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NÜM 4

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1. MONOGRÁFICO

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1.6 · Del gallardo español al mexicano celoso: Impacto del teatro cervantino en México


Por Marx Arriaga Navarro
 

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Sin embargo, la iniciativa era noble y poderosa. Poco a poco, la dramaturgia mexicana profesional asumió el reto lanzado por los actores universitarios y así, por ejemplo, el 6 de mayo de 1975 se presentó Numancia en la Mina de Guadalupe, adaptada por el dramaturgo Emilio Carballido, bajo la dirección de Carlos Gaona. Los reconocimientos no se hicieron esperar:

El 17 de noviembre [de 1978], el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España presenciaron una función de Entremeses. Los monarcas rompieron el protocolo y se lanzaron a estrechar la mano de los actores al término de la función. “Yo también fui soldado” dijo al oído el rey Juan Carlos a Juan José Anaya, quien en ese entonces personificaba al soldado de La guarda cuidadosa. (Ibid., p. 13).

De la misma manera que el festival fue ganando prestigio, se fue gestando un cambio sociocultural negativo como resultado del crecimiento económico, las políticas de turismo y la conquista de espacios culturales por la juventud.

Se puede ver que en el comienzo, el festival, fue un proyecto para promover la “alta cultura” en México y el turismo internacional, en el sentido de que fue el primer festival con tal magnitud y sigue siendo el festival cultural más importante en el país según el comité organizador. Sin embargo, a mediados de los años 80s, la población local de la ciudad de Guanajuato percibe que el festival empezó a cambiar a partir de que la organización pasó a las manos del Gobierno Federal. Hasta entonces, la organización había estado a cargo de la Universidad con la cooperación del gobierno estatal. A partir de mediados de las ochentas, la organización ha estado situada principalmente en la ciudad de México, lejos de la ciudad de Guanajuato. (Nordheim, p. 8)

Los entremeses cervantinos se convirtieron en el pretexto para que el sector comercial creara una maquinaria de consumo capaz de cautivar al turismo nacional e internacional. Al estado mexicano le interesaba mostrar un rostro positivo del país y así trascender en el mercado global, posicionándose como una economía emergente.

Como parte del proceso de cambios por los que ha transitado el FIC, en un momento determinado, empezaron a venir más grupos de jóvenes mexicanos, reemplazando al ambiente cultural y familiar […]. Con el cambio en la composición de los asistentes al FIC, se empezó a manifestar una serie de problemas que anteriormente no se presentaban como hechos de violencia en las calles, el uso de drogas, un alto índice de consumo de alcohol así como robos diversos. (Ibid., p. 9).

Así, el Festival ha perdido el rumbo como resultado de aquella postura, abiertamente, capitalista en lugar de preservar lo cultural y artístico. Como resultado, durante el Cervantino ha disminuido la presencia de visitantes extranjeros, ahuyentados por el clima de violencia que el mexicano asume como cotidiano.

Actualmente el festival es muy diferente a como era en sus inicios. Acude más gente que en los primeros años de su creación, pero como se ha dicho antes, la mayoría son jóvenes que no se interesan por ver los eventos culturales, (de los que se dice, ya no tienen la misma calidad de antes), vienen principalmente para disfrutar lo que se le ha nombrado en unos periódicos “la cantina mas grande de México”. Ahora, durante la realización del FIC, Guanajuato parece más un oasis para los jóvenes, que vienen para beber y hacer “pachanga”. Para los habitantes de Guanajuato el festival ha perdido su esencia artística y cultural, generando en cambio un ambiente de inseguridad, debido al exceso de gente y alcohol, con problemas de robos, violencia y drogas. (Ibid., 32). [Fig. 7 y Fig. 8]

A finales del siglo XX e inicios del XXI, el Festival entró en una crisis por los errores en la inversión económica federal, el abuso de la fuerza pública y el desencanto social. En la actualidad, después de los miles de muertos y personas desaparecidas en los últimos cinco años, la comunidad nacional no se preocupa por el desgaste del Cervantino. Los medios de comunicación, el gobierno federal y los grupos delictivos han promovido una cultura basada en el consumo y la violencia. Como resultado, la población mexicana asume como normal el que un festival cultural gire en torno al alcohol, las drogas y el sexo. No perderé tiempo tratando de justificar esta actitud. Me parece más útil discutir el por qué los entremeses de Cervantes provocaron esta dramaturgia universitaria guanajuatense. La respuesta rápida y obvia es: por la picardía del mexicano. Primero el gobierno del estado de Guanajuato y después, el federal, al contar con un patrimonio colonial importante, tomó como pretexto la labor universitaria para crear un negocio que brindara ganancias económicas y políticas, antes que lo hiciera otro país o un estado menos favorecido. Sin embargo, ¿por qué Cervantes y su entremeses?, ¿por qué no Lope o, bajo un carácter nacionalista, Alarcón, Sor Juana o Sigüenza? Si la respuesta implica una evaluación sobre el género literario, Lope de Rueda o Ramón de la Cruz destacan, pero a diferencia de ellos, Cervantes cimentó su experimentación en el armado del personaje y las habilidades actorales, tomando como referencia la comedia del arte y los Pasos de Rueda.

Cervantes muestra una atracción especial hacia el teatro “de actor”, “juglaresco” o, si queremos también, “callejero”, que se compone de pocos elementos y que exalta las habilidades del actor y de su capacidad de comunicar sólo con lo que su propio instrumento, es decir, el cuerpo, le brinda. Y, en términos de espectáculo teatral, el cuerpo constituye siempre un punto dinámico de culminación y de ruptura al mismo tiempo. (Prenz, p. 890).

Este tipo de teatro encaja con más facilidad en la formación estudiantil teatral y con la geografía de Guanajuato. El joven universitario no requiere de una habilidad extraordinaria o el dominio de la literatura universal para enfrentar su actuación. En realidad, los textos le piden al actor que complete los lugares vacíos a nivel dramatológico.

Un teatro de actor en el que se reivindican la palabra y la voz como materiales expresivos y comunicativos fundamentales; que revaloriza las estrategias de la expresión corporal y gestual, el teatro, al fin que existe a partir de la capacidad de aquel “sujeto teatral” capaz de instaurar una relación simpática con el espectador. (Ibid. 891).

Por lo tanto, por su carácter didáctico y dramatológico, los entremeses cervantinos encajan a la perfección con los estudiantes universitarios, las calles, las plazas y callejones de la ciudad de Guanajuato. Sin embargo, el teatro de Cervantes puede aportar más a este México sangriento, sus comedias y entremeses permitirían al público evaluar: el papel del ejército en la sociedad, los problemas generados por el cautiverio, la identidad nacional, el reconocimiento de las diferencias en los otros, la sexualidad de los individuos, los problemas sociales ocasionados por la picardía de hombres deshonestos, el lugar del estado, el amor como fenómeno práctico y cotidiano, etc. Solo así, el teatro cervantino se nos presentaría como algo cercano a los millones de mexicanos, hoy, acostumbrados a la sangre y mentira. Termino con Correas: “En el ruin pueblo, cada día consejo” (p. 112).

 

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