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2. VARIA

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2.1 · LAS MEMORIAS TEATRALES DE JOSÉ GORDÓN: “ARTE NUEVO” Y “LA CARÁTULA”


Por Gregorio Torres Nebrera
 

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NOS EMBARGAN LA TAQUILLA

La sesión del teatro Lara la empezamos a preparar con una gran ilusión. Era la primera vez que un empresario de local nos daba facilidades. No obstante, nuestra economía era tan pobre que un billete de cien pesetas casi nos producía escalofríos. Por vez primera no se hicieron los decorados. Se alquilaron a la Viuda de López y Muñoz. El atrezzo necesario nos era servido por Vázquez. Para poderle pagar nos faltaban cien pesetas y Amparito Conde nos dio una cadena de oro para que la empeñásemos.

El día anterior a la representación tuvimos un gran disgusto. Nos comunicaron que la obra de Joaquín Andrés Media hora de luz nos había sido prohibida. Joaquín y yo fuimos al despacho del Director General de Teatro, pero no conseguimos nada. No teníamos más remedio que dar la representación, fuese como fuese… Por otra parte, aquella prohibición nos cogió a todos tan de sorpresa, que es lo que menos podíamos imaginarnos. La obra transcurría en un submarino en el fondo del mar, al que le era imposible salir a flote. Al final, el comandante del barco se suicidaba.

Por la noche decidimos montar otra obra en un acto, de no recordar. Pese a los pocos ensayos, la obra salió bien, y el público no notó nuestra precipitación61. Se anunció en los carteles de la calle el cambio de título, pero en los programas, no. El crítico de Ya “hizo la crítica” de la obra suspendida, pues, como no fue, no pudo enterarse del cambio. Es decir, que hizo la crítica de tres obras que no había visto.

Pero la tragedia auténtica de aquella sesión fue el embargo de nuestra taquilla. Un agente judicial se hizo cargo de la misma a las once de la noche. Para responder de nuestra deuda a menores62. Nadie nos contestó jamás a aquella célebre instancia solicitando pagar a plazos. La contestación fue embargarnos. Por culpa de aquello, mucha gente se quedó sin cobrar. Conrado Blanco, uno de ellos. Pero Conrado jamás lo reclamó. Los demás nos persiguieron durante mucho tiempo, hasta que, poco a poco, les fuimos pagando.

Si yo saqué algo concreto de aquellas sesiones, fue un descrédito administrativo que todavía arrastro. Nadie comprendía nada y, por el contrario, todos nos subían los precios de todo, como si en el fondo hubiese habido una extraña conjura para nuestro “Arte Nuevo”. Estaba visto que no podíamos actuar en teatro normales, pero nosotros teníamos que seguir actuando63. Recurrimos al director del Instituto Lope de Vega64. Dicho Instituto tiene un teatro muy bonito. Nos lo concedió y nos cobró quinientas pesetas. Hicimos la trilogía de Azorín Lo invisible65.El propio Azorín acudía diariamente a los ensayos. La obra se hizo y logramos que la prensa acudiese a un local no público como teatro. Quisimos hacer una segunda sesión66, y no pudimos, pues el claustro de profesores se oponía –nunca supe por qué–. Nos fuimos al Instituto Cardenal Cisneros67. Allí dimos varias sesiones y estrenamos, entre otras, una obra de Eusebio García Luengo, La escalera68. Tuvimos una discusión con el secretario del Instituto, seguramente por motivos económicos. De allí nos fuimos al teatro Ramiro de Maeztu69. En esta sesión aparece un nombre nuevo, que en lo sucesivo va a estar muy ligado a mis actividades teatrales, José María de Quinto70. Pepe Franco me lo presentó un día en su casa, y me dio una obra suya que él titulaba Nuestro pueblo (réplica a Nuestra ciudad71). Después me dio otra obra que llevaba por título Sed. Yo ya estaba preparando esta sesión, en la que se estrenaba una obra de Alfonso Paso, 3 mujeres 3, otra de Alfonso Sastre, Cargamento de sueños [fig. 6], y otra de Medardo Fraile, El hermano72. Pese a tener el programa cubierto, incluimos la obra de Quinto, que fue en cuarto lugar. José María me ayudó mucho en aquella sesión, que por otra parte, gustó muchísimo73… Pero “Arte Nuevo” tocaba a su fin. Las deudas nos agobiaban cada vez más, y el cansancio y el desánimo se apoderaban de nosotros. No teníamos locales donde actuar, y los teatros nos pedían precios auténticamente prohibitivos. Se había intentado todo, pero la verdad es que a nadie le importaba que aquel grupo muriese, y, por el contrario, más de uno se llevó una gran alegría74.

Hubo un tiempo en que nos paseábamos como sonámbulos, y sin saber por qué se produjo entre nosotros una pequeña desunión, que duró muy poco, pues siempre estuvimos los unos al lado de los otros. Sastre se unió más a Carlos José Costas, y después a Alfonso Paso. Ellos fundaron, dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, un teatro experimental, que se llamó “La vaca flaca”; dio una o dos sesiones y no continuó75. José María de Quinto me veía con frecuencia. A él y a Medardo fue a los primeros que comuniqué la idea de crear un teatro de cámara que presentase las últimas novedades teatrales del mundo. Les interesó el proyecto, y no sé cómo se unió a nosotros –solo una sesión– Francisco Tomás Comes76, y empezamos a madurar estar idea. Poco tiempo después nació “La Carátula”. Aunque Sastre y Paso no figuraron jamás en “La Carátula”, yo seguía con mi amistad de siempre, y en más de una ocasión les pedí consejo y ayuda. Alfonso Sastre se dedicó de una forma más activa a la creación literaria. Lo mismo hizo Alfonso Paso.

La realidad es que se había logrado hundir el grupo más original de cuantos han existido de este tipo en el teatro, pues “Arte Nuevo” fue un movimiento de creación. Un movimiento de autores. Habría sido muy fácil tendernos una mano. Una pequeña ayuda. Por pequeña que esta hubiese sido, “Arte Nuevo” hubiese continuado. No cerramos nuestras puertas al ingreso de nuevos autores; por el contrario, las abrimos de par en par. Se logró agitar al público, y poco a poco interesarle por nuestro teatro. Pero por culpa de los locales y de los impuestos, cada sesión se nos ponía en unas diez mil pesetas, y eso era imposible hacerlo de taquilla, teniendo como base el estreno de autores nuevos. Hoy algunos empresarios, que entonces nos negaron toda ayuda, estrenan a los autores surgidos de “Arte Nuevo”. Esto debía invitarles a la meditación sobre la importancia que tiene el dar facilidades para que surjan autores. Pero estos empresarios, que de teatro no saben ni entienden nada, seguirán en su ceguera egoísta de dos más dos, y seguirán hundiendo el teatro. Únicamente el Estado, obligando a un día de descanso, y a alquilar ese día el teatro a los grupos experimentales, podría resolver el problema.

 

NACE “LA CARÁTULA”

“La Carátula” va a tener en el teatro español una gran importancia. Primero, va a ser el único teatro que durante dos años y pico77 será constante en sus sesiones. Segundo, en “La Carátula” van a tener grandes éxitos y se van a dar a conocer muchos actores y actrices. Por otra parte, Williams, Miller78, Salacrou, Moloudji y tantos otros autores79 van a ser conocidos por vez primera en España gracias a “La Carátula”. Este teatro nacía herido. Las deudas de “Arte Nuevo” le hacían sombra.

José María de Quinto se entusiasmó con la idea, y yo le ofrecí dirigirlo conmigo. José María todo el tiempo que estuvo en Madrid –por aquella época hizo su servicio militar en Jaca, de donde hay una anécdota graciosísima que ya contaré– fue un trabajador infatigable.

El problema del teatro seguía siendo problema. En la Casa Sindical –antigua Casa del Pueblo– había un teatro, y se alquiló. Allí dimos nuestra primera sesión80. La obra elegida fue La desconocida de Arras de Armand Salacrou. La traducción era de José Franco. En aquella ocasión presentamos al público de Madrid, por primera vez, a Carmen Vázquez Vigo81, que tenía, eso sí, una gran popularidad radiofónica. Completaron el reparto María Jesús Valdés, María Luisa Romero, Blanquita Sendino82. De ellos, Valeriano Andrés, Ricardo Lucia, Enrique Cerro, Gerardo Rodríguez, etc.

La obra gustó mucho –era la primera vez que se daba a Salacrou traducido, según creo–, pero en el teatro hacía un frío imposible, y si continuábamos dando las sesiones en este local corríamos el riesgo de quedarnos sin público.

Para la segunda sesión83, Santiago Magariños84 nos dio un ejemplar de El zoo de cristal. Se hizo la traducción y José María y yo hicimos una adaptación de la obra85. Adaptación –única autorizada en España– que se ha hecho desde entonces por compañías y grupos experimentales y de cámara86. Esta sesión la daríamos en el P.M.M87, que tiene un teatro bastante aceptable. El día del estreno enfermó Enrique Cerro, y tuvo que sustituirle Alfredo Muñiz. Ricardo Lucia hizo de Tom. Carmen Vázquez Vigo, la madre, y María Luisa Romero, Laura.

Como Ricardo Lucia tenía ensayo general en el María Guerrero, la dirección no le daba permiso. Alfredo Marqueríe intervino cerca de Huberto Pérez de la Ossa88, y nos lo consiguió89.

Una sesión extraordinaria de “La Carátula” fue la que dimos en el teatro Benavente. Estrenamos La Celda de Marcel Moloudji90. Carmen Vázquez Vigo, Berta Riaza, Alicia Altabella y María Luisa Romero fueron las únicas intérpretes91. Berta Riaza estaba considerada en el ambiente, y había hecho papeles importantes en el “teatro íntimo” que José Luis Alonso tenía en su casa92, pero Berta Riaza se presentó por vez primera en un escenario, frente a un público y una crítica, en La Carátula93. Berta estuvo extraordinaria. Ocurrió un incidente que merece ser comentado. El apuntador me pidió que le pagase por la tarde. Cosa rara: pude hacerlo, y le di el dinero. Por la noche nos llegó borracho. Las actrices no le entendían nada. Esto dio a la obra un nerviosismo que contribuyó al éxito, pues en realidad la comedia se la sabían de memoria.

Los inconvenientes económicos fueron otra vez fuertes, pese a que llenamos el teatro totalmente. Como no teníamos dinero para pagar el alquiler del atrezzo, y nos hacían falta dos camastros, me fui a ver a un sargento de un cuartel cercano. Este nos llevó a un capitán, y por fin conseguimos que nos los dejaran del propio cuartel. José María y yo cargamos a hombros con los catres y los colchones y los trasladamos al teatro.

Teníamos un socio extraordinario, a quien yo quiero, desde aquí, dar fe de mi agradecimiento. Se trata del ex embajador de la Argentina en España, doctor Radío, y de su consejero, doctor Lagorio94. Tenían abonado un palco, que jamás dejaron de ocupar. Nos hacía una propaganda extraordinaria, y él mismo se encargaba de vendernos entradas.

“La Carátula” dio también sesiones en el Infanta Beatriz95. Allí estrenó La señorita Julia, de Strindberg, que interpretaron María Jesús Valdés y Enrique Cerro96. Esta obra fue un gran éxito para María Jesús. Se estrenaron también Intimidad, de Pellerin, y Más fuerte que ellos, de Bernard Shaw97. Con esta obra nos ocurrió una cosa muy particular. Se solicitó permiso a Bernard Shaw, indicándole que no nos cobrase derechos de autor. La traducción se había hecho de otra traducción italiana. Bernard Shaw contestó que él no tenía ninguna obra que se titulara así, pero que le contásemos el argumento para ver si la localizaba. Lo hicimos y nos contestó que sí, que esa obra era suya, y nos daba el título original. Estaba dispuesto a autorizarnos la obra, pero cobrando. “No estoy dispuesto a no cobrar por una cosa que yo he escrito. Lo considero inmoral”.

En el Beatriz estrenamos también A Electra le sienta bien el luto de O’Neill98. Fueron sus principales protagonistas María del Carmen Prendes, María Jesús Valdés y María Luisa Rodero. Gustavo Pérez Puig hacía en esta sesión un papel insignificante. Gustavo también se estaba iniciando en el teatro99.

[Núm. 116-117, agosto-septiembre 1958, p. 24].



61 Esa otra pieza de sustitución, pero del mismo autor, sería la titulada Parábola de la tierra a pique.

62 Al ya referido impuesto de menores que gravaba el teatro.

63 A partir de ahora Gordón resume bastante el último tramo de vida de “Arte Nuevo”, refiriéndose muy de pasada al epílogo que supuso la actuación del grupo en los teatros privados de diversos Institutos de Bachillerato de Madrid. Pero antes, a comienzos del año 47, y el 3 de marzo, se llevó a cabo en el teatro-cine María Cristina una nueva sesión, que se pretendía repetir todo los primeros lunes de cada mes. La sesión programada para el primer lunes de marzo estuvo formada por estos tres títulos: Por vez primera en mi vida de García Luengo, La honrada familia Frank de Gordón y Paso y el poema escénico en un acto Comedia sonámbula de Sastre y Fraile. Seguía siendo director de los espectáculos José Franco.

64 Prestigioso centro de enseñanza secundaria sito en la calle de Embajadores.

65 Alfredo Marqueríe reseñaba esta sesión en el Abc del 16 de noviembre de 1947: “Anoche, en el teatro del Instituto Lope de Vega, la organización Arte Nuevo, que dirige José Gordón, representó la trilogía de Azorín Lo invisible. Comenzó la sesión con la lectura, hecha por Enrique Cerro, del “Poema de un teatro de vanguardia”, original de Alfonso Sastre, y a continuación se dio vida en el escenario al prólogo y a los tres actos de la citada trilogía. La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death, de 3 a 5 fueron incorporadas felizmente por las actrices y actores de Arte Nuevo. En este trabajo merece especial mención, por su comprensión, su finura y su experiencia, la admirable Amparo Reyes, que generosamente puso su prestigio y su exquisita sensibilidad al servicio de la noble empresa. Con ella compartieron los aplausos del público Ángeles Montenegro, María Luisa Romero, Consuelo Marugán, Amparito Conde y los señores Urrea, Rodríguez, de Castellanos y Alfonso Paso, así como la tarea de dirección escénica, a cargo de Paso, Sastre y Fraile. Los espectadores escucharon con deleite la bella palabra del maestro Azorín, entregada íntegramente al servicio de la más pura y esquemática estética teatral, y también al de sugerir la presencia de una emoción sobrenatural en el tablado, lograda sin ninguna clase de cesiones ni concesiones. El experimento de Arte Nuevo, en su loable intento de revisión, fue justamente celebrado y aplaudido por los espectadores”. El poema-manifiesto, a modo de prólogo, al que aludía Marqueríe se ha rescatado en el prólogo al tomito dedicado por Sastre a su primer teatro (Teatro de vanguardia. Hondarribia, Hiru, 1992, pp. 19-22). Poema fechado el 14 de septiembre de 1947 y –según Sastre– fue leído por el actor Enrique Cerro. Una suerte de moderna loa en la que Sastre proponía y defendía los objetivos de renovación que ese grupo quería llevar a la escena española: “Venimos al asalto de los carcomidos camerinos / para fumar en ellos los cigarrillos nuevos […]. Somos la gente nueva y misteriosa cuya inédita angustia / exige un escenario, una luz, un suspiro[…]. Pues ¿a qué venimos nosotros sino a incendiar las viejas salas, /a estallar los petardos de nuestra indignación / bajo las barbas de los asesinos del teatro? […] Traemos, ya lo veis, la gran idea, / la encendida idea de una vida mejor, / de un arte nuevo”.

66 Según un suelto del Abc del 31-10-1947, “Arte Nuevo” tenía en proyecto representar, además de la trilogía azoriniana, la obra de Gómez de la Serna Escaleras y la obra de Lorca Así que pasen cinco años. Y se añadía en el mismo texto que “en el repertorio de estrenos figuran también otras producciones de Gordón, Medardo Fraile, Alfonso Sastre, Pérez Valiente, Julio Angulo, García Luengo y otros varios autores”.

67 Uno de los institutos de secundaria más antiguos y de mayor solera de Madrid. Se levanta en la calle de los Reyes, en las proximidades de lo que fue la Universidad Central de Madrid (sede actual de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, en la conocida calle de San Bernardo). Se creó en 1845, y fue fruto de la Ley Pidal.

68 Dicha sesión era reseñada por el Abc del 15 de febrero de 1948: “El teatro experimental Arte Nuevo, que dirige José Gordón, ha dado una representación en el Cardenal Cisneros. Se representó un buen drama, condensado y sintético, de Eusebio García Luengo, La escalera, que el autor debería desenvolver y desarrollar más ampliamente, porque el tema lo merece y porque en él confirma sus excelentes dotes de autor. También se representaron con éxito una tragedia de Carlos José Costas Cuando llega la otra luz y el drama de Alfonso Paso Compás de espera. Y fueron justamente aplaudidas las loas de Antonio Oliver, con música de Medina, que interpretó admirablemente la soprano Laura Nieto. Autores e intérpretes recibieron muchas ovaciones”.

69 Centro de enseñanza ubicado en los altos de la calle de Serrano, creado en 1939 y centro de referencia de investigaciones pedagógicas.

70 José María de Quinto (1925-2005) fue dramaturgo, director escénico, crítico teatral (en Ínsula) y narrador especializado en relatos cortos, además de partícipe en románticas aventuras teatrales con Alfonso Sastre (TAS, GTR). Estrenó con “Arte Nuevo” su pieza Sed, como a continuación se afirma.

71 La obra de Wilder se estrenó en Madrid en diciembre del 44, en el María Guerrero, en traducción de J.J. Cadenas, traducción que se publicó en el primer número de la revista Fantasía, acompañada de siete fotografías de la representación. Quien fuera el director del montaje, Luis Escobar, recuerda este estreno en sus memorias: “José Juan Cadenas, gran hombre de teatro, me trajo, traducida por él, una comedia extraordinaria: Our town (Nuestra Ciudad), de Thorton Wilder. Cuando ya la teníamos montada, apareció la película en la cartelera de la Gran Vía. Me callé como un muerto y pospuse la presentación de la comedia. La película pasó sin pena ni gloria y a las pocas semanas fue retirada del cartel. Entonces estrenamos nosotros y tuvimos un éxito fenomenal. Guillermo Marín, en el narrador, tuvo uno de los más grandes triunfos de su triunfal carrera. Toda la compañía brilló de una forma extraordinaria: Elvira Noriega, don Ricardo Calvo, Carmen Seco, Lola Bremón, José María Mompín, Conchita Tapias, Mercedes Albert, Gabriel Miranda, Concha López Silva…Todos, en fin, sacaron un enorme partido de una de las obras más bellas del siglo XX. Entonces la película volvió apresuradamente a la Gran Vía. Pero ya el éxito de la comedia estaba consolidado. Nuestra ventaja estaba en que la película era realista y la obra, con el escenario sin decorado, dejaba todo el vuelo al juego del actor y a la imaginación del público” (Escobar. En cuerpo y alma. Madrid, Temas de Hoy, 2000, pp. 155-156). En efecto, el director americano San Wood trasladó la comedia a la gran pantalla en 1940, con Willian Holden y Martha Scott, y alcanzó cinco nominaciones al Oscar. Un grupo universitario de ensayo de la Escuela de Ingenieros Industriales (TEDE) volvió a escenificarla en 1953. La réplica de de Quinto y Francisco Azorín, Nuestro pueblo, se publicó en 1946, y era un texto discreto, humilde, definido como “momento rural”, pues, en efecto, en un pueblo típico y tópico de la paramera castellana se sitúa una endeble acción, en la que es prioritario el toque costumbrista a través de los diversos tipos que comparecen, y en tres momentos: la víspera de la fiesta patronal, el día de esa fiesta –incluidos misa, procesión, festejo taurino con el “Litri”, baile y fuegos artificiales– y la mañana siguiente a la misma. La obrita no renuncia a un leve conflicto amoroso entre una pareja que se empeña en quererse por encima de desavenencias vecinales, y con la ayuda, para sus propósitos, de las inoportunas pretensiones del forastero que viene de la capital con la intención de seducir a las mozas pueblerinas, y el rechazo de los autóctonos de la zona a esa jactancia (una pequeña variante de la alabanza aldeana frente al menosprecio de corte). Lo que finalmente puede interesar de la pieza (y por ello se concibe como una contestación a la obra de Wilder) es el epílogo, cuando dos ancianos del lugar, el Tío Sentencias y la anciana y viuda María, se encuentran en el cementerio aldeano, evocando la figura de otro personaje, allí enterrado, a cuya tumba llevan unas flores y unos recuerdos. Así la réplica española introduce un motivo nuclear en la pieza americana, la voz de los muertos, del pasado, que se transmite, y permanece, en la voz y tradición de los vivos. En Nuestro pueblo se reconoce la gravitación y vigencia del pasado, que las vidas se suceden en el tiempo dialogando con ese pasado porque los muertos hablan –dice Tío Sentencias, haciendo honor a la connotación de filósofo rural que su sobrenombre conlleva– “con una voz especial que contesta a nuestro recuerdo y a nuestras oraciones. Es un hilo invisible y misterioso que une costumbres y se llama Tradición”. Las palabras del personaje –que equivalen al reconocimiento de la importancia de la Intrahistoria– acaban contrapunteadas por una canción que se oye en off mientras baja el telón final: “Cae la siembra sobre el suelo / que se estremece al recogerla; / para el mañana será el fruto, / hoy para mí la esperanza”. Como en la obra de T. Wilder, hay un narrador que va situando y presentando el lugar escénico y sus diversas secuencias, y la alternativa de de Quinto al texto americano venía a ser, realmente, un canto al teatro costumbrista bajo la pátina de la intrahistoria.

72 Las tres fueron publicadas en Quince obras de Arte Nuevo. Recientemente Cargamento de sueños se ha reeditado en el volumen Teatro Escogido de Alfonso Sastre. Madrid, Asociación de Autores de Teatro, vol. I, pp. 63-81, con un estudio preliminar de Mariano de Paco. Y El hermano, en la antología de teatro breve mencionada en la nota 10.

73 Esa sexta y penúltima sesión de “Arte Nuevo” tuvo lugar el 9 de enero de 1948.

74 En el libro referido –Teatro experimental español– Gordón incluyó un artículo de Sastre, a modo de necrológica del grupo, que inicialmente había aparecido en el diario El Alcázar. En ese texto el autor de Ha sonado la muerte se pronunciaba con parecida amargura a la que destila el texto de Gordón: “Nuestro grito de socorro, socorro de un arte que había nacido y quería subsistir, llegó a todas partes y en todas partes se quedó, confundido unas veces en un cajón entre otros legajos y otras en la mente de un secretario descuidado. Ya no fuimos entonces la juventud alegre […] ¡Hubiera sido tan fácil ayudarnos! Tendernos esa mano amiga que todos esperamos […] Pero ahora todo se ha perdido. Hace unos días, acosados por la legalidad burlona y por la acción solapada, seis hombres firmaron la disolución de “Arte Nuevo”, fueron conscientes culpables de ese aborto, asesinaron el alma de la juventud, destrozaron todos los recuerdos, los amores, las alegrías que se unían a aquel nombre, sin importancia para tantos y que para nosotros era un pedazo del corazón” (Teatro experimental español, pp. 40-41). Mariano de Paco cita también este artículo, pero se lo atribuye, supongo que por equivocación motivada por la coincidencia del nombre de pila, a Alfonso Paso.

75 Tal vez Gordón confunde, o mezcla, ese efímero grupo teatral con el llamado TUDE (“Teatro Universitario de Ensayo”). El 29 de marzo de 1949 se celebró una de esas sesiones, con tres textos: de Paso Cena para dos, de Carlos J. Costas Cuando llegue la luz, y del luego importante novelista Jesús Fernández Santos Mientras cae la lluvia. De la escenografía se encargó Paredes Jardiel y de la dirección escénica el mismo Alfonso Sastre, quien nos da alguna luz sobre aquella efímera actividad teatral universitaria: “En la Universidad, cuando ingresamos, estaba funcionando ya un teatro universitario autónomo, fuera del SEU, que se llamaba TUDE, Teatro Universitario de Ensayo, que lo dirigía el después novelista Jesús Fernández Santos y Florentino Trapero, un compañero suyo. En ese TUDE, Paso, yo y otros, empezamos a trabajar también. Allí hicimos L’annonce faite à Marie de Paul Claudel. Presentamos también una obra de Fernández Santos, Mientras cae la lluvia, en la que trabajé también de actor. Debimos hacer algún otro programa que no recuerdo. Intentamos resucitar allí el grupo Arte Nuevo. Teatro Universitario Independiente, pero nada más anunciar que íbamos a funcionar como Arte Nuevo, en plan de teatro universitario, que antes no lo era, salió en una revista del SEU, Juventud, una nota diciendo que en la Universidad española no había teatros independientes. Venía a decir que todo tenía que pasar por el SEU. De todos modos, hicimos algún programa de Arte Nuevo, con el título de Teatro Universitario Independiente. Lo que sí fundamos inmediatamente, Paso, otros amigos, y yo, fue un grupo que se llamó La Vaca Flaca. En ese grupo hicimos un programa de obras en un acto, de piezas cortas de Tennessee Williams. Después en el TUDE quisimos hacer La casa de Bernarda Alba, de Lorca, y nos lo prohibió el decanato” (cita que procede del libro de Francisco Caudet, Crónica de una marginación. Conversaciones con Alfonso Sastre. Madrid, Ediciones de la Torre, 1984, pp. 30-31).

76 Guionista de cine (escribió con Fernán-Gómez el guión de la cinta Manicomio, 1952). Fue ayudante de dirección, e hizo un pequeño papelito, en la película de Bardem y Berlanga Esa pareja feliz. Fue autor del folleto Siete cartas a Dios y una al diablo (1954). En 1952 codirigió con Fernando Fernán-Gómez el “Teatro de Ensayo” del Instituto Italiano de Cultura, que montó la comedia El seductor, de Diego Fabbri.

77 Entre 1949 y 1952. En total se realizaron ocho sesiones mientras estuvo regentado por Gordón y de Quinto. Luego continuó un tiempo Gordón, en solitario, con la ayuda de Guerrero Zamora.

78 Con el montaje de Todos eran mis hijos, en 1951 y en el teatro de La Comedia, “La Carátula” se apuntó el tanto de ser el primer grupo que escenificaba a Miller en España, meses antes de que lo introdujera en el teatro comercial José Tamayo con la representación de la fundamental pieza Muerte de un viajante. Aquella representación de Todos eran mis hijos tuvo un reparto de lujo: Salvador Soler Marí, Carola Fernán Gómez, María Dolores Pradera y Ricardo Lucia. La traducción y adaptación del texto se debió a Vicente Balart. [fig. 7].

79 También a comienzos de febrero del 49 “La Carátula” ofreció la pieza de Siro Angeli Dentro de nosotros, traducida por Fernando Collado, obra de ámbito rural y de tesis espiritualista. Una obra que algún parecido tiene con un drama de Pemán estrenado casi al mismo tiempo, La casa. Fue este el cartel de la segunda sesión organizada por el grupo el 9 de febrero de 1949, en el teatro del Centro de Instrucción Comercial.

80 El 20 de diciembre de 1948. El diario Abc del 22 de diciembre insertó en la página 25 una brevísima reseña del montaje, en la que se decía que la pieza de Salacrou (una secuela más de los horrores de la Primera Guerra Mundial): “es una especie de drama onírico donde el protagonista se enfrenta con sus recuerdos en el trance decisivo de su existencia”.

81 Carmen Vázquez Vigo, de origen argentino, ha sido, además de actriz, narradora y locutora. Se afincó en España en 1947 al casarse con el director José María Forqué. Obtuvo gran reconocimiento en el terreno de la literatura infantil.

82 La actriz Blanca Sendino (1927-2010) se formó en el TEU y fue una de las participantes en el estreno de Tres sombreros de copa. Fue muy elogiada su interpretación de la vieja trotaconventos en la versión de La Celestina que dirigió en 1955 Salvador Salazar, con el TEU. Destacó también en una de las mejores comedias de Alfonso Paso, No hay novedad doña Adela, y formó parte del reparto de la película de Vajda Marcelino, pan y vino. Su rostro y su peculiar manera de actuar se popularizaron en multitud de intervenciones en los programas dramáticos de Televisión Española, sobre todo Estudio 1.

83 El 9 de febrero de 1949 en el teatro del Centro de Instrucción Comercial, según indica José María de Quinto en el trabajo referido en la nota 85.

84 El profesor Santiago Magariños (1903-1979) fue miembro del Instituto de Cultura Hispánica, pero unas publicaciones reivindicativas de la figura de Miguel Hernández le obligaron a salir de España, viviendo hasta su muerte en Venezuela.

85 Esta traducción pasó, más tarde, a engrosar el interesante catálogo de la colección “Teatro” de Ed. Escelicer, núm. 259, 1960, cuando ya la obra de Williams había circulado y triunfado en el teatro comercial, lo que ocurrió a partir de 1955 (de la mano de Pepita Serrador y a partir de la misma traducción de Gordón y de Quinto). De todos modos es un texto emblemático de Williams que se ha ido programando repetidas veces en nuestra escena: en el 78 la dirigió J.L. Alonso, en el 91 Jorge Eines, en el 95 Mario Gas y en el 2005 fue versionada y dirigida por Cristina Rota y el argentino Agustín Alezzo.

86 La interesante pieza teatral El zoo de cristal fue escrita por T. Williams en 1944 y estrenada en Broadway en 1946. Así pues, cuando es montada por el nuevo grupo de Gordón, a principios de 1949, era una absoluta novedad en el panorama del teatro occidental, y la primera pieza de Williams que llegaba al raquítico panorama teatral español de entonces, por la vía minoritaria del teatro de arte y ensayo. Sin embargo este montaje coincidió en el tiempo con el montaje que hizo en Barcelona el “Teatro de Cámara” de Antonio del Cabo y Rafael Richard, con Marsillach en el elenco, acompañado de Josefina Tapia y Laly Soldevilla. En Buenos Aires la representó la Xirgu. Gordón volvió a ella cuando “La Carátula” se hizo profesional y, dentro todavía del ámbito del Teatro de Arte y Ensayo, fue también escenificada por Guerrero Zamora en su grupo “El Candil”, con la participación de Marsillach.

87 Siglas del “Parque Móvil de los Ministerios”, sito en la calle Cea Bermúdez de Madrid. La aludida representación tuvo lugar el 20 de febrero de 1950, con dirección de Franco y escenografía de Ribas. Según los recuerdos y anotaciones de José María de Quinto esta fue la séptima sesión, y no la segunda, como afirma Gordón. Esta apretada crónica de la trayectoria de “La Carátula” debe contrastarse con la que hace el mismo de Quinto en su trabajo “Memoria personal sobre el teatro” dentro del volumen coordinado por Luciano García Lorenzo: Aproximación al teatro español universitario. Madrid, CSIC, 1999, pp. 63-110; especialmente pp. 70-87.

88 El escritor y director teatral Huberto Pérez de la Ossa (1897-1983) se responsabilizó del teatro María Guerrero junto con Luis Escobar en los años 1949 y 1950. Fue autor de las novelas El opio del ensueño y La santa duquesa.

89 En la revista Índice se hizo una breve recensión del montaje en la que, sobre todo, se elogiaba la meritoria actuación de los intérpretes, baza fundamental de su éxito, pues la obra de Williams se representó “casi sin elementos escenográficos y vivió y triunfó por la palabra y acción de sus intérpretes”.

90 Según de Quinto (art. cit.), esta fue la sexta sesión, en el Teatro Benavente, el 15 de diciembre de 1949.

91 Marqueríe dejó testimonio del hecho en su crónica de Abc del día siguiente: “Anoche inauguró en el Benavente su temporada el Teatro de Ensayo La Carátula, que puso en escena Quatre femmes, de Marcel Moloudji, traducida excelentemente al castellano por Vicente Balart, con el título La celda. José Gordón y José María de Quinto, directores y realizadores de esta experiencia, supieron salvar las positivas dificultades que encerraba la composición escénica de la obra, con la acción circunscrita entre las paredes de una estrecha celda, y demostraron en todo instante su inteligencia y delicado sentido teatral, ayudados por un buen decorado de Rafael Richart. Carmen Vázquez Vigo, Berta Riaza, Alicia Altabella y María Luisa Romero, cuatro jóvenes actrices que tienen ya acreditada en la labor que hasta ahora vienen realizando su sensibilidad, su talento y su buen arte, lograron anoche un triunfo que merece ser subrayado. En las preguntas, en las respuestas, en el relato, en el mandato, en la amenaza y en la súplica, en todas las tensiones y situaciones verdaderamente arriscadas a que fueron sometidas en el curso de la representación, demostraron que son, más que felices promesas, artistas de auténtico rango. Saludamos, pues, en ellas, magníficas confirmaciones que se suman a los valores ya existentes y que demuestran, una vez más, cómo la buena tradición interpretativa de nuestros tablados goza de las más optimistas continuaciones. El público siguió con emoción y con interés el curso de la obra y tributó grandes aplausos al fin de los actos, haciendo que el telón se levantara reiteradamente. Quatre femmes es una obra amarga, dura, sobrecogedora, directamente emparentada con Los muertos sin sepultura, de Sartre, pero a nuestro entender con la ventaja de que la acción se ciñe en una acotación más reducida, sin cambio de cuadros y, por lo tanto, más ambiciosa y difícil. El autor sabe suplir la falta de movimiento escénico impuesta por el asunto con una acción rica en recursos imaginarios y en efectos de influencia exterior. Tal vez abusa un poco del ritornello de la voz del preso, que clama con excesiva insistencia, pero en el resto de la trama mantiene la tensión con verdadero alarde de elocuencia y de verismo dramáticos. El verdadero protagonista de Quatre femmes –descartada su anécdota política limada con buen gusto por el traductor y los realizadores– es un personaje invisible, pero cierto: la angustia. Almas torturadas que se debaten en el encierro, en el ansia de libertad, en las complejas y encontradas pasiones de su prisión, los cuatro personajes de la obra nos dan la dimensión de la tragedia en su dimensión más estilizada y pura. La celda es un alarde del mejor y más moderno y conciso teatro dramático”.

92 A modo del que, en su momento, tuvieron los Baroja. Ese “teatro íntimo” de Alonso, llamado “de la Independencia” (sobrenombre acuñado por Marqueríe), se ofrecía en el inmueble situado en Serrano 3. Un repertorio de calidad, entonces al margen del teatro comercial, que empezó con la obra de Sartre Muertos sin sepultura. Contó con actores incipientes, entonces, que luego fueron grandes nombres de nuestra escena: Narros, Riaza, Amparo Gómez Ramos, Cerro, Alicia Hermida, Ricardo Lucia o Esperanza Navarro, todos alumnos, a la sazón, de Carmen Seco, en el Real Conservatorio. A la citada obra de Sartre le siguieron El águila de dos cabezas de Cocteau, El pozo de Julio Alejandro, El luto le sienta bien a Electra, de O’Neill, La p… respetuosa de Sartre y Ardèle o la margarita de Anouilh. Y en ese mismo teatro se representaron tres aportaciones teatrales de otros tantos críticos del momento: El agua hierve de Marqueríe, Suceso de guerra de Haro Tecglen y Neurastenia de Jorge de la Cueva. Véase la tesis doctoral de Gabriel Quirós Alpera Historia de la dirección escénica en España: José Luis Alonso. Universidad Complutense de Madrid, 2010.

93 En una de las pocas cartas dirigidas a Fernández-Figueroa, director-propietario de la revista Índice en donde aparecieron estas entregas transcritas, cartas que anunciaban el envío de los diversos artículos, o acompañaban a los mismos, Gordón se ufana de haber descubierto para el teatro (en “La Carátula” precisamente) a figuras como Berta Riaza o María Jesús Valdés.

94 Pedro Radío (1894-1956), hombre de gran prestigio profesional y político, fue Embajador peronista en España entre 1947 y 1950. Arturo Lagorio (1892-1969) fue un destacado periodista y escritor italo-argentino, colaborador de La Nación y de Caras y Caretas. Desarrolló actividades diplomáticas en Italia y en España, primero como cónsul en La Coruña y luego como Primer Consejero y Encargado de Negocios en la Embajada de la Argentina en Madrid.

95 Esta formación teatral, cuando superó el tiempo de noviciado como “teatro de cámara”, pasó al ámbito del teatro comercial con el rótulo “La Carátula. Teatro de Arte”. Así en mayo 1952, por ejemplo, representaba La muerte de Ofelia, de Pablo Martí Zaro, en el María Guerrero.

96 Para de Quinto (art. cit.), este fue el texto a representar en la cuarta sesión de “La Carátula”.

97 Esta representación fue el 2 de mayo de 1949. La obra de Strindberg se redujo a un acto. Uno de los últimos espectáculos de “La Carátula”, ya en mayo del 52, fue, como se indicaba en una nota anterior, el de la representación de la pieza de Pablo Martí-Zaro La muerte de Ofelia, en el María Guerrero y en sesión única.

98 Fue la tercera sesión (Teatro Beatriz, 28 de marzo de 1949).

99 Gordón no refiere nada de la quinta sesión en la que de Quinto (art. cit.) nos informa que se representó El pacto de Cristina,del autor argentino ConradoNalé Roxlo, el 25 de mayo de 1949, en el teatro del Círculo de Bellas Artes. Cita a este autor en la última línea de la última entrega conocida.

 

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