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7. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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7.5 · MOISAND, Jeanne, Scènes capitales. Madrid, Barcelone et le monde théâtral Fin de Siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 2013, 393 pp.


Por Diana Muela Bermejo
 

 

Portada del libro


MOISAND, Jeanne, Scènes capitales. Madrid, Barcelone et le monde théâtral Fin de Siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 2013, 393 pp.

Diana Muela Bermejo
Universidad de Zaragoza


La presente monografía es resultado del estudio llevado a cabo por Jeanne Moisand en su tesis doctoral Madrid et Barcelone. Capitales culturelles en quête de nouveaux publics (production et consommation comparées du spectacle v.1870-v.1910), defendida en diciembre de 2008 en el Instituto Universitario Europeo de Florencia. Realizó su estudio post-doctoral en la Casa de Velázquez, donde en 2013 publicó esta obra. La autora es en la actualidad profesora titular de la Universidad Paris I y miembro del Centre d’historie du XIXè siècle (CRHXIX) y del Instituto de Historia Moderna y Contemporánea (IHMC), donde centra su investigación en la historia social y cultural del siglo XIX español. Además de este estudio, ha publicado otros artículos especializados en el teatro del s. XIX desde el punto de vista social, tales como “Entre tréteaux et barricades: les ouvriers amateurs de théâtre dans la Barcelone fin de siècle”1, “Protectionnisme culturel et catalanisme: les dramaturges barcelonais face à l’invasion du théâtre commercial madrilène (vers 1870-vers 1910)”2, “Madrid y Barcelona, capitales de cultura en el mercado internacional del teatro a finales del siglo XIX (1860-1910)”3 o “Lumières sur l’Atlantique hispanique”4.

El libro consta de cuatro partes: la primera, “L’espace du théâtre”, versa sobre los lugares teatrales desde una perspectiva histórico-social, ateniéndose especialmente a los tipos de teatro que existían en Madrid y Barcelona desde los años sesenta del siglo XIX hasta la primera década del siglo XX, en relación con el público que asistía y con el núcleo urbano en el que se hallaban. El primer capítulo ofrece un estudio más sociológico y se centra en el público y en las fórmulas de organización teatral frecuentes: el teatro por horas, los precios de las entradas y el modo en que las reformas liberales tanto urbanísticas como de la propiedad afectaron al desarrollo del ocio escénico. De esta forma constata, entre otras cuestiones, cómo en la década de los sesenta Barcelona triplicó su número de teatros (quince salas, debido a las construcciones de los ensanches y la ampliación de espacios urbanos), mientras que Madrid permaneció estable (once salas). Sin embargo, a finales de los setenta las dos ciudades se equiparan en el número de teatros (veinte en Madrid y dieciocho en Barcelona). En el segundo capítulo se estudian las consecuencias de la modernización del equipamiento de los teatros y la construcción de nuevas salas: el Real, la Princesa, la reinauguración del Príncipe como el Español o la Zarzuela en Madrid y el Liceo o el Líric en Barcelona; donde muchas de las salas se convierten en símbolos de la identidad catalana. Se centra, sobre todo, en analizar comparativamente el ritmo de construcción de los teatros según las décadas y según el tipo de público al que pretenden dirigirse, cada vez menos elitista.

La segunda parte, “Capital et travail dans l’industrie teatral”, analiza el desarrollo de la economía teatral, especialmente con las consecuencias de la ley de liberalización del teatro, que eliminó los privilegios de los que gozaban algunas salas y provocó la consiguiente multiplicación del número de construcciones dedicadas a albergar espectáculos dramáticos. La autora se apoya, en la mayoría de los casos, en documentos de tipo fiscal, de los que extrae datos sobre los ingresos de las empresas teatrales, el número de empresas existentes, etc.; lo que le lleva a diferenciar dos momentos principales de desarrollo de la actividad teatral: 1860-1870, por la liberalización antes mencionada de la actividad teatral, y los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, por los cambios en la estructura de producción y representación del teatro y la variedad de los nuevos espectáculos (varietés, cinemas, etc.). La labor de los empresarios teatrales resulta de especial interés, pues la atención histórica a la jerarquía teatral generalmente ha incidido sobre la labor de autores y actores más que sobre las figuras gestoras, que condicionan notablemente el desarrollo de la historia del espectáculo. Albert Bernís o Felipe Ducazcal son dos de los empresarios mencionados. Esta sección explica, también, el cambio producido en el seno de la organización de las compañías o el reemplazo de las permanentes por otras temporales a lo largo del siglo.

Dos capítulos dedicados a los actores conforman el resto de esta segunda parte. El primero de ellos analiza su presencia dentro del sistema teatral, mientras que el segundo se centra en su búsqueda de autonomía. Diferencia entre los artistas músicos y los artistas dramáticos y contabiliza el número de personas empleadas en este sector en la década de los setenta, ochenta y principio de siglo. Constata después el crecimiento de piezas inéditas en este momento y la frecuente relación de muchos autores dramáticos con la prensa de la época. Por último, explica en líneas generales los caminos por los que evolucionaron algunos de los autores de la generación del 98.

“Territoires culturels” es la parte más breve de la monografía, dedicada a la importación y a la exportación de obras teatrales y a su repercusión sobre el esquema del teatro nacional (traducciones y adaptaciones principalmente). Da cuenta de algunas representaciones internacionales de éxito organizadas por españoles, como Arderius o Cereceda y del funcionamiento de las giras en los años ochenta, donde predomina el teatro de diversión parisiense. En estos años, los teatros comerciales de Madrid invierten especialmente en la exportación, sobre todo en ultramar, de obras englobadas dentro del género chico, a pesar de la adopción en 1879 de la Ley de Propiedad Intelectual, que en realidad se aplicó de manera laxa. El vodevil, la opereta y el drama francés son los más importados entre los cincuenta y los noventa, a pesar de la polémica que suscitaban por la modernidad del tratamiento de los temas. Diferencia, además, entre los géneros etiquetados como “serios” por oposición al teatro breve y cómico y ofrece datos cuantitativos de gran utilidad para analizar el recorrido de las modas, los gustos y la asistencia de la sociedad a los distintos tipos de espectáculos.

Por último, política y teatro son estudiados conjuntamente en la cuarta parte de Scènes capitales: “La communauté politique au spectacle”. El drama histórico y el drama romántico gozan de especial atención dado su éxito recogido especialmente después del Sexenio, de igual forma en Madrid y en Barcelona, de donde explica algunos ejemplos. Recorre después el declive del género desde los años ochenta del siglo XIX, momento en que la escena se renueva y este tipo de obras comienzan a considerarse como trasnochadas. Analiza después la importancia del teatro musical (opereta, zarzuela) como construcción de la imagen del teatro nacional y, especialmente, como plasmación del sentimiento belicista inflamado por el nacionalismo (desfiles y música militar en las obras, etc.). La lucha contra el caciquismo cobra también protagonismo en los escenarios: un amplio recorrido por obras rurales es clara muestra de ello (desde dramas conocidos como Señora ama a otros, tanto catalanes como madrileños, que no han gozado de la misma canonización histórico-literaria).

El último capítulo de Scènes capitales está dedicado a la asistencia a los teatros por el público menos pudiente económicamente, condicionado sobre todo por la inquietud de los gobernantes por el teatro que se dirigía a las masas, consideradas como la más influenciables, especialmente a finales de siglo. Analiza las dos principales formas de asistencia del pueblo al teatro: los teatros asociativos privados (entre los que, por ejemplo, se hallan los teatros católicos, que poseen un claro fin moralizador) y los teatros comerciales a bajo coste. La autora se apoya fundamentalmente en los documentos relacionados con los derechos de autor para tratar de cuantificar la presencia de este tipo de teatro en la sociedad, explicando por ejemplo la participación de compañías amateur, más frecuente conforme avanza el siglo y localizadas en distintos lugares como, por ejemplo, los teatros públicos de barrios modestos. Destaca la eficacia comercial del llamado “género ínfimo” y de las sociedades republicanas como transmisoras, por medio de la escena, de su ideología, pues de las veintitrés salas de teatro asociativo madrileño entre 1907 y 1909, la mayoría se formaron en torno a círculos republicanos. Por último, estudia la plasmación de la “cuestión obrera” en el teatro, con las representaciones como meetings teatrales donde se pone en escena la lucha obrera.

Como anexo, la obra incluye una serie de láminas de especial interés para los historiadores del teatro: un mapa de la construcción de las principales salas teatrales madrileñas antes, durante y después de 1870, con la influencia de la ampliación del urbanismo de la capital; la situación de extrema densidad teatral hacia 1908 o las salas barcelonesas hacia 1888 y 1908. Añade también alguna fotografía y plano teatral (del Líric y del Calvo-Vico), de personajes encarnados por el actor catalán Lleó Fontova o de los espectáculos obreros en Barcelona a principios de siglo.

La exhaustividad en la consulta y utilización de las fuentes bibliográficas es uno de los pilares sobre los que se sustenta esta monografía. El barrido de más de diez archivos entre madrileños, catalanes e incluso franceses (como el Archivo General de la Administración, el Archivo Histórico Nacional, la Fundación Juan March, la Bibliothèque Nationale de France, etc.), de donde se han extraído multitud de datos fiscales, proporciona una perspectiva ampliada de lo conocido como historia social del teatro de finales del XIX, que resulta un acompañamiento necesario para cualquier estudio sobre la escena de esta época. El interés no radica tanto en la explicación de las principales tendencias dramáticas desde los sesenta del s. XIX hasta los años diez del s. XX como en la atención prestada a cuestiones paralelas a ellas (empresarios, gestión de teatros, construcción de salas, importación de obras) que recuerdan a cualquier estudioso lo carente de ceñirse únicamente a la literatura dramática. La amplia bibliografía consultada, nacional e internacional, da cuenta también de la minuciosidad del trabajo y de la voluntad de la autora de ofrecer una visión completa de cualquier aspecto social y literario relacionado con el teatro entre el Sexenio y los primeros años del siglo XX.

 


1 En Charle C. (coord.), Sociétés du spectacle, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 186-187 (mar. 2011), pp. 42-57.

2 En Casassas, Jordi (dir.), Catalanisme et culture, Bulletin d’Histoire Contemporaine de l’Espagne, 45 (especial), (mar. 2011), pp. 67-82.

3 Ayer, 79, 2010 (3), pp. 201-222.

4 Revue d’Histoire Moderne et Contemporaine, 57/2 (abr.-jun. 2010), pp.180-189.

 

 

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