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NÜM 4

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7. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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7.2 · Rivas Cherif, Cipriano de, Teatro (1926-1946): Trance; La sugestión; Un sueño de la razón; Práxedes en persona; ¿Qué quiere decir Irene?; «La costumbre», Madrid, Centro Dramático Nacional, Colección Laboratorio nº 1, 2013, 444 pp. Edición e introducción Begoña Riesgo.

Rivas Cherif, Cipriano de, Artículos de teoría y crítica teatral, Madrid, Centro Dramático Nacional, Colección Laboratorio, nº 2, 2013, 528 pp. Edición e introducción de Juan Aguilera Sastre y Manuel Aznar Soler.


Jesús Rubio Jiménez
 

 

Portada del libro


Rivas Cherif, Cipriano de, Teatro (1926-1946): Trance; La sugestión; Un sueño de la razón; Práxedes en persona; ¿Qué quiere decir Irene?; «La costumbre», Madrid, Centro Dramático Nacional, Colección Laboratorio nº 1, 2013, 444 pp. Edición e introducción Begoña Riesgo.

Rivas Cherif, Cipriano de, Artículos de teoría y crítica teatral, Madrid, Centro Dramático Nacional, Colección Laboratorio, nº 2, 2013, 528 pp. Edición e introducción de Juan Aguilera Sastre y Manuel Aznar Soler.

Jesús Rubio Jiménez


Hace cuarenta años, Cipriano de Rivas Cherif (1891-1967) había caído completamente en el olvido. O así nos lo querían hacer creer. Hoy ocupa el lugar que históricamente le corresponde: el de ser uno de los directores teatrales más importantes del teatro español del siglo XX y, además, un notable crítico y autor teatral como certifican los dos libros que reseño.

Aquel “olvido” inducido, a todas luces injusto, se debía a la suerte que corrió tras la guerra civil: condenado por su militancia republicana y después voluntariamente exiliado hasta su muerte, formaba parte de la “España peregrina”, que ni podía ni debía nombrarse durante el franquismo. La normalización política, sin embargo, debía venir necesariamente seguida de su recuperación porque lo cierto es que, sin contar con su intensa labor durante los años veinte y treinta, muchos de los eventos imprescindibles de la historia del teatro español de entonces, quedaban incompletos y mal inexplicados. La normalización política ha favorecido la normalización de la presencia de Cipriano de Rivas Cherif en la historia de la cultura española.

Todo empezó con la tesis de licenciatura de Juan Aguilera Sastre, Introducción a la vida y obra de Cipriano de Rivas Cherif, presentada en la Universidad de Zaragoza en 1983. Partiendo prácticamente de cero, reconstruyó su autor la trayectoria de Rivas Cherif con precisión admirable y presentó unos imprescindibles índices de su producción literaria de los que se han beneficiado cuantos después se han acercado a él. Es de estricta justicia recordarlo, ya que, aunque nunca se publicó, su autor ha facilitado su contenido a no pocos estudiosos con gran generosidad. Y a partir de ella se ha ido edificando la crítica que hace que hoy ocupe Rivas Cherif el lugar que le corresponde en la historia de nuestro teatro. En aquella tesis de licenciatura quedó topografiado el territorio con tanto detalle que después ha sido fácil no extraviarse ni perderse por las ramas.

Con el correr de los años, se han ido sumando otros al estudio y al análisis de su labor literaria y teatral de manera que al día de hoy la bibliografía sobre su trayectoria es  ya ingente como puede comprobarse en estos dos volúmenes preparados por Begoña Riesgo el primero y por el propio Juan Aguilera Sastre y Manuel Aznar Soler el segundo. Los tres son hoy los mejores conocedores de su vida y de su obra, lo que garantiza su solvencia en la preparación de estos dos libros que ponen al alcance de los lectores sus piezas teatrales y una parte significativa de su crítica teatral. No en vano Begoña Riesgo le concedió un importante papel ya en su tesis doctoral —el que le correspondía— sobre Le théâtre espagnol en quête d´une modernité: la scène madrilène entre 1915 et 1930 (París, Université Paris IV La Sorbonne, 1993). Después ha continuado explorando distintos aspectos de su personalidad. Aguilera Sastre y Aznar Soler por su lado, además de diferentes publicaciones individuales, le han dedicado el libro que hoy por hoy ofrece una visión más completa de su trayectoria como hombre de teatro: Cipriano de Rivas Cherif y el teatro español de su época (1891-1967) (Madrid Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena, 2000). Este libro es la más amplia y precisa guía sobre su trayectoria, sus páginas son el mejor venero para beber el agua más fresca y más clara de aquel gran hombre de teatro.

Faltaba, sin embargo, poner en manos de los lectores una recopilación importante de sus obras porque, aunque se han ido editando algunas sueltas en diferentes formatos —hitos notables fueron la edición de Cómo hacer teatro (1991) por su hijo Enrique Rivas; o El Teatro Escuela de El Dueso. Apuntes para una historia (2010), por Aguilera Sastre—, seguía siendo mucho lo inaccesible por diferentes motivos: por haber quedado inédito, por haberse publicado solamente en la prensa española en su día o en la mexicana cuando se produjo su exilio.

En el primer libro se pueden leer,  al fin, las piezas teatrales de Rivas Cherif que quedaron mayoritariamente inéditas a su muerte y de las que nos habían llegado noticias por diferentes caminos, comenzando por los montajes que hizo de alguna de ellas (Trance, en 1926; El sueño de la razón, 1929). Tan solo El sueño de la razón ha estado accesible desde hace unos años. Aun así, hay que resaltar que no constituyen un aspecto secundario de su producción, ni mucho menos, sino que aplicó a la escritura dramática muchas de sus ideas de experimentación teatral y trató de llevarlas a la práctica en teatros minoritarios como El Mirlo Blanco y El Caracol.

Tanteó en sus piezas claves genéricas diferentes tal como detalla Begoña Riesgo, desde el principio con voluntad de abordar temas no muy frecuentados: en Trance, nueva versión de un cuento, un hipnotizador logra dormir a una dama que se presta a sus experimentos, pero el espíritu de otra mujer muerta se apodera del cuerpo y acaba destruyendo al hipnotizador. Una pieza acorde a la creciente influencia de las ideas de Freud sobre el inconsciente. Aún volverá a tratarla como ópera en un acto en La sugestión, quedando esta inédita. Enlazaba con la tradición del “teatro de espanto” de André de Lorde y el Grand-Guignol que tanto éxito tuvo durante las primeras décadas del siglo XX.

En Un sueño de la razón —primera parte de una trilogía satírica titulada Museo secreto y que debía incluir, además de esta, Práxedes en persona y El pecado originalísimo (esta no la escribió)— planteaba la cuestión de la confusión sexual y de la inversión sexual poco tratados en España. El escabroso asunto —el amor de dos mujeres— la convertía fácilmente en objeto de discusión. En Práxedes en persona, escrito años más tarde, continuaba explorando estos asuntos, siguiendo a un personaje nacido de la labor creadora de un nuevo ser iniciada por las protagonistas de la pieza anterior, un ser simbólico e ideal, resultado de la síntesis de lo puro masculino y de lo puro femenino.

En ¿Qué quiere decir Irene? se produce un cambio de registro completo. Es una reflexión sobre la guerra y cómo representarla, escrita mientras estaba preso en el Penal de Santa María. Y con dimensiones metateatrales. Finalmente, La costumbre la escribió en 1946, una vez salido del penal, para ser representada en un teatro comercial en los primeros años del franquismo; es la más convencional, pero aún así ofrece una historia controvertida: el joven exministro conservador César Serrano, que ha enviudado, puede ahora casarse con su querida Churrunga a la que visitaba cada noche; para no variar sus costumbres esta le permitirá que salga cada noche y tenga una amante como antaño con ella. La censura la autorizó “para mayores”, teniendo en cuenta de quién era.

Editadas con todo lujo de detalles para su contextualización y tras un complicado proceso de rescate de los textos, quedan a disposición de los lectores y de las gentes de teatro estas piezas, que acaso no hayan envejecido demasiado.

El segundo libro recoge, como queda dicho, un buen número de textos teóricos y críticas teatrales que en cierto modo complementa y completa el libro que sus editores dedicaron a la trayectoria completa de Rivas Cherif el año 2000. Los editan sin pretensiones eruditas, pero fijando con claridad su procedencia y los datos esenciales para su ubicación. Su mero repaso muestra la curiosidad sin límites de Rivas Cherif por todo tipo de innovaciones, que era un excelente conocedor de los rumbos de la escena europea y que tenía un compromiso absoluto con la renovación del teatro español.

Se puede seguir en ellos la narración autobiográfica de su relación con el mundo del teatro pero también los principales núcleos de interés que les han llevado a los recopiladores a agrupar en sucesivos capítulos los trabajos: la renovación escénica en España y Europa: directores, teatros artísticos y vanguardias teatrales. El ballet y su importancia en la renovación escénica. La puesta en escena: repertorio, dirección artística e interpretación. Los artículos dedicados al tema de la creación de un Teatro Dramático Nacional. Autores representativos del teatro de su tiempo: Jacinto Benavente, Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán y Federico García Lorca. Un extenso artículo sobre un viaje a la Unión Soviética durante la guerra civil. El teatro en las cárceles franquistas, ejemplificado con el Teatro escuela de El Dueso. O, en fin, una selección de artículos publicados durante su exilio mexicano. Aun incompleta, esta relación da una idea de la amplitud de asuntos que ocuparon a Rivas y el porqué de su imprescindible consideración cuando se quiere conocer lo sucedido en el teatro español de entreguerras.

Cuando se contempla con cierta perspectiva lo ocurrido con Cipriano de Rivas Cherif se comprueba que, a pesar de los agoreros que siguen predicando el olvido interesado de parte del pasado español, no resulta inútil el esfuerzo dedicado a recuperar y a mantenerlo vivo para una comprensión ajustada y cabal de lo acontecido. Contra las opiniones torticeras nada mejor que responder con la contundencia de los documentos y revelar las intenciones de quienes prefieren un pasado castrado. Estos dos libros, que abren una ambiciosa colección del Centro Dramático Nacional, marcan un camino en el que hay que perseverar si se quiere una historia de la cultura española completa y fundamentada, que siga restituyendo a su lugar nombres que nunca debieron ser censurados y vetados en ella. Como poco, es oportuna la elección del nombre de Cipriano de Rivas Cherif para abrir una colección de estas características. No en vano figura entre quienes más se afanaron en analizar y mantener viva la tradición teatral española, defendiendo la necesidad de que las instituciones públicas velaran por su sostenimiento.

 

 

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