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NúM 6
1. MONOGRÁFICO
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1.8 · ESTRATEGIA DE ANTONIO BUERO VALLEJO PARA LA HISTORIA ORAL:
DESMANTELAMIENTO DEL MECANISMO IDEOLÓGICO DEL ESTADO EN LA DOBLE HISTORIA DEL DOCTOR VALMY


Por Junko Okamoto
 

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Narración de Daniel y su resistencia a la ideología dominante

La narración de Daniel sobre la Sección Política de la Policía aclara que la nación funciona con el aparato (represivo) de Estado, que Althusser nos introduce como sigue:

Recordemos que, en la teoría marxista, el aparto del Estado abarca: gobierno, administración, ejército, policía, tribunales, prisiones, etc., que constituyen lo que de ahora en adelante llamaremos aparato represivo del Estado. El adjetivo “represivo” indica que este aparato del Estado “funciona mediante la violencia”, por lo menos en los casos extremos, ya que la represión administrativa, por ejemplo, no implica siempre represión física. (Althusser, 189).

En la S.P., a la que pertenece Daniel, se usa la tortura como un medio eficaz para hacer confesar a los presuntos delincuentes. La Policía es una de las instituciones del Estado que funcionan mediante la violencia. Habitualmente a los sospechosos les dan corriente eléctrica o les ahogan en el baño. No obstante, el comisario Paulus es un devoto de la tortura más efectiva: la castración. Castrar a un hombre es feminizarlo y ponerlo en condición de inferioridad. Es un medio eficaz con el que un hombre puede dominar y oprimir a otro incondicionalmente.

¿La castración verdaderamente tiene un poder absoluto? La respuesta es no. La violencia física no puede controlar la mente. Marty, castrado por Daniel, nunca dice el nombre del cabecilla. No lo dice porque tal vez tenga una voluntad firme o tal vez no lo sepa, siendo solo un mensajero. De todos modos, no confiesa un nombre falso para escaparse de la tortura. La muerte de Marty prueba que la opresión física por la violencia no puede dominar la mente.

La violenta acción represiva como la tortura hace aparecer el sadismo y lo precipita. Para la S.P., la tortura debería ser una manera de hacer que los detenidos confesaran el nombre del cabecilla. Pero este primer propósito se convierte en forzarles a decir lo que exige la S.P.; luego en someterles y, finalmente, solo en hacerles mucho daño. Como dice Mary, “el mal por el mal, la borrachera de la sangre, el cobarde y sucio deseo de martirizar a seres indefensos” (97-98) es la sustancia de la tortura. El Estado justifica su ejecución de torturas con el argumento de que necesitan destruir a los rebeldes para mantener la paz estatal, pero lo que hacen realmente es satisfacer el deseo sádico [Fig. 3].

Al castrar a Marty, Daniel involuntariamente castiga a sí mismo y se vuelve imponente. Su desorden de la función masculina se puede considerar una castración en cierto modo. Para recuperar virilidad sexual, Daniel va a ver al doctor Valmy, quien atribuye su impotencia a la situación de que “se madura políticamente” (78):

DOCTOR.‒ Claro. Supongo que al principio es fácil aprender a despreciar. Degenerados, estafadores, borrachos... Luego le cambian a uno de sección y hay que torturar a políticos. Pero para eso se madura políticamente.
DANIEL.‒ Esos sediciosos son más despreciables que los delincuentes comunes.
DOCTOR.‒ (Seco.) Puede ser. Pero usted debe considerar la posibilidad contraria: la de que haya madurado políticamente, como usted dice, porque preveía que un día le llevarían a la Sección Política y sospechaba que no sería capaz de cometer ciertos actos sin una justificación que, al menos en parte, le tranquilizase. (78).

Madurar políticamente significa que se puede actuar como demanda la ideología dominante del Estado. Daniel obedece a la motivación de que todo lo que hace la S.P., incluso la tortura, es necesario para mantener el orden del Estado.

Daniel no tiene ninguna intención de resistir a la ideología del Estado. Sin embargo, al torturar al detenido, su cuerpo automáticamente resiste a la ideología. La resistencia a lo que ha aceptado y obedecido inconscientemente aflora a través de su cuerpo. Como dice Valmy, “bajo la presión física, la carne habla” (132). Se me ocurre una frase de Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas: “La enfermedad es la voluntad que habla por el cuerpo, un lenguaje que escenifica lo mental: una forma de expresión personal” (Sontag, 2015, 56). Lo mismo les pasa a los compañeros de Daniel. La resistencia inconsciente a la ideología que ha sostenido sus conductas en la Policía les aparece en el cuerpo en forma de enfermedad. “Hace seis meses Dalton estuvo enfermo” y “cada cuatro horas tenía que bajar a que le inyectasen; de vez en cuando se tumbaba en ese sofá vencido por la fiebre” (102); “Volski padece del estómago y siempre está de mal humor”, y Pozner “grita y se despierta todas las noches” (125). El dramaturgo Buero, utilizando una metáfora de enfermedad, hace visible la resistencia inconsciente a la ideología del Estado.

 

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