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2. VARIA

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2.3 · El teatro escolar de Alfonso Jiménez Romero


Por M. Teresa Mora Álvarez
 

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 2.2. Retorno a Arahal. Teatro Popular de Arahal

Los años comprendidos desde que Alfonso Jiménez dejó el Instituto hasta su retorno a la provincia de Sevilla corresponden al periodo histórico conocido como la Transición Democrática. El 4 de diciembre de 1977 alrededor de millón y medio de andaluces se manifestaron en las capitales de provincia, convocados por la Asamblea de Parlamentarios para demandar la plena autonomía política prevista en el proyecto constitucional. Un año después se proclama la nueva Constitución, en cuyo artículo 27 se establecen los principios generales en materia educativa. El 2 de junio de 1979 se constituye la Junta de Andalucía.

 En dichos años Alfonso Jiménez había obtenido numerosos éxitos en toda España con Oración de la Tierra16; en Barcelona estrena El Neófito17, y en Valladolid La Murga18. Su talento es reconocido por la industria del cine, que lo reclama para la construcción de historias19, pero a pesar de los éxitos obtenidos en los escenarios y del horizonte que se le brinda en el mundo del cine, renuncia a la trayectoria profesional para retornar a Sevilla con la idea de sacar al teatro andaluz del estancamiento en que se hallaba. Cuenta María Luisa Doctor:

[...] cuando Alfonso Jiménez se retiró del mundo y se fue a vivir a una casilla de campo, a 4 kilómetros de El Arahal, tomó contacto con las últimas raíces culturales del pueblo andaluz y se planteó seriamente hacer TEATRO, el teatro como elemento de la vida. Dejó el gran mundo del espectáculo comercial, los teatros de Madrid y abandonó a Salvador Távora después de la experiencia de Quejío. Él podría haber sido un gran dramaturgo reconocido en todo el país, pero se volvió a su tierra”. (1983:12).

Y retorna a sus investigaciones sobre las posibilidades dramáticas del flamenco20, recluido en la huerta Arqueza, una pequeña propiedad de su padre. Margarita López Pedregal, que había fundado un grupo de teatro en Arahal, integrado en su mayoría por antiguos alumnos de Alfonso Jiménez Romero, lo busca en su reducto para volver a hacer con él teatro. Amores y Quebrantos de Mariquilla la Revolera y Currito el Apañao [Fig. 5], un retablillo andaluz de Bartolitos y Cristobitas llevado a escena no por títeres sino por actores, surgió de esa iniciativa. Y así comenzó a funcionar el Grupo de Teatro Popular de Arahal. “Alfonso se enamoró del grupo”, al decir de López Pedregal. Con ella y los demás integrantes monta Alfonso diferentes obras de autores españoles, comenzando por Los infractores, de Carlos Muñiz, hasta que le llegó el turno al título recién mencionado, Amores y quebrantos de Mariquita la Revolera y Currito el Apañao, obra inspirada en una leyenda popular. En agosto de 1978 comienzan los ensayos, cuando aún la obra no estaba terminada, porque se iba modificando sobre el mismo escenario, con la participación de todo el grupo. Ensayaban, bajo la idea del dramaturgo, elementos formales nuevos, inspirados en aquellos teatrillos de la Siguirina y el Siguirín, en el teatro de cristobitas, de títeres. El estreno sucedió en febrero de 1979, en la iglesia de la Vera Cruz, de Arahal. Sale de gira por distintos pueblos sevillanos, hasta recalar en el teatro Lope de Vega de la capital el 30 de mayo siguiente. La crítica la consagra como una muestra genuina del verdadero teatro popular.

[…] hay una amalgama armónica de elementos tradicionales, que pertenecen al acervo del pueblo, y que él mismo [Alfonso Jiménez Romero], producto de ese pueblo, espiga y ensambla. Con este concepto de lo popular, queremos establecer las diferencias que lo separan del populismo y lo populachero. (Fernández Bañuls y Pérez Orozco, 1979:30).

Según nuestro autor, esta obra “es la forma teatral más primitiva, más pobre y más popular junto con aquellos cuentecillos y romances del Tío Curritos que iba de feria en feria”21.

Para la descripción de la obra recojo el testimonio de los citados críticos, Fernández Bañuls y Pérez Orozco:

Es una manifestación más de la cultura andaluza, de la que es difícil tener claro cuáles son sus límites precisos y cuáles sus exactos contenidos. Pero no hay duda de que esta obra enriquece nuestro acerbo cultural y que pertenece al genuino teatro popular. (Ibidem)

 Y es así porque Amores y quebrantos son el ingenuo soporte argumental para contarnos las trágicas vivencias de un niño de posguerra. Está basada en una leyenda que se repite cada siete años y es que el mar se convierte en un hombre y a las doce de la noche, si una mocita pasa junto a él, se la lleva para siempre. Y esa misma noche, la luna se convierte en una mocita que llega hasta el mar, para mirarse en él. Si un mocito se cruza en su camino, es seguro que se perderá por ella. Un retablillo andaluz de Bartolitos y Cristobitas, pero llevado a la escena grande, por actores. Quince personajes del teatro de cristobitas de feria, a los que el autor ha dado alma y vida en las voces y en los cuerpos de los actores. Señala el autor en las acotaciones:

Que ellas son como moñas antiguas llenas de adornos abigarrados y florones de papel en lo alto de la cabeza. Visten ropajes muy exagerados y pomposos con abundancias de enaguas y refajos adornados con encajes de bolillos. Ellos son como Bartolitos y Cristobitas de feria. La luna, el mar y los ecos también son muñecones antiguos pero de una gran fantasía. Cuidando mucho su singularidad. (Jiménez 1999:154)

En el primer y tercer cuadro un rincón de la playa de un pueblecito andaluz y en el segundo cuadro la casa de don Bartolo el importante. Hay muchas acotaciones que son de un rico valor literario, textos sobre el vestuario de cada uno de los personajes, la descripción de los mismos, siempre muy poéticos. Así por ejemplo: “La luna es una mocita presumida, más blanca que el papel, con unas largas trenzas como de algodón en rama” (Ibídem 1999:191). A medida que pasa el tiempo, Alfonso Jiménez incorpora más textos explicativos a las acotaciones, convirtiéndose, en cuanto a lo poético y a la extensión, en valleinclanescas. Farsa de cristobitas en la posguerra española. En estas representaciones hay que destacar que los actores carecían de toda formación teatral, sin más que la que algunos de sus miembros pudieron haber adquirido en otros montajes anteriores con Margari López Pedregal o, también, con Alfonso Jiménez, y “que sirvieron para iniciarlos en algunas técnicas de interpretación y vocalización”, según cuenta Francisco Pastor –uno de los Ecos– (2004). Dolores Fernández, actriz que encarnó el personaje de Mariquilla, contaba:

En los ensayos leíamos la obra varias veces y tal como la íbamos montando, si veía [Alfonso Jiménez Romero] necesidad de modificar el texto, así lo hacía; probábamos varios papeles, nos hacía una demostración –porque se le daban bien todos los papeles– y, luego, repetíamos, aunque basándonos en nuestras propias experiencias; nos hacía sacar nuestros propios sentimientos, porque le daba mucha importancia a los sentimientos. (2004).

Luis Miguel Gallardo había empezado a trabajar con Alfonso Jiménez en La opinión, quien después lo quiso para el personaje de Currito:

Antes de los ensayos él nos contaba cosas que para nosotros eran increíbles, y lo contaba de una manera que le ponía tanto sentimiento que nos quedábamos todos con la boca abierta, embobados, y así, nos íbamos metiendo en el papel. Quizás fueran técnicas domésticas, pero es que el material humano del que disponía no daba para más, porque nosotros no teníamos ninguna preparación. Si hubiese sido de otro modo hubiera empleado otras técnicas, porque él sí conocía el teatro profesional. Nos decía cómo teníamos que hacerlo haciéndolo él, y lo hacía bordado. Pero a veces nos costaba mucho tiempo conseguirlo y se enfadaba. Él le hacía a todo el mundo su papel. La capacidad tan grande que tenía para trasmitir era tal, que creo que es una cualidad poco común en las personas. Yo es que veía lo que él estaba diciendo. (2004).

Alfonso Jiménez Romero pidió a sus actores aficionados que interpretaran sus personajes como si fueran muñecos cristobitas. Un telón de fondo blanco, sostenía a unas redes y al sol. La luna descendía cuando se hacía de noche, y servía de columpio a su personificación escénica; en el teatro Lope de Vega el balanceo del columpio alcanzaba el patio de butacas, lo que creaba una sensación mágica. La música procedía de los Carmina Burana de Carl Orff. El personaje de Mariquilla vestía de verde y blanco, colores de la bandera andaluza, con una falda con mucho vuelo, y numerosas enaguas blancas. Encima, un delantal y pañuelo al cuello, también blanco, y en la cabeza flores blancas y verdes. Los zapatos los pintaron de verde. La luna vestía de blanco, y peinaba enormes trenzas blancas y en medio de la cabeza una corona de jazmines blancos. Las demás niñas se presentaban también con faldas fruncidas, blusas y delantal. Currito vestía camiseta a rayas blancas y verdes con pantalón blanco. Doña Rufa la Importante portaba traje largo y negro, con guantes. Los personajes simbólicos, los ecos, el mar, la luna escondían sus rostros bajo máscaras pintadas. “El acento y la fonética de los componentes del grupo han sido totalmente respetados, lejos ya de nuestro tradicional complejo de inferioridad lingüística. Sólo ha tenido [Alfonso Jiménez Romero] la preocupación y cuidados naturales para que el mensaje llegue con claridad", cuenta la profesora Teresa Alba (1981:33). Martínez Velasco narra en ABC:

El público del estreno, sensibilizado, divertido y emocionado, aplaudió a rabiar, hasta el punto de que el telón dejó de subir y bajar, en espera de que cesaran los aplausos y los actores, confusos, se cansaron de saludar.” (Martínez Velasco 1979b:21) Y Alberto Fernández Bañuls y José María Pérez Orozco en El Correo de Andalucía, el 29 de julio de 1979: “Personalmente hemos comprobado cómo la gente del pueblo repetía una función tras otra, resultado del vínculo cordial que se había establecido entre la escena y el auditorio”.

Para Alfonso Jiménez la comunicación es elemento fundamental de todo arte y la esencia de las relaciones humanas. Según declaración de los propios miembros del grupo, se reunieron con el único objetivo de divertirse, pero “aquello era otra dimensión –comenta Luis Miguel Gallardo (2004)–. Y continúa:

A través del teatro le buscamos otra dimensión a la vida. Aquella experiencia nos abrió un mundo desconocido, que no hubiésemos llegado a conocer de no haber sido por Alfonso Jiménez. Para mí el teatro significó, ante todo, una experiencia de comunicación, pero de comunicación total. (Ibídem)

A los duros años del cambio siguieron los de plena euforia democrática, confiados en el fervor constitucional. Los grandes sucesos políticos fueron las elecciones generales del 1 de marzo de 1979 y las municipales del 3 de abril del mismo año, además de las autonómicas. Alfonso Jiménez se suma a esa ola de optimismo, y comienza a montar espectáculos llenos de humor, totalmente diferentes a los anteriores. No abandona, eso sí, su preocupación por el momento político y social en Andalucía. Según Luis Miguel Gallardo “en aquellos momentos había un tono político fuerte, estábamos empezando a ver y a vivir experiencias diferentes, y para mí el teatro fue la vía que nos iba metiendo en el camino” (2004).



16 Ritual que pertenece a su trilogía formada por otras dos obras: Oratorio y La Cruz de Yerba. Aunque las dos abarquen dimensiones universales, así como Oratorio es un ritual por todos las víctimas de la guerra, y en particular por los muertos de la Guerra Civil, Oración de la Tierra es un auto sacramental que encierra un tema andaluz, el llanto de la Tierra despojada de los hombres que la aman y trabajan porque viven de ella. Es la vieja aspiración de los jornaleros andaluces, nunca alcanzada. Se estrenó en la Puebla de Cazalla, por actores buscados en los pueblos andaluces, que aportaban así su propia experiencia.

17 Donde se presenta un mundo ortopédico que se acaba, que se consume y que, sin embargo, se resiste a dejar paso a un mundo nuevo que pugna por abrirse camino, El Neófito.

18 Es la odisea de ser español, símbolo del español desdichado y rebelde. Se estrenó el tres de marzo, en Valladolid, al día siguiente de que Salvador Puig Antich, de 25 años, fuera ejecutado en una celda de la Cárcel Modelo de Barcelona. Así, tanto para Ulises, el protagonista, como para todos los Puig Antich de la historia española, el desenlace no contempla compasiones. La obra recorrió España durante tres temporadas.

19 Fue coguionista de La Trastienda, El secreto inconfesable de un chico bien y La Corea, producciones de José Frade.

20 Monta su Sexta experiencia dramática con textos de Lorca, con la bailaora Carmen Albéniz, galardonada con el Primer Premio de Baile de este año; Séptima experiencia dramática con textos del autor y de Lorca y la misma bailora, y Pasión y muerte de Juan el Cárdeno con textos de La cruz de Yerba y Oración de la Tierra, con Fernanda Romero al baile. Todos con enorme asistencia de público.

21 JIMÉNEZ ROMERO, Alfonso. Programa de la obra Arahal, febrero de 1979. En algunos documentos encontré en lugar de Currito el Apaño, Currillo el Bienhecho.

 

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