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1. MONOGRÁFICO

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1.4 · Después de la LOE
Presente y futuro de la educación teatral en España en los inicios del siglo XXI


Por Manuel F. Vieites.
 

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Ilustración


Después de la LOE
Presente y futuro de la educación teatral en España en los inicios del siglo XXI

Manuel F. Vieites1
Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia
Facultad de Ciencias de la Educación, Ourense. Universidad de Vigo
mvieites@uvigo.es

 

Resumen: En este artículo, vinculado al marco disciplinar de la teoría de la educación, se aborda la situación de la educación teatral en España, ámbito todavía por normalizar en toda su extensión. Su regularización debiera ocupar todo el abanico curricular, pues si en los primeros años atiende áreas fundamentales en el desarrollo de la persona, como las competencias sociales, expresivas o comunicativas, en la enseñanza postobligatoria ofrece importantes posibilidades de especialización profesional, también necesarias para situar las artes del teatro en España en el mismo lugar que ocupan en otros países europeos, afianzando así nuestra convergencia con Europa, pero también para un adecuado desarrollo de nuestro sistema teatral. Por otro lado, no podemos olvidar aquellas otras educaciones que se sitúan en escenarios menos formales pero igualmente trascendentales.

Palabras clave: Educación teatral, expresión dramática, expresión teatral, pedagogía teatral, escuelas de teatro.

Abstract: This article, linked to the theory of education, analyses the situation of theatre education in Spain, an area still to be introduced in the curricula. Its regularization should cover the full range of the compulsory education as it addresses key areas of the person development, such as social, expressive or communicative competences, whereas in post-compulsory education offers significant opportunities for an specialized training, particularly relevant to put the theatre arts in Spain in the position they hold in other European countries, thereby strengthening our convergence with Europe, but also for a proper development of our theatre system. But we should not forget those educational processes linked with less formalized educational settings, which are equally transcendental.

Key words: Theatre education, drama in education, theatre in education, theatre pedagogy, schools of drama.

 

1. PRESENTACIÓN

La trascendencia de la educación teatral, en toda su diversidad, ha sido destacada por muy diferentes autores a lo largo de los siglos (Courtney, 1989). La segunda mitad del siglo XX ha visto la presentación de numerosas investigaciones y tesis doctorales que se han ocupado del campo, y podríamos citar, como una muestra entre otras posibles, el trabajo desarrollado durante décadas desde las universidades de Durham o Warwick, las dos del Reino Unido, o desde algunas de Canadá, Estados Unidos de América2, Alemania o Francia. No hace mucho, la revista Cultura y educación publicaba un monográfico bajo el lema “Arte y educación” en el que se incluía un trabajo de Anton Franks (2004), en el que el profesor del Institute of Education de la University of London trazaba una completa panorámica de lo que en los países de expresión inglesa se conoce como “drama in education” o también “drama as education”, y en torno a la actualidad y vigencia del movimiento.

Un movimiento a favor de la educación teatral que recorre todo el sistema educativo, en tanto las enseñanzas teatrales también se ocupan de la formación de formadores, y los departamentos de Drama en las universidades del ámbito anglófono y francófono destacan por su actividad, su producción científica y las relaciones que mantienen con otros departamentos y áreas de conocimiento, y con el tejido educativo o social. A modo de ejemplo, cabría citar desarrollos en el ámbito de lo que se conoce como “dramatherapy” (Jennings, 1994) y que da lugar a nuevos ámbitos de formación para posgraduados, como el que desarrolla la Central School of Speech and Drama de Londres. Sin olvidar, claro está, aquella formación con una dimensión más profesional en la que encontramos vetustas instituciones como el Conservatoire National Supérieur d'Art Dramatique de París, la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, o la School of Drama de la Yale University.

Estamos, en definitiva, ante un campo que destaca por su riqueza y diversidad, y por el número elevado de prácticas educativas a que ha dado lugar a lo largo del siglo XX, con resultados contrastados y ampliamente evaluados, y siempre de forma positiva. Un ámbito que agrupa muy diversas áreas de conocimiento y disciplinas educativas, y que inicia un nuevo siglo, el XXI, con fuerza renovada, sobre todo si consideramos el elevado número de colectivos profesionales que deciden hacer uso de técnicas y recursos de carácter dramático y teatral en los más variados procesos de formación inicial o permanente. El último ámbito proviene del uso de técnicas dramáticas como herramientas de coaching en los más diferentes campos profesionales.

De ahí la trascendencia de un campo, el de la formación teatral, en el que en España tantas cosas quedan por hacer, también en la consolidación de esa disciplina que denominamos Pedagogía teatral. Como decíamos en otro lugar (Vieites, 2011), se trata de la ciencia que se ocupa del estudio sistemático de las enseñanzas teatrales en toda su heterogeneidad, y no podemos entenderla ni como una didáctica de la formación del actor ni como una didáctica de la expresión dramática. Antes bien, debemos entender que estas dos disciplinas, la Didáctica de la Interpretación y la Didáctica de la Expresión dramática, se deben situar en ese marco disciplinar amplio que les brinda la Pedagogía teatral y que les ofrece todo su potencial conceptual, explicativo y normativo.

Tomando prestadas las palabras de Ricardo Nassif (1981: 54), podríamos decir que la Pedagogía teatral es la teoría y la técnica de la educación teatral, ciencia de la que podremos derivar, sin duda, una Historia de la Educación teatral o una Didáctica general de la enseñanza teatral, y, como consecuencia, las didácticas especiales aplicadas a cada disciplina escénica, a las que podrán hacer aportaciones substantivas otras ciencias, y las propias Ciencias de la Educación, en particular la Psicología y la Biología de la educación, especialmente relevantes en la formulación de algunas de las didácticas especiales. La Pedagogía teatral se define, en suma, por su carácter general, globalizador, sistemático y de fundamentación, y configura ese marco en el que se integran otras disciplinas que tienen una dimensión más procedimental y aplicada. Estaríamos, entonces, ante un amplio campo de conocimiento configurado por una notable diversidad de prácticas educativas, de metodologías y de teorías, que, hasta la fecha, no ha sido objeto de estudios de sistematización pese a su especial relevancia, lo que es una muestra de todo lo que queda por hacer.

Como señalamos en su día (Vieites, 2005), al hablar de enseñanza teatral deberemos considerar tanto aquellas práctica educativas que desde el teatro se ocupan de la formación integral de la persona, como aquellas que desde el teatro se ocupan de la formación profesional de la persona, y tomar una perspectiva que nos muestre la profundidad y riqueza del campo. En consecuencia, las enseñanzas teatrales pueden estar presentes en todos los ámbitos y etapas de lo que se conoce como educación formal, como lo están en la denominada no-formal o abierta (Vieites, 2002). En efecto, entendemos que la clásica tripartición del universo educativo merece una nueva consideración dado que la distancia entre lo formal y lo no-formal se ha reducido considerablemente y que tampoco está claro que la denominada “informal” sea en realidad, en sentido estricto, una modalidad de educación. Por eso proponemos diferenciar entre procesos formalizados (reglados y no-reglados), y procesos abiertos, entendiendo por reglados aquellos establecidos en una normativa oficial y que conducen a una titulación reconocida por las administraciones educativas, o forman parte de la misma. El universo educativo así configurado es de una riqueza considerable, aún partiendo de nuestra realidad específica, e incluye tiempos, espacios, programas y usuarios muy diversos; desde los cursos de una escuela municipal de teatro a un curso de máscaras para la tercera edad, desde la docencia de la asignatura “Artes escénicas” en el Bachillerato, a un módulo de formación ocupacional. Lamentablemente esa riqueza y diversidad de manifestaciones no ha sido objeto de propuestas de sistematización, siempre necesarias como paso previo para la normativización y la normalización.

[fig. 1] Gráfico 1: La educación teatral, modalidades.

No cabe considerar en este momento, por razones de espacio, toda esa riqueza en prácticas educativas. A pesar de algunos trabajos substantivos que se ocupan de ámbitos muy específicos, faltan por hacer relatos históricos parciales con los que construir una Historia de la Educación Teatral en España, y tal vez una opción interesante sería acometer las historias en las diferentes Comunidades Autónomas, en tanto hay un sinfín de experiencias que merecen ser documentadas, recordadas y analizadas por su valor estratégico en la progresiva visibilidad de este ámbito específico de la educación. De igual modo, está por hacer todavía un estudio que nos ayude a sistematizar las diferentes prácticas y considerar las modalidades que de ellas se derivan, partiendo de esa conocida tripartición del sistema educativo que nosotros entendemos en los términos antes señalados. Una sistemática de la educación teatral muy necesaria en la perspectiva de los estudios en historia de la educación.

Pero sí queremos, al menos, realizar una propuesta en lo que atañe a la formación reglada, aunque también aquí, por razones de espacio, nos centremos en aquellos ámbitos que requieren, a nuestro modesto entender, una actuación más urgente, y más plausible al ser competencia directa de las administraciones educativas. Para ello partiremos de un esquema en el que intentamos establecer los ámbitos fundamentales que cabría considerar en el campo de la educación teatral, y serían:

[fig. 2]: Gráfico 2: La educación teatral formal.

Finalmente, debemos insistir en que el campo de la educación teatral, incluso en España, presenta una enorme riqueza, la necesaria para que desde una acción de gobierno adecuada se pudiesen desarrollar plenamente todas sus posibilidades y potencialidades en los escenarios educativos formales, no formales y abiertos. Lo que aquí presentamos es una propuesta muy específica en ámbitos igualmente específicos, y de un modo telegráfico, tal es la profundidad del campo y tantos los territorios para la intervención que aquí se propone.



1 Departamento de Análisis e Intervención Psicosocioeducativa, y grupo de investigación CC2, de la Universidad de Vigo.

2 Gavin Bolton (1984) y Ruth Beall Heinig (1988) ofrecen abundante información que debemos considerar como una simple muestra de lo mucho que se ha hecho en sus países de origen.

 

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