PRESENTACIÓN

Mariano de Paco
Universidad de Murcia

Con el Monográfico dedicado a Antonio Buero Vallejo, Don Galán quiere recordar a un autor que es voz imprescindible de la historia del teatro español, con motivo del centenario de su nacimiento, el 29 de septiembre de 1916. Desde sus primeras obras, En la ardiente oscuridad e Historia de una escalera, de apariencia tan diferente y fundadas en principios tan similares, Buero Vallejo sentó las bases de una singular producción en la que se aunaban la renovación de formas y estructuras y el deseo de llevar a la escena textos que hablasen de los problemas del ser humano y de la sociedad en la que se encuentra. Él mismo lo expresó entonces, a propósito de Historia de una escalera, con particular claridad:

Frente a las graves crisis que el mundo vive, caben dos salidas individuales: refugiarse en las triviales diversiones que dispersan nuestra vida, o dar valerosamente cara a los problemas con toda la piedad y sinceridad que nos son posibles. Fue esta mirada, que no teme al amargo escondido en las cosas, atributo de las más representativas obras de arte españolas. Por español que, humildemente, no tiene miedo a mirar así, preferí escribir una sincera comedia de tendencia trágica a servir al público una divertida frivolidad más.

El origen de la dramaturgia bueriana, muy influida sin duda por su inicial dedicación a la pintura y por las duras experiencias personales padecidas, se remonta a las fuentes clásicas de la tragedia griega y se nutre con el realismo simbólico ibseniano, con el mundo de los sueños que Strindberg había mostrado, con los interiores alucinados del teatro de O’Neill y la fragmentación pirandelliana de la personalidad. Junto a estos nombres es imprescindible mencionar la tradición española, desde Cervantes y Calderón hasta la más reciente: los íntimos conflictos unamunianos, la teatralidad valleinclanesca, el hondo misterio del tiempo en Azorín o la recuperación de la tragedia de García Lorca. Con este autor coincide, además, en un aspecto esencial: la voluntad de conciliar la experimentación estética con la atenta proximidad del público.

El teatro de Buero Vallejo entreteje simultáneamente distintos planos significativos (éticos, sociales, políticos, metafísicos) organizados de muy diverso modo gracias a una permanente indagación estética, por lo cual cada uno de sus textos goza de un amplísimo alcance y de una innegable presencia en la evolución de nuestra escena. Pero la labor que Buero llevó a cabo desde sus inicios superó los estrictos límites del teatro, puesto que a su actividad creadora unió la posición crítica de un intelectual insobornable tanto en los cerrados y opresivos años de la dictadura como en los difíciles momentos de la transición y de la sociedad democrática.

La búsqueda de nuevos modos y el complejo realismo de Buero han de considerarse en los autores que comienzan su andadura en la década de los años cincuenta del siglo XX; su visión crítica de la historia desde el escenario, a partir del estreno de Un soñador para un pueblo en 1958, abrió caminos muchas veces recorridos después. En definitiva, lo que puede denominarse la huella bueriana no deja de sentirse en el teatro español, de uno u otro modo pero apreciable siempre.

Antonio Buero Vallejo fue testigo fiel de la sociedad en la que transcurrió su existencia conformando una producción inscrita con firmeza y brillantez en la historia de nuestra cultura y del teatro occidental contemporáneo. Las colaboraciones de este Monográfico, procedentes de España y de muy distintos lugares del hispanismo, así lo demuestran. Quiero manifestar el reconocimiento y la gratitud hacia sus autores, que, con generosidad y acierto, han contribuido al sincero y justo homenaje que constituye este Monográfico de Don Galán.