3. LA CABEZA DEL BAUTISTA (EN JOCO SERIA, 1973).

3.1. Textos teatrales integrados en el espectáculo Joco Seria.

El citado espectáculo se componía de cuatro textos teatrales: Entremés de la ropavejera, de Quevedo; Entremés del viejo celoso, de Cervantes; La cabeza del Bautista, de Valle-Inclán; y El retablillo de don Cristóbal, de García Lorca.

3.2. Ficha del estreno. Reparto. Ficha artística y técnica.

Lugar: San Javier (Murcia).
Fecha: 30 de julio de 1973.
REPARTO DE LA CABEZA DEL BAUTISTA
La Pepona: Carmen Guillén
Don Igi: César Bernad
El Jandalo: Blas López
Valerio: José A. Aliaga
El barbero: Javier Orrico
El sastre: Manolo Ortín
El enano de Salnes: Manolo Pérez
Rondallistas: Carlos Pérez y Juanjo Ávila

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA [EQUIPO DE REALIZACIÓN (sic)] DE JOCO SERIA
Escenografía: Juan Antonio Molina
Iluminación: José Manuel Ortín y Miguel Sanicolás
Música original: Juanjo Ávila y Carlos R. Pérez
Dirección adjunta: José Antonio Aliaga
Puesta en escena: César Oliva

3.3. Críticas publicadas en prensa (selección).

Diario Línea (Murcia). 31 de julio de 1973. Alfonso Díez:

[…] El título, muy bien escogido, porque son obrillas con rasgos de humor, pero con un fondo (en cualquier escena) muy serio.

[…] Capítulo aparte merece La cabeza del Bautista en la que no se logró nada de lo conseguido en las restantes. La obra de Valle-Inclán estuvo desvirtuada. Muy fría. Adoleció hasta de errores escénicos. Esto resulta curioso parándose a pensar que César Oliva es un especialista en Valle. Lo cierto es que esta vez le salió mal […].

Diario La Verdad (Murcia). 5 de septiembre de 1973. Monastrel:

[…] El denominador común, la sátira a la española, llegó al público sin ninguna dificultad, gracias a un montaje vivo y colorista, y a una acción muy movida, llena de recursos absolutamente teatrales, en la que coexisten, complementándose, parlamentos, bailes y músicas.

El Teatro Universitario de Murcia ha hecho, en esta ocasión, un trabajo concienzudo, digno, más que de un grupo vocacional de estudio, de una consumada compañía profesional […].

Esta experiencia de llevar el teatro a los barrios –que no es nueva, pero sí eficaz– debería ser alentada todavía más por quienes tienen la responsabilidad de la cultura del pueblo. Los espectadores que anoche contemplaron Joco Seria agradecieron el esfuerzo del Teatro Universitario, y lo demostraron aplaudiendo sin reservas en los mutis y en los finales de cada una de las piezas.

3.4. Reflexiones teóricas del director del espectáculo.

Incluimos, como en el estudio de los espectáculos anteriores, reflexiones teóricas del director recogidas en la obra Ocho años de teatro universitario (VV.AA., Oliva ed., 1975, 214-218):

A estas alturas había conciencia en el grupo de que nos encontrábamos en una segunda etapa de trabajo. […] Copiando interesantes resultados de la etapa anterior, imaginé una nueva Fiesta de los Carros [1968], con distinto pie forzado. Si el espectáculo de piezas cortas fue tan agradecido en el 68, cinco años después, si se repetía, debía de ser con un punto de arranque que superara al anterior. […] El grupo volvía a proponer nuevos ejemplos de una línea estilística, propia de nuestro arte, en cuyo estudio habíamos empleado no poco tiempo. Ya en Los caprichos del dolor y de la risa mostramos la línea entremés-sainete-esperpento […]. Ahora dábamos dos entremeses junto a dos piezas de los primeros años del siglo XX, con relaciones plenamente justificadas.

Interpretación actoral: en hora y media hay que cambiar de tipo varias veces […]. En definitiva, un proceso de interpretación volcada, intensa, pero con la suficiente distancia entre actor y personaje para evitar la identificación, distancia provocada en principio por el cambio de tipo.

Escenografía: Juan Antonio Molina […] creó un espacio ambiental –tenderete en barraca de feria–, auténtica solución para utilizar un juego de biombos fácil de transportar.

[…] Nos interesaba que al espectador menos habitual al teatro, le entraran montones de imágenes; y que al otro, al intelectual, sirvieran éstas de preparación ante unos textos riquísimos en sugerencias.

[…] Joco Seria entiendo que cumplió idéntico objetivo al que La fiesta de los carros consiguiera en la primera etapa, esto es, divertir bajo un soporte intencionado y crítico.

3.5. Otros materiales: programa de mano del espectáculo.

[fig. 11: Portada del programa de mano del espectáculo].

[fig. 12: Programa de la VII Campaña de Extensión del Teatro].

* * *

Para valorar el alcance de las tres producciones, indicaremos el número de representaciones que tuvo cada una de ellas. Farsa y licencia de la reina castiza, en sus dos versiones –estreno y reposición– tuvo un total de veinte representaciones; los Caprichos del dolor y de la risa, que incluían texto de Valle-Inclán, fueron representados en nueve ocasiones; y, por último, hubo veintiocho funciones de Joco Seria, que incluía igualmente un texto de Valle. Los tres espectáculos se pasearon a lo largo de la geografía nacional, con mayor volumen de representaciones en la Región de Murcia, y el primero de ellos se representó además en Burdeos, Francia. También con respecto al alcance de los espectáculos, hay que señalar que Farsa y licencia de la reina castiza obtuvo el Premio a la Mejor Representación en el festival nacional celebrado en Palma de Mallorca en 1968, denominado Festival de Palma 68, organizado por la Federación Española de Teatro Universitario.

No se puede olvidar, por otra parte, el hecho de que estas producciones se llevaran a cabo en los últimos años de la dictadura franquista. Ello impregnaba el trabajo del grupo desde su propia configuración, pues hasta hacía pocos años había sido TEU, dependiente del SEU, y no T.U, vinculado directamente a la Universidad de Murcia, pasando por la censura y la auto-censura. Aun así, estas producciones de Valle-Inclán no padecerían la censura en el grado que lo hicieron otras producciones del mismo autor llevadas a cabo por grupos teatrales universitarios, como el de Zaragoza, dirigido por Juan Antonio Hormigón (Rubio, 1999, 287).

Una vez llevada a cabo la reconstrucción de los espectáculos de Valle-Inclán producidos por el T.U. de Murcia durante el franquismo, podemos establecer una serie de conclusiones. En primer lugar, los tres espectáculos reconstruidos vinculan efectivamente al grupo universitario dirigido por César Oliva al movimiento general de recuperación del teatro de Valle en los escenarios iniciado en los años sesenta (Rubio, 1999, 280), e igualmente al fenómeno del teatro independiente, en tanto que grupo con una declaración de intenciones y unas acciones concretas en cuanto al apartado ideológico, sociológico, estético y formal. En segundo lugar, y en cuanto a la valoración de las críticas publicadas en prensa, incluidas en este artículo o en la obra Ocho años de teatro universitario. T.U. de Murcia 1967-1975 (VV.AA., Oliva ed., 1975, pp. 32-35, 110-113, 222), todas ellas nos hablan de unos resultados escénicos efectivos y de una buena acogida, en general, por parte de público y crítica. Junto con los logros del grupo, también se hicieron constar sus errores o sus resultados desiguales. La Farsa y licencia de la reina castiza fue la que obtuvo una acogida más entusiasta y unánime, obteniendo, como sabemos, el premio nacional de teatro universitario a la Mejor Representación. Por último, llevando a cabo una visión comparativa entre las tres producciones y sus correspondientes planteamientos de teoría y práctica escénicas, reseñados pormenorizadamente en el apartado de reconstrucción de los espectáculos, se observa una consciente, decidida y voluntaria continuidad estilística e ideológica entre Farsa y licencia…; Las galas del difunto en Caprichos…; y La cabeza del Bautista en Joco Seria, convirtiendo estos tres espectáculos en los pilares fundamentales de la aportación del T.U. de Murcia a la escena universitaria e independiente española con respecto a Valle-Inclán, no solo en cuanto a la mera presencia del autor en los escenarios, sino también por la propuesta firme de una mirada informada, arriesgada y comprometida ante la figura de Valle-Inclán, concretada en la revitalización o reactivación de su obra. Todo eso fue lo que, durante el periodo franquista, consiguieron aquellos jóvenes luchadores del teatro universitario de Murcia.