El chico de la última fila, de Juan Mayorga. Por Ur TeatroAutoría: Juan Mayorga.
Una historia de maestros y alumnos, padres e hijos. Una comedia ácida y amarga, llena de ternura. (Helena Pimenta, directora). Germán, el profesor de literatura, enseña a Claudio a mirar de cerca, sin prejuicio, sin condenar a los personajes a priori. Germán enseña todo esto, pero nunca ha sido capaz de llevarlo a cabo. Germán proyecta todos sus prejuicios con la clase media sobre la familia espiada por Claudio. El profesor cuestiona la validez de lo que escribe Claudio al tiempo que insufla ese oscuro deseo de atrapar alguna verdad con la escritura. Germán dota a su alumno –y del mismo modo a los espectadores– de las herramientas necesarias para poner en tela de juicio la escritura. En este punto el texto nos hace pensar si la literatura sirve para algo en nuestras vidas y si la función artística comienza donde termina la pedagogía. Hay algo muy hermoso en el texto que tiene que ver con la verdadera herencia. Con el momento decisivo en que un ser humano se cuestiona qué hacer con todo lo acumulado y aprendido durante su vida. Y en este sentido, Claudio será el que posiblemente consiga escribir todo lo que Germán no pudo. José Manuel Mora, “Mayorga escribe para Pimenta”, El Cultural, 12 de octubre de 2006. |