¿Cómo definir el teatro de calle o teatro en la calle en la actualidad? Los anglosajones utilizan el término outdoor theatre, que marca el énfasis en la idea de espacio abierto, y los franceses normalizaron a partir de los años 80 del pasado siglo la nomenclatura de artes de la calle, un concepto más extensivo que incluye otras disciplinas, además del histórico teatro, como la danza, el circo, las instalaciones, el site-specific o incluso la ópera.

1. PRIMERA APROXIMACIÓN

Más allá de las nomenclaturas, es importante destacar el carácter democrático y reivindicativo de las artes de la calle en este momento. El teatro de calle nos remite a los lugares compartidos de nuestros pueblos y ciudades, a explosiones imaginativas y democráticas, herederas de las antiguas ágoras clásicas, herederas también de nuestra fiesta mediterránea, de la experiencia cultural compartida y también de un pensamiento cómplice.

1.1. Antecedentes

Varios pensadores trabajaron sobre estas ideas (los situacionistas, Michael de Certeau…), replanteándose la significación del espacio público y cotidiano. De esta manera, a mediados de la década de los cincuenta, los situacionistas, encabezados por Guy Debord, deseosos de incentivar la participación en la vida cotidiana de los ciudadanos en una sociedad cada vez más consumista y alienante, sugirieron una aproximación entre arte y vida para estimular las experiencias vitales compartidas. También cabe destacar al filósofo Jürgen Habermas, quien teorizó sobre el espacio público, al que consideró como la esfera en la cual tienen lugar los intercambios críticos y el cuestionamiento del poder autoritario desde el siglo XVIII en Occidente. No es extraño que en la década de los sesenta la reivindicación del espacio público, entendiéndolo como espacio común y democrático, fuera una constante que llega hasta nuestros días.

De esta manera, el espacio público de la ciudad contemporánea se convierte en camino o escenario polivalente. El teatro de calle juega desde entonces un papel importante en nuestras ciudades como oportunidad de vivencia lúdica compartida, como índice de salud democrática y de libertad.

También hay que considerar el teatro de calle como un oasis de creatividad ante la colonización del espacio público por los reclamos publicitarios, los frenéticos panales luminosos y su frecuente estética kitsch.

Como veremos, desde la eclosión de los años 60, se han creado nuevas estéticas y nuevas fórmulas dramatúrgicas en el teatro de calle, como el site-specific, y un uso contemporáneo de los géneros escénicos históricos al aire libre tales como la procesión, las parades u homenajes, o bien proposiciones de nuevo cuño como los paseos o caminatas colectivas propuestas para crear otras cartografías urbanas.

No olvidemos que el libre acceso al espacio público, su gratuidad, es una característica propia del teatro de calle que enlaza con uno de los fundamentos del ser humano: su dimensión social. Pero ello demanda un equilibrio con la tranquilidad de la privacidad de los ciudadanos. A causa de ello, y al margen de manifestaciones espontáneas, las programaciones buscan este equilibrio a partir de propuestas de concentración (calendarios festivos, festivales, ferias…), aunque algunas representaciones, por su gran dimensión, pueden colapsar el centro de una metrópolis como Londres. Así sucedió en 2006, cuando los londinenses se vieron sorprendidos por el macroespectáculo The Sultan’s Elephant de Royal de Luxe, para cuya puesta en escena fueron necesarias 115 personas, entre actores y técnicos, además de las enormes figuras articuladas¹. El mismo fenómeno sucedió en otras ciudades como Santiago de Chile o Nantes, ciudad natal de la compañía.²

En este momento, los artistas de calle han demostrado su capacidad para reinventar estéticas nuevas a partir del uso de nuevas tecnologías (mappings, holografías, infografías, hinchables, auriculares para los participantes...) y de una relación directa entre texto espectacular y contexto determinado (site-specific ), o recreaciones históricas teatralizadas de acontecimientos. Esta imparable evolución y crecimiento de las artes de calle ha aportado novedad a las políticas culturales públicas (y en menor grado privadas) gracias a una nueva dinámica de relación con el público y del diálogo entre creador y ciudad, además de un claro reconocimiento intelectual del teatro y las artes de calle.

En nuestro país, un índice de esta normalización lo encontramos en el mapa de festivales especializados en toda la geografía española (ver apartado 3.3.). En 2016, se creó PATEA, Asociación Estatal de Artes de Calle y, además, en esta XX edición de los Premios Max de Artes Escénicas 2017, premios otorgados por la SGAE (Sociedad General de Autores de España) se ha incluido por primera vez el Premio al Mejor Espectáculo de Calle.

1.2. Sombras

Sin embargo, no todo es positivo respecto a las artes de calle, esa manifestación atávica, anterior al teatro de sala. Recordemos que en algunos países está prohibido a través de legislaciones restrictivas. Pero también en Occidente las medidas de seguridad en contra de los efectos pirotécnicos (herramienta secular en los países mediterráneos de las artes de calle) o de aglomeraciones urbanas, en el actual clima de lucha contra el terrorismo, nos sitúa ante un replanteamiento del teatro de calle en el siglo XXI. Hay numerosos indicadores sombríos en este sentido.

1.3. Formación

¿Cómo se transmite el conocimiento sobre las artes de calle? Los grupos más antiguos de esta modalidad han ido reclutando nuevos componentes a los que, a su vez, han ido incorporando de forma progresiva a sus creaciones. A nivel nacional, destaca la propuesta de la compañía de Vila-Real Xarxa Teatre, una compañía valenciana especializada en montajes de gran formato con propuestas muy conocidas a nivel internacional. Xarxa creó Volantins, un grupo-escuela, con la finalidad de formar a intérpretes y técnicos a los que poder incorporar al grupo madre tras un tiempo de formación práctica paralela a la experiencia profesional. También a Xarxa debemos la única publicación estable especializada en artes de calle, se trata de la revista trimestral Fiestacultura, que desde 1999 ofrece noticias de actualidad y artículos de opinión sobre este género. En la actualidad, está liderada por Manuel V. Vilanova, director de Xarxa Teatre.

Otro método de formación práctica son las residencias creativas para jóvenes profesionales. En este sentido, FiraTárrega, en la etapa de su actual director artístico, Jordi Durán, ha dado mucha importancia a los programas de ayudas a la creación a través de residencias que finalizan en espectáculos que después se programan en la propia Fira. La de 2017 será ya la séptima edición de estas convocatorias. Pero también son necesarias otras propuestas a nivel más académico.

En este sentido, existe desde 2013 un primer paso hacia la normalización de estos estudios a nivel nacional. Se trata del Master de Creación en Artes de Calle (actualmente posgrado), un título propio, que de forma bianual convoca FiraTàrrega y la Universidad de Lleida con concurrencia de estudiantes internacionales. Todavía lejos de la consolidada tradición francesa mediante los cursos de la FAI ART (Formation Supérieure d’art en Espace Public ) con sede en Marsella y su Cité des Arts de la Rue ³ o también de la realidad británica (BA Street Theatre es un grado oficial en la Universidad de Winchester creado en 2009), el ejemplo de Tàrrega es otro índice de normalización al respecto en nuestro país.

1.3.1. Interés de la Unión Europea respecto al teatro de calle

Destacamos cómo últimamente han surgido nuevas iniciativas europeas; una de ellas es el curso intensivo de verano en Lituania a través de la European Outdoor Arts Academy de Kaunas, un programa de formación que cuenta con fondos europeos. No olvidemos que la Unión Europea ha favorecido el mercado creciente del teatro de calle con ocasión de las celebraciones de las sucesivas Capitalidades Europeas, eventos, homenajes históricos, etc... Vale la pena recordar que en 2007 el Parlamento Europeo encargó al coordinador de Circostrada⁴, el francés Yohann Floch, el estudio Street Artist in Europe con la finalidad de establecer una panorámica de este género escénico que cohesiona ciudadanos y territorios y, al mismo tiempo, hereda y re-interpreta un enorme patrimonio inmaterial de nuestra historia común.