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7. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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7.14 · HERREROS MARTÍNEZ, Jorge, El teatro de José María Rodríguez Méndez durante la dictadura de Franco, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2010


Por Cerstin Bauer-Funke
 

 

Portada del libro


HERREROS MARTÍNEZ, Jorge, El teatro de José María Rodríguez Méndez durante la dictadura de Franco, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2010

Cerstin Bauer-Funke
Westfälische Wilhelms-Universität Münster, Alemania


En su estudio sobre el teatro de José María Rodríguez Méndez, Jorge Herreros Martínez explora el nexo entre la vida de este dramaturgo y sus obras escritas durante las dos primeras etapas de su carrera dramática, es decir, los años cincuenta y sesenta. Para resaltar cómo vida y obra están relacionadas de manera significativa, Herreros Martínez aplica “el método de motivos y estrategias” (14) propuesto por el investigador Ángel Berenguer, método cuyo empleo Herreros Martínez además quiere “difundir” (421). Otra meta de este libro es que “puede servir de estímulo para investigadores y estudiosos que traten de completar el análisis de la obra mendeciana, la cual se extiende hasta el año 2004” (422). En efecto, el libro quiere “recompensar, en parte, la desdicha y los desaires que muchos de ellos [los autores, C. B.-F.] han sufrido durante el periodo histórico en el que han vivido“ (13); además, el estudio sirve como “un homenaje a ellos y también un modo de que las actuales y futuras generaciones conozcan más con detalle la obra de estos autores” (ibid.). Antes de adentrarme en este acercamiento biográfico al teatro de Rodríguez Méndez propuesto por Herreros Martínez, puedo resumir que el libro cumple con estos dos propósitos, aunque el empleo del enfoque es, respecto a los resultados presentados por Herreros Martínez, parcialmente discutible.

En el primer capítulo, “Vida y obra” (15-84), Herreros Martínez nos brinda “el recorrido vital del autor” (15). Insistir en “la trayectoria vital y […] la producción artística” (13) de Rodríguez Méndez es fundamental para este estudio, ya que los “motivos”, es decir, la actitud con la que el autor mira y critica a su entorno tanto socio-político como cultural, son más tarde analizados detalladamente en cada capítulo dedicado a las obras dramáticas. Por ello, Herreros Martínez combina la presentación de factos sobre la vida de Rodríguez Méndez con largos extractos de sus conversaciones con este dramaturgo, así como citas de los ensayos mendecianas más bien críticos sobre la cultura e “incultura teatral” 1 en España. La lectura de este capítulo resulta sumamente interesante para comprender y sentir primero los muy diversos motivos que ha tenido Rodríguez Méndez para enfrentarse al sistema político durante la dictadura de Franco, y, en segundo lugar, para sentir la gran decepción del dramaturgo al constatar que la transición a la democracia no ha podido mejorar la situación de los muchos dramaturgos amordazados y marginados durante la dictadura. El recorrido biográfico también restituye detalladamente la cronología de los éxitos y fracasos teatrales de Rodríguez Méndez a lo largo de su carrera como dramaturgo, para poder terminar con lo que Herreros Martínez llama al final “los reconocimientos” (80), es decir, los diversos premios otorgados a las obras de Rodríguez Méndez, los actos conmemorativos y de homenaje celebrados y las puestas en escena realizadas en distintos teatros en España.

En el segundo capítulo, “Contexto metodológico” (85-97), Herreros Martínez expone el método y “la teoría de motivos y estrategias” (85) que “trata de explicar la génesis de la obra teatral en la contemporaneidad desde la perspectiva del autor” (85). En este contexto, es importante señalar que según el investigador, la obra de Rodríguez Méndez siempre es una reacción crítica ante la situación social y política durante la dictadura de Franco. Por ello habla del “entorno” (85) como factor determinante de la dramaturgia mendeciana para subrayar que el acento de su tesis no está exclusivamente en lo dramatúrgico, sino también en la actitud del dramaturgo frente a la sociedad y el teatro de su tiempo. El segundo aspecto del método son “las estrategias”, es decir, las formas creativas que le  sirven a Rodríguez Méndez para formular su visión crítica del contexto social-político en el que escribe sus dramas. Tales estrategias son el lenguaje, los temas, la estética en general (realismo, naturalismo…) y ciertos modelos dramáticos (sainete, entremés…) empleados por el autor. Otro aspecto de este capítulo es la subdivisión del análisis de las muchas obras dramáticas en etapas. La primera es llamada “Confrontación con el sistema franquista (1953-1965)”, la segunda “Exilio interior (1965-1972)”,  la tercera “Restauración de valores (1975-1983)” y la última “Nuevo periodo de confrontación con el sistema (1984-2004)”. El presente estudio va dedicado a obras escogidas de las dos primeras etapas, en total 11 de los 18 dramas de la primera y 5 de los 9 dramas de la segunda etapa.

La parte central del estudio es dedicada al análisis de estas 16 obras dramáticas (“La creación teatral durante la dictadura de Franco”, 99-411). Siguen las “Conclusiones” (413-423), un “Esquema cronológico de la obra de Rodríguez Méndez” (425-442) y la “Bibliografía” (443-465), capítulos todos ellos muy útiles y bien documentados.
Centrándome ahora en la parte central del libro, tengo que decir que me parece discutible el enfoque biográfico que combina vida y obra con tanta rigurosidad, lo que se plasma, por ejemplo, en comentarios como los siguientes: “Al igual que ocurría en Vagones de madera, el motivo principal que genera esta comedia hay que buscarlo en la fértil biografía del dramaturgo: Los inocentes de la Moncloa se adentra en sus angustiosos recuerdos como opositor cuando preparó las oposiciones […]” (152) y “El motivo principal que lleva al autor a producir El “ghetto” o la irresistible ascensión de Manuel Contreras se encuentra en su propia experiencia vital” (259). Tal nexo establecido entre vida y obra, entre realidad y ficción, pues, conlleva el riesgo de limitar y hasta reducir la producción literaria y, por lo tanto, artística, a un mero reflejo de dicha realidad y de los problemas cotidianos del dramaturgo. De esta manera se pierde de vista tanto la autonomía de la obra literaria como su riqueza semántica. Hubiera sido deseable una interpretación centrada –y mucho más profundizada que el “análisis interno” de cada capítulo que comento a continuación– en aspectos estéticos y creativos, y su poder imaginario para crear mundos ficcionales en sí.
También discutible me parece la manera de presentar los muchos dramas, ya que Herreros Martínez procede en cada uno de los 16 análisis exactamente de la misma manera:

  1. Datos (título, otros títulos, fecha de creación, fecha de publicación, fecha del estreno, lugar del estreno, compañía, reparto, duración en cartel, crítica, otras producciones).
  2. Análisis interno (resumen, antecedentes, estructura formal (descripción, personajes, lenguaje a) en las acotaciones escénicas, b) de los personajes), espacio a) real, b) hipotético, c) imaginario, tiempo a) real, b) hipotético, c) imaginario).
  3. Génesis de la obra (motivos, estrategias).

El logro de tal presentación es una multitud de informaciones, factos, datos y aspectos importantes respecto a la producción y la recepción literarias y teatrales, que todos son muy útiles, pero que son más bien fichas técnicas que deberían encontrarse en la bibliografía al final del estudio y que no esclarecen el aspecto de la ‘literaricidad’ de las obras en cuestión. Los apartados sobre el espacio y el tiempo carecen de definiciones bien claras; hubiera sido oportuno un comentario por parte de Herreros Martínez para explicar por qué utiliza los términos “espacio real, hipotético e imaginario” y “tiempo real, hipotético e imaginario” y cómo distingue, por ejemplo, entre “tiempo imaginario” y “tiempo narrativo” (123).

La parte interpretativa del estudio se encuentra en el apartado 3 (“Génesis de la obra”), es, decir, los motivos y estrategias del dramaturgo para transmitir su comentario sobre el contexto socio-político en el que vive. Esta parte contiene algunas reflexiones sobre el nexo entre vida y obra y las estrategias, como son aspectos respecto al género y al corte realista o naturalista. Herreros Martínez prescinde de una valoración crítica de la investigación no tan escasa sobre el teatro de Rodríguez Méndez que hubiera aportado más material y argumentos para una discusión de los diversos conceptos dramatúrgicos, estéticos, teatrales etc. manejados por el autor para hacer vehicular su mensaje crítico y hasta antifranquista. Tal análisis es más bien positivista y descriptivo porque recoge precisamente tantos detalles sin adentrarse con profundidad en aspectos literarios y estéticos; además, las aclaraciones sobre los motivos y las estrategias plasmados en los diversos dramas repiten en muchas ocasiones lo dicho anteriormente en el primer capítulo “Vida y obra”. De tal modo se pierde, como ya he mencionado, en cierta medida la valoración de las obras como ‘arte’, como obras ficcionales que tienen el poder de crear, mediante la palabra, mundos y universos ficticios que logran, precisamente por ser obras de arte, revelar y contradecir a la vez la pura realidad cotidiana del franquismo: revelar, porque crean estructuras que se refieren a la realidad extra-literaria, y contradecir, porque al crear estos mundos claustrofóbicos y al establecer la dicotomía entre un espacio cerrado y un espacio abierto abren una ventana hacia la libertad tan requerida durante la dictadura 2, libertad por la que el mismo Rodríguez Méndez luchaba toda su vida.
El estilo del libro es, quizás debido a este esquema de presentación, a veces entrecortado y enumerativo (véanse, p. ej., las pp. 176-177, 187), estilo que, en la mayoría de los casos, conduce a una recopilación excesiva de largas listas de citas sin comentario interpretativo alguno por parte del estudioso (p. ej., en las pp. 206-208, 239-241, 254-256, 271-275, 296-302, 322-327, 343-348, 366-373).

En suma, el libro sirve muy bien como fuente útil de una multitud de datos, aspectos e informaciones alrededor de las obras dramáticas y, sobre todo, la vida de Rodríguez Méndez. También es una muy buena base para futuros análisis que, al apoyarse sobre el material presentado por Herreros Martínez, desarrollen con profundidad la interpretación de las “estrategias” y que realcen las características literarias y estéticas del teatro de este gran dramaturgo que es José María Rodríguez Méndez, para hacer ver no solo el nexo entre su teatro y vida y la dictadura de Franco, sino más bien la ‘poeticidad’ e intemporalidad de su creación dramática.




1 Véase el ensayo La incultura teatral en España (Barcelona: Laia 1974) de José María Rodríguez Méndez.

2 Tal es el acercamiento que he propuesto en mi libro: Die ´Generación Realista´ – StudienzurPoetik des Oppositionstheaterswährend der Franco-Diktatur, Fráncfort del Meno: Vittorio Klostermann (AnalectaRomanica) 2007. [La Generación Realista – la poética del teatro de la oposición antifranquista durante la dictadura de Franco].

 

 

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