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NÜM 4

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7. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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7.12 · RÍOS CARRATALÁ, Juan Antonio, Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo, Barcelona, Ariel, 2013. 312 pp.


Por Fernando Doménech Rico
Real Escuela Superior de Arte Dramático / Instituto del Teatro de Madrid

 

 

Portada del libro


RÍOS CARRATALÁ, Juan Antonio, Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo, Barcelona, Ariel, 2013. 312 pp.

Fernando Doménech Rico


En mayo de 1944 el diario ABC publica una foto en que se ve a don Jacinto Benavente comprando un cucurucho de cacahuetes en un puesto de la calle de la Victoria. El periodista “Julio Romano” comenta con arrobo: “Este acto sencillo y humilde, de comprar Benavente un puñado de cacahuetes, adquiere gran relieve por la categoría del comprador, pues la grandeza del hombre se pega a los objetos que toca” (p. 81).

En octubre de 1950 Edgar Neville, conde de Berlanga de Duero, acude con su amante Conchita Montes a un estreno en la ciudad de Zamora. Llega en un Cadillac negro descapotable que había servido pocos días antes para recibir en Madrid a Ava Gardner. Las autoridades lo reciben con banda de música, alfombra y discursos, tras los cuales se abre una caja que contiene cien moscas vivas que salen revoloteando al grito de “¡Soltad las moscas mensajeras!” (p. 85).

En 1962 la editorial Bruguera lanza la revista semanal Dinámico, dedicada a las fans de Manuel de la Calva y Ramón Arcusa, el Dúo Dinámico, que incluía historietas de los dos cantantes, letras de sus canciones y abundantes fotografías de los ídolos juveniles. La revista llegó a tirar –y vender– cien mil ejemplares (p. 241).

Las anécdotas por sí solas no forman categoría, pero conservan el olor y el calor de una época. Y cuando se tratan con la finura e inteligencia con que lo hace Juan Antonio Ríos Carratalá pueden descubrir aspectos ocultos u olvidados que pasan desapercibidos cuando de lo que se trata es de hacer un relato lineal, claro y monolítico de un tiempo cercano en el recuerdo y a la vez cada día más distante.

Usted puede ser feliz, a pesar de ese título que parece presagiar un espantoso libro de autoayuda, pero que está tomado de la película de Bardem y Berlanga Esa pareja feliz, nos sumerge de lleno en la vida cotidiana del franquismo con todas sus impurezas, su mugre, sus bocadillos de mortadela y su desesperada o cínica búsqueda de la felicidad. Y es que “una dictadura de cuarenta años no podía prescindir de la felicidad de sus protagonistas, ni siquiera de parte de sus potenciales antagonistas” (p. 15).

Juan Antonio Ríos se sumerge de lleno en las distintas formas que fue tomando la búsqueda de la felicidad en los años de la dictadura, desde la inmediata posguerra hasta el último episodio del franquismo, aquel esperpéntico golpe de Estado que se dio el 23 de febrero de 1981. Porque la aspiración a la felicidad fue constante y universal, incluyó tanto a los franquistas declarados como a los opositores al régimen. Pero fue tomando formas diferentes a lo largo del tiempo, a tenor de las circunstancias en que se vieron sumidos los españoles. Desechados por mil veces tratados los dos extremos de la exaltación patriótica propia del nacionalcatolicismo y la épica de la resistencia que ha vertebrado el discurso de la izquierda, el autor se centra en ese amplio territorio de la gente que buscó la felicidad en el olvido, la ocultación o la simple indiferencia. En este sentido, el estudio del profesor Ríos Carratalá es un tratado sobre las máscaras.

Máscaras son las que va quitando a toda una generación de escritores que el autor conoce muy bien por la cantidad de estudios que les ha dedicado, la “otra generación del 27”. “Miguel Mihura también fue a la guerra, aunque poco”, así como “Edgar Neville y la comedia de la felicidad”, son capítulos del mayor interés en los que, desde una postura cercana a la simpatía por estos autores, pero con precisión de forense, Juan Antonio Ríos desvela el compromiso nada humorístico de estos humoristas con el fascismo durante la guerra, la participación en empresas de propaganda que después les causarían fastidio y cierto malestar. Edgar Neville, al que no deja de referirse como “el conde de Berlanga de Duero”, sería el más destacado creador de una de las fórmulas de enmascarar la realidad, la “comedia de la felicidad”, que encubría la ansiosa búsqueda de la felicidad personal, hecha de automóviles de lujo, de viajes, de champán y de queridas despampanantes.

Estas estrategias de evasión no fueron, sin embargo, mayoritarias hasta que una nueva época, la del desarrollismo propiciado por los planes de desarrollo y la apertura al turismo europeo puso al alcance de una creciente clase media la posibilidad de alcanzar la felicidad por medio del consumo. En consonancia con esta nueva sociedad, la celebración de los XXV años de paz en 1964 supuso la transformación de la retórica bélica propia de los primeros años de la posguerra en una ferviente afirmación del carácter pacífico del régimen, que, como Mihura, hizo la guerra, pero poco y hacía mucho tiempo. Esto suponía presentar a España como un país entrañable y acogedor, y al exilio de miles de españoles como un capricho viajero. Mihura, con Ninette y un señor de Murcia (1964) y Ninette, modas de París (1966), y Ruiz Iriarte, con La muchacha del sombrerito rosa (1967) y Primavera en la plaza de París (1968), colaboraron activamente con esta nueva forma de enmascarar la realidad, a la que Ríos Carratalá dedica un esclarecedor capítulo.

Otros capítulos dedicados a novelas, obras teatrales, películas o fenómenos músico-sociológicos completan una revisión agudísima de las distintas formas de ocultar la realidad que nos deparó la cultura del franquismo. Conocedor de cuánto engaña la memoria más fiel, y cómo el recuerdo suele ser una construcción a menudo interesadamente falsa, o cuanto menos incompleta e inexacta, Juan Antonio Ríos recurre siempre al dato objetivo, a la documentación que nos ofrecen libros y  hemerotecas, lo que le permite desmontar mitos tan difundidos como el que durante la posguerra el nombre de Benavente estuvo prohibido en los periódicos, y sólo se le citaba como “el ilustre autor de La malquerida”. O revelar la falsedad de las declaraciones de Juan José Alonso Millán de que su obra Mayores con reparos no tuvo problemas con la censura franquista.

Pero es sobre todo en el análisis de obras literarias, y especialmente las obras teatrales, donde están las mejores páginas de este acerado análisis de una época oscura de la vida española. A este respecto, son ejemplares las páginas dedicadas a Alfonso Paso y su tratamiento del problema de la emigración en los años 60, pero también las que escribe a propósito de Urtaín, la obra de Juan Cavestany dirigida por Andrés Lima que recobra en escena el último intento de la propaganda franquista de crear un mito nacional.

A menudo, para ponderar la facilidad de un ensayo, se emplea la expresión: “Se lee como una novela”. Ya quisieran muchas novelas estar escritas con la precisión, la amenidad y el interés de Usted puede ser feliz. Un libro que puede producir numerosos momentos de felicidad al lector que se anime a la placentera aventura de navegar por sus páginas.

 

 

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