logo Centro de Documentación Teatral
Logo Don Galan. Revista Audiovisual de Investigación Teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2
NÜM 1

PortadaespacioSumario

espacio en blanco
2. VARIA

Logo Sección

2.2 · La realidad más “irreal”:
Técnicas posmodernas en la dramaturgia de Gracia Morales


Por Lourdes Bueno.
 

Primera  · Anterior -12345-  Siguiente ·  Última

 

Ilustración


La realidad más “irreal”:
Técnicas posmodernas en la dramaturgia de Gracia Morales

Lourdes Bueno
Austin College
lbueno@austincollege.edu

 

Resumen: Una de las afirmaciones sobre la literatura posmoderna es la falta de interés de los autores por cualquier realidad extra-literaria. Con esta premisa, posmodernismo y compromiso se presentan como términos excluyentes. Tomando como ejemplo la dramaturgia de Gracia Morales, una de las voces más interesantes del panorama teatral contemporáneo español, este ensayo trata de demostrar cómo ambos términos son perfectamente compatibles. Morales logra con éxito ese “difícil equilibrio” que el texto debe mantener entre su vocación de conciencia pública y su esencia de objeto artístico.

Palabras clave: Posmodernismo, Irrealidad, Gracia Morales, Compromiso.

Abstract: One of the premises of postmodern literature is the belief on the authors´ lack of interest for any extra-literary reality. Taking this into account, postmodernism and commitment seem to exclude each other. Focusing on Gracia Morales´ plays (she is one of the most interesting voices in the Spanish contemporary drama), this essay will try to demonstrate how both terms are perfectly compatible. Morales succeeds in reaching the “difficult balance” that the play has to keep between its vocation as public conscience and its essence as artistic object.

Key words: Posmodernism, Irreality, Gracia Morales, Commitment.

 

Cuando se intenta poner etiquetas o clasificar una realidad que aún está dando sus mejores frutos es imposible lograr la distancia necesaria para lograr una cierta objetividad y, con ello, se corre el riesgo de caer en generalidades que se vuelven contradictorias o que ofrecen ideas opuestas a dicha realidad. Eso es lo que ocurre con una de las afirmaciones más aceptadas sobre la literatura posmoderna: según aquella, las obras posmodernas reflejan una falta de interés por los conflictos existenciales del hombre, a nivel individual o colectivo, o por la búsqueda de sentido del mundo, puesto que, como defienden algunos, los autores posmodernos solo parecen concentrarse en la propia realidad textual (lingüística, estética o metaficcional), desinteresándose completamente por cualquier otra realidad extra-literaria. Esto nos llevaría a plantearnos que, desde esta perspectiva, “las nociones de posmodernidad y compromiso parecen excluirse mutuamente”, puesto que “En una literatura posmoderna comprendida de esta manera, ¿dónde queda espacio para planteamientos éticos y compromiso político y social?” (Floeck, 2004, 191-2).

Ahora bien, si nos acercamos a esos textos y, más concretamente, a las obras dramáticas1 españolas de principios del siglo XXI, observamos una situación completamente distinta a la señalada, tal vez porque, como señala Floeck (2004, 195), “La situación política del país en el transcurso del siglo pasado, caracterizada por largas dictaduras y graves conflictos sociales” ha influido de manera muy marcada en los escritores consiguiendo que no se disuelva “su sentimiento de responsabilidad frente a una realidad considerada cada vez más como insuficiente y degradada”. El propio Floeck (2004, 200) afirma que “En todos los debates y entrevistas de los últimos años, los autores se pronuncian claramente en favor de un teatro conectado con la realidad actual”, lo cual explicaría la presencia de un conjunto muy nutrido de textos dramáticos que reflejan un fuerte compromiso político y social de los autores con esa realidad de la que forman parte.

Gracia Morales, una de las autoras más interesantes dentro del panorama del teatro español contemporáneo, confirma lo dicho anteriormente con estas palabras: “Desde que empecé a escribir teatro reconozco una intención, renovada en cada uno de mis textos: la de in-quietar al público, la de desconcertarle y hacerle que se interrogue por algún aspecto de nuestra sociedad y ponga en tela de juicio este supuesto ‘bienestar’ en el que vivimos”2. La dramaturga nos confiesa así su compromiso social con la realidad, con nuestra realidad, a pesar de los obstáculos que pueda encontrar a la hora de hacer llegar su obra a ese mismo público al que pretende inquietar3, ya que, como Yolanda Ortiz Padilla (736) afirma, al interrogarse sobre la notable ausencia de obras de autores jóvenes en nuestras tablas, “las obras de gran parte de nuestros dramaturgos no se estrenan porque, por unas causas o por otras, no es ‘políticamente correcto’ que la realidad de la calle suba a los escenarios” y, por ello, “se prefieren las realidades escénicas lejanas […] Ante esta situación”, sigue diciendo Ortiz Padilla (736), “el dramaturgo tiene que tomar la difícil decisión de trabajar por una industria del entretenimiento –subvención– o por construir una sociedad crítica –subversión–”. Para esta investigadora (737), Gracia Morales pertenecería a “esa trinchera de jóvenes dramaturgos que combaten la actual frivolidad escénica con un teatro que trata de poner en evidencia las injusticias sociales y políticas de la sociedad que los rodea”; estos jóvenes han logrado crear, en sus obras, “un nuevo concepto de compromiso desvinculado de toda servidumbre doctrinal, crítico, que no se adhiere a ningún lenguaje escénico en particular”, ya que, según Ortiz Padilla (737), se trataría de “un compromiso con su tiempo y con su historia que no está reñido con el compromiso con su propia creación artística”.

La célebre dualidad horaciana es la que precisamente se plantea Gracia Morales al enfrentarse a la escritura de una obra, ese “difícil equilibrio” que el texto debe mantener entre su vocación de conciencia pública y su esencia de objeto artístico. Y el objetivo de este trabajo no es otro que el de analizar los mecanismos, claramente posmodernos, y, de forma más específica, la creación de los dramatis personae que Morales utiliza para transmitirnos su mensaje social sin que el texto pierda un ápice de su belleza artística.

Como afirmé en líneas anteriores, es innegable el compromiso que nuestra dramaturga ha establecido con la realidad por la que atravesamos los hombres y las mujeres del siglo XXI. Sus piezas teatrales nos hablan de temas tales como:

  • la violencia machista y el maltrato físico y/o psicológico que sufre la mujer, y que podemos encontrar en obras como Como si fuera esta noche o ...Tal astilla;

  • el mundo de la indigencia, que presta sus personajes a Un horizonte amarillo en los ojos y Vistas a la luna;

  • la ineficacia burocrática, irónicamente plasmada en Formulario quinientos veintidós (o en su adaptación, 9.15: Martínez Ruiz);

  • la delicada situación de los ancianos, junto con el conflicto generacional, que vemos en A paso lento;

  • la delicada cuestión de la “memoria histórica”, que se convierte en núcleo central de NN12 o ¿Consigues dormir por las noches?, y, en general, las terribles consecuencias que conlleva cualquier conflicto bélico, como vemos en Un lugar estratégico;

  • o bien, el control que ejercen los regímenes totalitarios, como en Quince peldaños y Papel.


1 Ya Linda Hutcheon sugería que la parodia podía considerarse como “a perfect postmodern form”; idea que recoge Nick Kaye (22)  para concluir que, entonces, “performance may be thought of as a primary postmodern mode.” Por su parte, Birringer (44) sugiere que no se puede especificar “a historical moment of transition to postmodernism in theatre and performance art”, ya que, a diferencia de la arquitectura o la moda, “theatre never advertised or formulated the changes that it overtook.” Para este autor (45), la mayoría del teatro posmodernista “made its way into the 1980s without knowing the discourses of postmodern theory.”

2 Palabras tomadas de un artículo escrito por Morales, “El difícil equilibrio”, que aparece publicado en la Revista Teatro n. 24 del CELCIT (http://www.celcit.org.ar/publicaciones/rtc.php).

3 En los textos dramáticos más actuales se observa claramente “la reivindicación de un espectador activo que recupera a su vez la condición política y subversiva del teatro en una sociedad anestesiada por la pasividad”. (Pérez-Rasilla, 131).

 

Primera  · Anterior -12345-  Siguiente ·  Última

 

espacio en blanco

 

 

 

 


Logo Ministerio de Cultura. INAEMespacio en blancoLogo CDT


Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mecd.es | ISSN: 2174-713X | NIPO: 035-12-018-3
2012 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Portada   |   Consejo de Redacción   |   Comité Científico   |   Normas de Publicación   |   Contacto   |   Enlaces