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La sombra de Lear, basado en El rey Lear, de Shakespeare, por Ultramarinos de Lucas

Autoría: del Colectivo, a partir de la obra de William Shakespeare.
Iluminación, escenografía, vestuario y dirección: Ultramarinos de Lucas.
Intérprete: Juan Berzal
Estreno: 4 de febrero de 2011, en el Teatro del Mercado (Zaragoza).

 

¿Es posible que un solo actor pueda contar al público La tragedia del Rey Lear, de William Shakespeare? Ultramarinos de Lucas se ha hecho esa pregunta y se ha respondido que sí, y desde el pasado viernes están en el Teatro del Mercado para intentar demostrarlo. Porque eso es La sombra de Lear [Shakespeare], el empeño de un actor en contar a los espectadores la conocida tragedia shakesperiana. Y él solo se sube al escenario. Y juega con el público, con el texto, con el espacio y con el propio concepto de personaje al que toma, deja, desnuda, transforma o reduce a un objeto en escena para al final, y tras dos horas de monólogo, contarnos, en efecto, el Lear de Shakespeare en una propuesta que es ingeniosa, divertida y por momentos emocionante.

El espectáculo se articula al modo de unos espejos que se enfrentan y se reflejan mutuamente, como una sucesión de desdoblamientos que nos devuelven una visión caleidoscópica de la escena, de la tragedia de Lear y del teatro mismo. Hay un desdoblamiento del texto de Shakespeare que está presente en fragmentos literales, reescrito y abordado con cierta distancia crítica cargada de ironía. El actor se desdobla en personaje que a su vez se desdobla en otros personajes: Lear, sus hijas, el conde de Gloucester, sus hijos, el duque de Albany, el bufón… Es ese juego de imágenes, ese ir saltando de un plano a otro, lo que constituye el eje vertebrador de un divertimento metateatral que dejó muy satisfechos a los espectadores.

La puesta en escena es dinámica, a ratos sorprendente, tiene ritmo, es imaginativa en el planteamiento de las diferentes situaciones, en su resolución, en el uso de los elementos escenográficos o en el empleo de los más diversos objetos que representan personajes (unos zapatos, una espada rota, una cabeza o un brazo de maniquí, un fular…). Hay algunos momentos, sin embargo, en los que el texto se hace denso, como si demasiadas explicaciones o un exceso de información pesaran demasiado sobre los espectadores y no tuvieran tiempo para asimilarlo todo.

Y hay un magnífico trabajo interpretativo de Juan Berzal. Brillante. Justo, medido, convincente. Se mueve con soltura y desparpajo de un personaje a otro, con dominio del ritmo, del fraseo, del cuerpo y la voz, para divertirnos, sorprendernos y también emocionarnos.

Joaquín Melguizo, “Cómo contar Lear”, Heraldo de Aragón, 6 de febrero de 2011.

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