Logo Don Galan. Revista Audiovisual de Investigación Teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2

PortadaespacioSumario

NúM 6
2. VARIA
Logo Sección


2.2 · “TEATRO DE LA EMOCIÓN”: COMPAÑÍA DE DRAMAS POLICÍACOS CARALT


Por Alba Gómez García
 

Primera  · Anterior -
 1  2  3  4  5  6  7  8  9  10 
-  Siguiente ·  Última

 

Poco importaban las quejas. Se avecinaba un nuevo estreno y antes era preciso ofrecer otra reposición para mantener viva la afluencia. El 4 de noviembre se reponía La diadema de la princesa, con peor resultado que su antecesora. En esta obra, estrenada en el Teatro Price, el 11 de enero de 191539, intervenía el popular ladrón francés de guante blanco, Arsenio (Arsène) Lupin, creado por Maurice Leblanc [Fig. 4].

El 7 de noviembre de 1930 se estrenó Herencia sangrienta, un melodrama de Horacio Socias –H. Casois– que, en cinco actos y once cuadros, despachaba toda la gama posible del crimen, protagonizada por una madre clamando por su hijo secuestrado. Es llamativa la relación que los diarios trazaron entre el tema de la pieza –la locura y un manicomio de por medio– y el entorno próximo al Teatro Pavón, que encontraron adecuado al público popular de Embajadores40 [Fig. 5].

Se repondrían dos obras conocidas por el público antes de un estreno muy especial. Fantoma –14 de noviembre–y Franz Hallers (el magistrado apache) –20 de noviembre41– apenas despertaron el interés de la prensa y, sin embargo, lograron dieciséis y nueve representaciones, respectivamente42. La primera es un melodrama de aventuras y también un revoltijo donde se asoman algunos de los más célebres protagonistas de cómics, novelas y folletines de los siglos XIX y XX: los ingleses Raffles y Sherlock Holmes, el yugoslavo Zigomar o el francés Lupin. Y, no en vano, protagoniza la emocionante pieza Nick Carter. Este debe encontrar a la hija del Duque de Chevreuil, secuestrada por la esotérica red de bandidos que capitanea el escurridizo Fantoma. Tras la inquietante identidad del villano se esconde el confesor espiritual de la joven, el padre Antoine, que sabe que la hija del duque lo es en realidad de un príncipe ruso, cuya herencia se oculta en un castillo. Nick Carter desmantela la banda y rescata a la muchacha, no sin el favor de su auténtica madre, una mujer redimida de una vida disoluta. El mal, certeza omnipresente sin rostro ni nacionalidad –aunque luego se encarne en un religioso– perpetrada por los intereses ocultos de élites interconectadas, es nuevamente aplacado por el ocioso norteamericano.

El siguiente estreno, el 27 de noviembre de 1930, podría considerarse un reflejo de la crisis que atravesaba el régimen político en España: once días antes, José Ortega y Gasset denunciaba en El Sol “El error Berenguer” y, casi dos semanas después de retirarse la obra del cartel en extrañas circunstancias, tenía lugar la sublevación en Jaca para acabar con la monarquía. Dictadura, de Enrique López Alarcón, fue el mayor acontecimiento que protagonizó la Compañía de dramas policíacos Caralt43.

La prensa siguió expectante los ensayos y su interés permite hoy la recuperación de fragmentos44 de un texto, hasta el momento, ilocalizable. López Alarcón ya era un autor reconocido –acababa de verificar el estreno, por la compañía del Teatro Español, de la adaptación de Fortunata y Jacinta, adaptaciónen la que había colaborado– pero Dictadura merecía especial atención al inscribirse en uno de los muchos intentos que, a lo largo de 1930 y desde el teatro, intentaron criticar al régimen; aunque, ocasionalmente, fuesen más bien una manifestación simbólica que exponente de contenido político (Dougherty y Vilches, 1997, 42).

Dictadura era un alegato contra la pena de muerte y la aleatoriedad e indolencia de la Justicia ambientado en la Regencia. Bajo la denominación de “drama social”, el texto articulaba su tesis en cinco actos y sobre las diversas dictaduras que oprimen al individuo: la del instinto –durante una revuelta estudiantil, Luis mata a un guardia que ha maltratado a un compañero suyo–; la del deber –entregado a un tribunal militar en vez de uno civil, el homicida es sentenciado por una ley inmovilista y la pasividad del Gobierno y la Iglesia, aunque en contra al deseo de la monarquía–; la del amor –la madre del estudiante muere desconsolada, la novia ingresa en un convento–; y la de la Naturaleza –el padre de Luis, enloquecido, mata al ministro dimisionario que nada hizo por salvar a su hijo–. Los decorados, de Silvio Bermejo, consistían en una sala de audiencias, un elegante despacho inspirado en el del ministro de Gracia y Justicia, y el interior de una casona andaluza.

A diferencia del emocionado público que asistió al estreno, la crítica recibió con tibieza el contenido de la pieza y se centró en comentar la forma, en general, insatisfactoria. Señaló el contenido acusadamente melodramático y maniqueo, apto para la concurrencia popular del Teatro Pavón. Solo El Liberal reseñó el acontecimiento desde la interpretación política, acaso la única posible.45 Después de una docena de representaciones, López Alarcón retiró la obra “por discrepancias con la empresa”46. La prensa española, maniatada entonces por la censura gubernamental, no permite esclarecer hoy los hechos. La prensa internacional, en cambio, sugiere la incautación de la pieza47 [Fig. 6 y Fig. 7].

La tranquilidad regresó al Teatro Pavón y se sucedieron sin pena ni gloria tres reposiciones, el 4, 8 y 10 de diciembre: La mano gris, La cartera del muerto y La serpiente azul, que obtuvieron, respectivamente, seis, siete y nada menos que veintiuna representaciones, batiendo la última obra el récord del repertorio.

La mano gris es un melodrama de espionaje que aborda la primera aventura de Nick Carter: en una fiesta de Carnaval de la embajada alemana en Londres, Olimpia de Fleur es asesinada coincidiendo con el extravío de un importante documento militar capaz de comprometer la paz entre Alemania e Inglaterra. Aunque el segundo incidente constituye el reclamo argumental, ambas tramas no convergen, y la primera fagocita a la segunda. Porque, al fin y al cabo, no hay que temer por las relaciones diplomáticas, gracias a una imperceptible red de relaciones –amorosas, económicas y lúdicas– que nada tienen que ver con la política internacional. Muy al contrario, la juerga se apodera de la escena, y los disfraces ridículos de la farsa carnavalesca imprimen inquietud al cuadro, lo que no impide a Nick Carter descubrir al asesino. No es sorprendente: es alemán y lleva un guante gris desde el primer acto.

La cartera del muerto, de Pedro Muñoz Seca (Teatro Centro, 6-XII-1920) (Dougherty y Vilches, 1990, 215), de cuya reposición por parte de la compañía de Caralt no tenemos noticia, es una comedia dramática de género detectivesco que plantea interrogantes morales confrontando personajes de clase social y posicionamiento diversos ante un crimen. Un apresurado final feliz pretende resolver el conflicto: en la consulta de un médico rural se disputa la identidad del asesino de Julio Marcén y, aunque hay dos sospechosos, el altruismo del galeno acaba por convertirle en uno más. La responsable, sin embargo, es su hermana, que vengó con el asesinato la violación de la que fue víctima. Su única culpa –así lo reconocen todos los personajes– fue robarle la cartera al agresor, ya muerto, para fingir un móvil criminal.

Es posible intuir qué era La serpiente azul, de T. A. Mac-Raulor, gracias a la crítica y a una fotografía publicada en prensa48, pero también a los informes redactados por los censores de la dictadura franquista, pues, de momento, no hay rastro del texto49. Se trataba de un melodrama de aventuras con una trama detectivesca salpicada de orientalismo y anécdotas espiritistas: estafadores, inventos maravillosos, fumaderos de opio, y cierta ambivalencia entre el héroe y el villano de la fábula, apuntan hacia un texto formalmente no muy alejado del repertorio genuino de Caralt [Fig. 8].

Después de las tres reposiciones se estrenó, el 19 de diciembre, una apuesta sorprendente que solo pudo resistir cinco representaciones: Los majos de Cádiz50. Su autor, Enrique de Alvear, adaptó a la escena un fragmento del clásico homónimo de Armando Palacio Valdés, alentado por el éxito que cosechaba entonces el género flamenco (Dougherty y Vilches, 1997: 163-169). Tres actos pintaban un cuadro popular a todo color y música y baile flamencos en directo, protagonizado por Soledad y los celos que esta inspira a tres hombres, dispuestos a medir sus fuerzas en la taberna. “La culpa es del adaptador, que estropea un texto”, dictaminó Fernández Almagro. Los actores de Caralt, nada habituados a las exigencias interpretativas del género, hicieron cuanto pudieron.

La temporada del Teatro Pavón acabó con la reposición de Raffles,el 24 de diciembre,y el estreno de la autoparódica La banda de as de copas, el día 2751.

La cartelera teatral de la prensa no indica la autoría correspondiente a la primera de las obras citadas, aunque es posible que la escenificada por Caralt fuera el “arreglo” de Gil Parrado, todo un clásico del melodrama detectivesco que se estrenó en 1908. La inocua fábula toma como excusa el robo de un collar para enfrentar al seductor Raffles y a Bedford, ladrón y policía aficionados, respectivamente, en una persecución más bien lúdica. La pieza, descafeinada en exceso para el público de los años treinta, resistió cuatro representaciones.

La segunda, de Enrique del Valle, tuvo mejor suerte, con ocho representaciones. Era una farsa policíaca en tres actos –diálogo y personajes son un guiño al madrileñismo del sainete–, que se estrenó el día de los Inocentes. Se trata de una pieza de exigua calidad literaria que aborda los clichés policíacos explotándolos con personajes de nacionalidad española: Cesáreo Martín, Míster Lupa, se cree un sagaz detective, y propaga su fama escribiendo sucesos en El Informador. Su última invención es la “banda de as de copas”, que comete fechorías en Madrid. Abandonará su excéntrica conducta cuando su familia y los compañeros de la redacción finjan la existencia de la banda –que recuerda a una logia masónica– y Cesáreo comprenda, como Alonso Quijano, lo perniciosa que puede ser la lectura desmedida de, en este caso, novelas policíacas.

El 31 de diciembre de 1930, después de una frenética temporada de estrenos y reposiciones, colmada de asesinatos, secuestros, procesos judiciales y persecuciones, la Compañía de dramas policíacos Caralt se despidió del Teatro Pavón para llevar, en una nueva gira por provincias –por el camino, España se transformó en república–, el “teatro de la emoción”.



39 “Novedades teatrales. En Madrid y Barcelona”, La Ilustración Artística, 11-I-1915, pág. 6; “Los teatros. Gacetillas. Price”, La Correspondencia de España, 18-I-1915, pág. 7.

40 A., “Pavón. Herencia sangrienta, melodrama de H. Casois”, La Libertad, 8-XI-1930, pág. 5; A.B., “En Pavón. Herencia sangrienta”, La Voz, 8-XI-1930, pág. 2; F., “Correo de teatros. En Pavón. Herencia sangrienta”, Informaciones, 8-XI-1930, pág. 4; “Los teatros. Pavón. Herencia sangrienta”, El Liberal, 8-XI-1930, pág. 3; “Pavón. Herencia sangrienta”, El Heraldo de Madrid, 8-XI-1930, pág. 5; MARTÍN, J., cit.; La Nación, 8-XI-1930, pág. 7; “Novedades teatrales. En Pavón. Estreno de Herencia sangrienta, melodrama en cinco actos, original de H. Casois”, El Imparcial, 8-XI-1930, pág. 4; “Pavón. Herencia sangrienta, melodrama en cinco actos, original de H. Casois”, El Sol, 8-XI-1930, pág. 4.

41 A.H., “Novedades teatrales. Pavón. Reposición de Franz Hallers”, La Correspondencia Militar, 22-XI-1930, pág. 4.

42 La diadema de la princesa, Herencia sangrienta y Fantoma, cuya representación estaba prevista para el 17 de noviembre en el Teatro Pavón, fue suspendida –también en Eslava, Fontalba, Fuencarral, Latina y Price– debido a la huelga de tramoyistas y electricistas que secundaron la huelga general en Madrid. “Los espectáculos del domingo. Se desarrollaron sin ningún incidente”, Informaciones, 17-XI-1930, pág. 6.

43 ALSINA, José, “Pavón. Dictadura”, La Nación, 28-XI-1930, pág. 11; CUEVA, Jorge de la, “Pavón. Dictadura”, El Debate, 28-XI-1930; CUEVA, José de la, “Correo de teatros: Pavón. Dictadura”, Informaciones, 28-XI-1930, pág. 4; DÍEZ-CANEDO, E., “Dictadura, drama social, de don Enrique López Alarcón”, El Sol, 28-XI-1930, pág. 8; F., “Informaciones y noticias teatrales. Pavón. Dictadura”, ABC, 28-IX-1930, pág. 42; FERNÁNDEZ ALMAGRO, M., “Información teatral. Dictadura, drama social estrenado ayer en el teatro Pavón”, La Voz, 28-XI-1930, pág. 2; H., “Dictadura drama social original de Enrique López Alarcón”, La Correspondencia Militar, 28-XI-1930, pág. 4; J.G.O., “López Alarcón obtiene un gran éxito en Pavón con su drama social Dictadura”, El Heraldo de Madrid, 28-XI-1930, pág. 5; MORI, Arturo, “Pavón. Dictadura, drama social, de Enrique López Alarcón”, El Liberal, 28-XI-1930, pág. 3; PARÍS, Luis, “Novedades teatrales. El estreno de Dictadura en el teatro Pavón”, El Imparcial, 28-XI-1930, pág. 5; “La vida escénica. Noticias y comentarios del día. López Alarcón y Dictadura”, La Libertad, 30-XI-1930, pág. 9; “La semana teatral”, Estampa, 6-XII-1930, pág. 23; “Actualidades Teatrales”, Blanco y Negro, 7-XII-1930, pág. 64; DÍEZ-CANEDO, Enrique, “Sobre el escenario y entre bastidores. Un espectador en Madrid”, Crónica, 7-XII-1930, pág. 3.

44 La Correspondencia Militar y El Heraldo de Madrid adelantaron a sus lectores dos fragmentos distintos del texto. El primero escogió uno en el que se decidía el fatal destino del condenado y, el segundo, otro decididamente anticlerical. Unos días antes, este rotativo había permanecido suspendido. “Sección de rumores”, El Heraldo de Madrid, 17-XI-1930, pág. 14; “El estreno de esta noche en Pavón. Fragmento de una escena del drama social Dictadura”, El Heraldo de Madrid, 27-XI-1930, pág. 5; “Estreno en Pavón de Dictadura”, La Correspondencia Militar, 27-XI-1930, pág. 4. El Liberal, consciente del riesgo de la censura, anunciaba que la obra “aborda valientemente un tema de propaganda social latente –y matizaba–, aunque sin carácter político, para transmitir al espectador la más intensa emoción estética”. El Liberal, 19-XI-1930, pág. 7.

45 Es Arturo Mori quien ofreció tan significativa anécdota: “Dictadura se llamó al principio Dictaduras; pero la fuerza del consonante le quitó una ese”.

46 “La actualidad teatral. Chismes y cuentos”, El Imparcial, 4-XII-1930, pág. 7. También se hizo eco de la noticia El Liberal. “Los teatros. Sin Dictadura”, El Liberal, 3-XII-1930, pág. 4.

47 “Especialísimas” fueron las razones que, según El Heraldo de Madrid retiraron la obra del cartel. “Sección de rumores”, El Heraldo de Madrid, 5-II-1931, pág. 7. Un año después del estreno, la corresponsal en Madrid del periódico francés Comœdia, Remée de Hernández –madre de la actriz Josita Hernán–, repasó los estrenos notables de la temporada anterior: “Dictadura de Enrique Lopez Alarcon fut très applaudie et l’aurait été bien plus sans les coupures qu’imposèrent les dernières autorités de la monarchie qui mutilèrent sans pitié une pièce qui pouvait être citée comme un modèle théâtral et littéraire”. HERNÁNDEZ, Rémée de, “Lettre de Madrid. En attendant un renouveau théâtral la littérature ne chôme pas” Comœdia, 12-IX-1931, pág. 4. Dictadura no figura entre los expedientes de censura teatral (1931-1937), del fondo 21 de la Sección de Cultura, del AGA.

48 A.A., “Los teatros. Pavón. La serpiente azul”, El Liberal, 11-XII-1930, pág. 5; DOÑESTEVE, “En Pavón. La serpiente azul”, Gran Sport, 11-XII-1930, pág. 5; El Imparcial, 11-XII-1930, pág. 3; FERRARI, F., “Correo de teatros. En Pavón. La serpiente azul”, Informaciones, 11-XII-1930, pág. 4; Herce, cit.; “La vida escénica. Noticias y comentarios del día. Dos estrenos”, La Libertad, 12-XII-1930, pág. 9.

49 La serpiente azul (AGA, 73/8664, expt. 579/45).

50 Los majos de Cádiz fue dada a conocer por la Compañía de Rosarito Iglesias en el Teatro Pereda, de Santander, el 29 de enero de 1930. A., “Los estrenos. Pavón. Los majos de Cádiz, adaptación de la novela del mismo nombre de Armando Palacio Valdés, hecha por Enrique de Alvear”, La Libertad, 20-XII-1930, pág. 4; “En el teatro Pavón”, ABC, 20-XII-1930, pág. 4; Herce, “Información teatral. Pavón. Los majos de Cádiz, comedia en tres actos de D. Enrique de Alvear”, La Libertad, 20-XII-1930, pág. 4; J.G.O., “Teatros y cines. En Pavón. Los majos de Cádiz, adaptación de la novela de Palacio Valdés, por Enrique de Alvear”, El Heraldo de Madrid, 20-XII-1930, pág. 5; J.R.C., “Correo de teatros. En Pavón. Los majos de Cádiz”, Informaciones, 20-XII-1930, pág. 6; M.F.A., “Información teatral. En Pavón. Estreno de Los majos de Cádiz”, La Voz, 20-XII-1930, pág. 2; O., “Pavón. Los majos de Cádiz”, El Debate, 20-XII-1930, pág. 4; TORRES ENDRINA, R., “Novedades teatrales. Pavón. Escenificación de Los majos de Cádiz”, El Imparcial, 20-XII-1930, pág. 6.

51 También llamada Novelones policíacos. CUEVA, Jorge de la, “Pavón. La banda del as de copas”, El Debate, 28-XII-1930, pág. 6; E.D.-C., “Información teatral. Pavón. La banda de as de copas, de Enrique del Valle”, El Sol, 28-XII-1930, pág. 4; “Estreno de La banda de as de copas, tres actos, de Enrique del Valle”, La Libertad, 28-XII-1930, pág. 9; R., “La banda de as de copas”, La Correspondencia Militar, 28-XII-1930, pág. 4; J.R.C., “En Pavón. La banda del as de copas”, Informaciones, 29-XII-1930, pág. 6; M.F.A., “Información teatral. El estreno de La banda del as de copas. El sábado en Pavón”, La voz, 29-XII-1930, pág. 2; “Pavón. La banda del as de copas”, La Nación, 29-XII-1930, pág. 11; “Informaciones y noticias teatrales. En Madrid. Pavón. La banda del as de copas”, ABC, 30-XII-1930, pág. 48.

 

Primera  · Anterior -
 1  2  3  4  5  6  7  8  9  10 
-  Siguiente ·  Última

 

espacio en blanco

Logo Ministerio de Cultura. INAEM
Logo CDT



Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mecd.es | ISSN: 2174-713X | NIPO: 035-16-084-2
2016 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Inicio    |    Consejo de Redacción    |    Comité Científico    |    Normas de Publicación    |    Contacto    |    Enlaces