A la hora de establecer equivalencias con el mundo académico y con las titulaciones oficiales que ofrece, podríamos considerar las que, a título de ejemplo, se proponen en la tabla siguiente:

NIVEL DE CUALIFICACIÓN	NIVEL ACADÉMICO
1	Formación ocupacional.
2	Formación profesional grado medio.
3	Formación profesional grado superior.
4	Titulaciones de ciclo corto. Diplomado universitario, estudios superiores equivalentes.
5	Titulaciones de ciclo largo. Licenciado universitario y estudios superiores equivalentes, arquitecto, ingeniero, doctor.

El campo profesional conformado por las artes escénicas ha sido objeto de muy pocos estudios desde el plano del ejercicio profesional y desde las diferentes profesiones a que ese ejercicio podría dar lugar, y por ello nos parece especialmente importante insistir en este campo de las profesiones técnicas. Tradicionalmente se ha pensado que se trataba de enseñanzas con una fuerte dimensión artística, por lo que su regulación resultaba compleja, o innecesaria según los casos, con lo que la formación en aquellos ámbitos más técnicos ha seguido rumbos propios de procesos de formación no reglados (por muy formalizados que puedan estar), con lo que se entendía que no había lugar a ningún tipo de titulación o reconocimiento y acreditación oficial de las competencias. Con todo, como antes decíamos, la LOGSE (en su Título Segundo, Capítulo Primero, Sección Segunda, Artículo 43. 2), ya establecía la posibilidad de que en el campo de la formación inicial en arte dramático se contemplasen estudios específicos de formación profesional, lo que supuso un avance notable.

Curiosamente, en la actualidad, la oferta educativa de carácter oficial y reglado en España, en el campo del arte dramático, cubre únicamente los niveles 1 y 5. En efecto, en el nivel 5 encontramos los estudios superiores de Grado en Arte dramático, regulados ya por el Real Decreto 630/2010 (antes por el Decreto 754/1992), en tanto que en el nivel 1 nos encontramos con una reducida oferta de formación ocupacional en alguna de las familias profesionales. La formación ocupacional está pensada para personas que han abandonado el sistema escolar, normalmente en la etapa de la educación secundaria obligatoria e incluso en el bachillerato, y que carecen de una formación que les permita iniciar su transición a la vida activa y competir, en consecuencia, en el mercado de trabajo. Pero también se puede orientar a personas con titulación que necesitan reciclarse u obtener una formación muy específica para poder acceder a nuevos bancos de trabajo o a campos profesionales en auge.

Atendiendo a la información facilitada desde el Instituto Nacional de las Cualificaciones, ahora dependiente del Ministerio de Educación, son varias las familias profesionales que ofrecen cursos de formación en el ámbito que nos ocupa. Así, la denominada Artes y artesanía⁷ contempla cursos como:

ART523.3 Construcción de decorados para la escenografía de espectáculos en vivo, eventos y audiovisuales.
ART524.3 Maquinaria escénica para el espectáculo en vivo.
ART526.3 Utilería para el espectáculo en vivo.

En el caso de la familia denominada de Imagen personal, cuenta en su oferta con cursos como los que se señalan:

IMP249.3 Peluquería técnico-artística.
IMP396.3 Caracterización de personajes.

En el caso de la familia denominada Imagen y sonido encontramos la oferta específica siguiente:

IMS075.3 Luminotecnia para el espectáculo en vivo.
IMS437.3 Asistencia a la producción de espectáculos en vivo y eventos.
IMS442.3 Regiduría de espectáculos en vivo y eventos.

Evidentemente, se trata de un catálogo nacional que las comunidades autónomas desarrollan en función de sus necesidades específicas, pero siempre considerando las familias profesionales de partida, entre las que no figura la que debiera denominarse “Artes del espectáculo”. Está por hacer un estudio global sobre la implantación y oferta de los cursos citados, o de otros anteriores a los que estos substituyen, así como del alumnado de los mismos y sobre su profesorado, también en su vinculación con la demanda laboral y la transición al empleo de los que cursan la actividad. Igualmente sería necesario vincular, como se dijo, la oferta de cursos y la demanda registrada en el Servicio Nacional de Empleo y trasladada al catálogo de ocupaciones.

Habiendo cubierto en parte, al menos sobre el papel, los niveles 1 y 5 (lo que no quiere decir que no se precisen medidas para mejorar su situación y su oferta), la regularización del ejercicio profesional en el campo de las artes escénicas, en cuanto a cualificación se refiere, precisa que se pongan en marcha medidas para desarrollar estudios específicos de formación profesional. La LOE en esta cuestión es clara y precisa, y en su “disposición adicional trigésimo segunda”, referida a “nuevas titulaciones de formación profesional”, establece que “en el período de aplicación de esta Ley, el Gobierno, según lo dispuesto en el apartado 6 del artículo 39 de la misma, procederá a establecer las enseñanzas de formación profesional de grado medio y grado superior relacionadas con las artes escénicas”.

No estamos ante una demanda de un determinado sector, como pudiera pensarse si tenemos en cuenta experiencias de centros pioneros que luego se citarán, sino que más bien estamos ante una constatación empírica derivada precisamente de ese Catálogo Nacional de Ocupaciones, que demuestra la existencia de numerosas áreas de actividad, importantes en sectores transversales de nuestro tejido productivo y creativo, y para las que no se han establecido los correspondientes recorridos formativos, como sí se ha hecho en otros países europeos, y de nuevo asoman áreas en las que la convergencia con Europa deja mucho que desear.

En esa dirección, la de atender las demandas reales del tejido productivo y creativo, y de las ofertas de empleo, y como hemos reclamado en varias ocasiones, cabría crear una familia profesional de las “artes escénicas” o de las “artes del espectáculo” que contemplase una serie de títulos en función de diversos ámbitos de ejercicio profesional, desde los vinculados con la tecnología escénica hasta los más relacionados con la animación sociocultural y la educación social. Es sumamente importante no perder de vista este último ámbito, como poníamos de manifiesto en un trabajo colectivo (Caride y Vieites, coords., 2006).

Habría que definir con claridad la familia profesional de las Artes del espectáculo, considerar qué ciclos formativos integrar en la misma y determinar cuáles serían de grado medio y cuáles de grado superior. Sin ánimo de presentar una propuesta elaborada y cerrada, pero con la intención de avanzar ideas, creo que habría que estudiar qué áreas de actividad son susceptibles de recibir un trato diferenciado y cuáles no. Y en esa dirección se podría partir de lo ya propuesto a nivel práctico desde el Instituto del Teatro de Barcelona pero ampliando el marco, considerando algunas propuestas que se han realizado desde otros campos, como el de la Educación social, y que tienen especial interés y relevancia, sobre todo desde la perspectiva del ejercicio profesional dada la demanda de ciertas “ocupaciones” que habrá que convertir en profesiones. Sin olvidar, claro está, lo que se ha hecho en Europa y otros países hasta el momento, que no es poco. Así llegaríamos a la tabla que proponemos, en la que incluimos una oferta básica, realmente elemental, que se podría completar y complementar en el futuro en función de las necesidades del sector y de las diversas aportaciones que a buen seguro suscitaría la existencia misma de la familia profesional.

FAMILIA PROFESIONAL DE LAS ARTES DEL ESPECTÁCULO
NIVEL	ÁREA DE ACTIVIDAD	HORAS
Grado Superior	Animación teatral	2200
Grado Superior	Gestión teatral	2000
Grado Superior	Iluminación	2000
Grado Superior	Sonido	2000
Grado Superior	Caracterización	2000
Grado Superior	Indumentaria	2000
Grado Superior	Regiduría y tecnología escénica	2200
Grado Superior	Construcción escenográfica	2200

No queremos dejar de señalar que estamos ante una posibilidad que ya se ha venido explorando en el Instituto del Teatro de la Diputación de Barcelona a través de la Escuela Superior de Técnicas de las Artes del Espectáculo (ESTAE), que en la actualidad ofrece programas que conducen a la obtención de una titulación propia avalada por la Universidad Politécnica de Barcelona. Los títulos en cuestión son en Luminotecnia, Sonido y Maquinaria. Una experiencia pionera que hay que destacar y que ya abre el camino a esos estudios sumamente necesarios por razones múltiples. Una medida que potenciaría una mayor especialización de los trabajadores y trabajadoras y su excelencia profesional, e incidiría positivamente en el aumento y diversificación de las plantillas, para converger, en efecto, con Europa, también en el reconocimiento de derechos y la determinación de deberes, todo lo que evitaría no pocos problemas laborales en los teatros.

Tampoco podemos dejar de señalar y destacar toda la experiencia desarrollada desde el Centro de Tecnología del Espectáculo (CTE) de Madrid, dependiente del Ministerio de Cultura, con una dimensión igualmente pionera y una trayectoria que habría que tomar en consideración a la hora de diseños y elaboración de planes. En el CTE se ofrecen cursos de ciclo corto y cursos de ciclo largo, y aunque su experiencia se sitúa en el territorio de los procesos no formales, no por ello deja de ser significativa.

Finalmente, es importante señalar que el espacio más adecuado para esta necesaria oferta educativa tal vez sea el de los Centros Integrados de Formación Profesional, en este caso un centro especializado en artes del espectáculo y que podría ofrecer cursos en los tres subsistemas: la formación ocupacional, la formación profesional específica y la formación continua. Vincular esta familia profesional “Artes escénicas” con la de “Imagen y sonido” permitiría optimizar recursos y avanzar en la especialización transversal de sus titulados.

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