la evolución de la escritura dramática de las cuatro últimas décadas, escriben:

A través de la nòmina dels guanyadors, i analitzant la composició dels jurats i les obres premiades, es pot seguir l’evolució de l’escriptura dramàtica al nostre país, una bona manera d’interrogar-nos sobre el món i sobre nosaltres mateixos, que és com dir interrogar-se sobre la condició humana, a més de presentar les diferents circumstàncies socials i culturals que n’han caracteritzat cada etapa. (Joan F. López Casasnovas)

Primer Acto se refiere al Born como “uno de los galardones más importantes en su ámbito, tanto por su dotación económica como por la sintonía que han mantenido sus jurados con la dramaturgia contemporánea y por la difusión que alcanzan sus textos y los estrenos de los mismos” (P.A., 2010). Hasta el momento, esta revista ha publicado las obras premiadas en doce ocasiones. Además, desde 2007, el Premio se publica en las cuatro lenguas oficiales del Estado, gracias a la iniciativa conjunta de sus organizadores, la citada revista Primer Acto, la editorial catalana Arola, la vasca Artez y la Revista Galega de Teatro.

En este caso tenemos el testimonio de Carlos Be, para quien el premio supuso un salto cualitativo de gran importancia en su carrera:

Origami se ha convertido en el punto de inflexión de mi carrera. […] Recogería sus frutos en 2006, gracias al jurado del Premio Born. Este galardón me hizo saltar a la palestra como autor y me ha dado proyección nacional e internacional, pues la obra ha sido estrenada mundialmente en el Teatro Ungelt de Praga […] y, a la zaga, le seguirá en breve la compañía Delirium TheaterLab. En España la obra sigue inédita. El Premio Born también me ha permitido conocer a los editores teatrales más importantes de España y desde entonces no ha cesado su interés en mis textos, lo cual me honra enormemente. […]. Sin lugar a dudas, este premio me ha otorgado reconocimiento y una presencia muy importante en la literatura teatral especializada19.

De todos los premios que surgen en los ochenta y que perduran en la actualidad, uno destaca especialmente por su significación. Se trata del Premio Marqués de Bradomín (1985), que pronto adquiriría una importante resonancia en el ámbito del hispanismo entre los estudiosos del teatro español contemporáneo, hasta el punto de que se llegó a acuñar el término “La generación Bradomín” para referirse a los jóvenes autores de mediados de los ochenta y los noventa. El premio lo concedía el Instituto de la Juventud y en sus primeros años estaba destinado a autores de menores de veintiocho años, si bien posteriormente se ampliaría a menores de treinta. En las bases de la primera convocatoria establecía como finalidad primordial la de “estimular la actividad creadora de los jóvenes y acrecentar el patrimonio teatral español”; además de la juventud de los autores, el premio tenía en cuenta el grado de innovación temática y formal de los textos: “Los criterios de selección de los textos a premiar se regirán por la actualidad y contemporaneidad del tema tratado en la obra, valorando sobremanera la imaginación y la creatividad literaria arriesgada”.

Ciertamente, en la lista de ganadores y accésit de este galardón encontramos a una serie de autores que, años después, han conseguido hacerse un hueco en la escena española, como Alfonso Plou (ganador en 1986), Antonio Onetti (accésit en 1988), Rodrigo García (accésit en 1988), Maxi Rodríguez (ganador en 1989), Juan Mayorga (accésit en 1989), Antonio Álamo (ganador en 1991), Borja Ortiz de Gondra (accésit en 1992 y ganador en 1995), Yolanda Pallín (accésit en 1995), Itziar Pascual (accésit en 1997), David Desola (ganador en 1999), o Gracia Morales (ganadora en 2000). Otros aún no han tenido oportunidad de hacerlo, o han derivado sus trayectorias profesionales por caminos distintos al de la autoría.

Significativamente, este premio nacía en un momento en que predominaba la opinión de que “no había autores” en España, en una clara actitud de rechazo hacia todo lo que había supuesto la dictadura franquista, incluidos aquellos dramaturgos  que se habían opuesto a ella y habían sufrido su censura –no sucedió lo mismo con los directores y otros profesionales de la escena–. Durante los años ochenta y noventa, la etiqueta “Generación Bradomín” sirvió, de algún modo, para postergar a las generaciones anteriores, a las que se daba por amortizadas con la única excepción de tres o cuatro nombres que a estas alturas, supuestamente, podían considerarse como consagrados. De este modo, nos encontramos ante la paradoja de que un premio de convocatoria restringida a la que no podían presentarse autores más avezados haya contribuido al establecimiento del canon del teatro español actual en mayor medida que otros de mayor prestigio y mejor dotados económicamente.

Creado, como se dijo, durante la dictadura, entre los primeros ganadores del Premio Calderón de la Barca figuran Ricardo López Aranda (quien lo obtuvo con su pieza Cerca de las estrellas), Marcial Suárez, Santiago Moncada y Gerardo Diego; aunque sin duda el Calderón más recordado sería el de Antonio Gala, quien lo obtuvo con Los verdes campos del Edén (1963), que sería su primer estreno. Tras unos años sin convocarse, fue retomado en 198420, y ya en el siglo XXI lo han obtenido, entre otros, Pedro Víllora (2000), Antonio Rojano (2005), Paco Bezerra (2007) y Blanca Doménech (2009). Desde su edición de 2000, las obras premiadas son publicadas por el Centro de Documentación Teatral, lo que garantiza su difusión en cuidadas ediciones, muchas de las cuales se encuentran además disponibles en línea. Su repercusión en la trayectoria de los dramaturgos premiados ha sido desigual a lo largo de la historia, como, por otra parte, sucede con la mayoría de los galardones. Ciñéndonos a los dramaturgos más actuales, resulta clarificador el caso de Paco Bezerra, a quien la edición de su obra premiada con el Calderón le supuso la obtención del Premio Nacional de Literatura Dramática. Sin embargo, tenemos también el caso de Víctor Iriarte (Premio Calderón de la Barca 2006), quien explicaba así cuál había sido la repercusión del premio en su trayectoria:

A mí me han dado (me resulta más cómodo que decir que "he ganado") dos premios: el Calderón de la Barca en 2006, que es nacional, y el Café Bilbao de teatro breve 2010, que es de ámbito regional. Los dos han sido editados. Ninguno de los textos ha sido estrenado. Nunca, nadie, ningún profesional del teatro me ha llamado interesándose por ellos, ni diciendo que los ha leído, ni pidiéndomelos interesados por haber sido premiados. Sin embargo, he estrenado diez espectáculos teatrales […], y varios de esos textos fueron enviados a concursos y no premiados. Dos productores tienen en estos momentos reservados los derechos de dos obras de teatro mías (inéditas) que han conocido al margen del sistema de concursos y un director de teatro me ha encargado una adaptación. Todo al margen de los textos premiados21.

Algo más optimista es el testimonio de otro autor que consiguió tanto este premio como el Marqués de Bradomín, Antonio Rojano, quien se expresaba en un sentido bien distinto.



19 Carta personal del autor, enviada por correo electrónico a la autora de este artículo el 25 de junio de 2011.

20 La lista completa de ganadores desde 1984 en adelante puede consultarse en: http://www.aat.es/index_premios.html

21 Carta personal del autor, enviada por correo electrónico el 15 de diciembre de 2011.

 

 

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