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Efemérides

El amor es un potro desbocado

Teatro Lara de Madrid, 16.1.1959
El amor es un potro desbocado
Luis Escobar estrenó en 1959 su obra sobre el amor de El Cid y Doña Jimena. En la fotografía, Pilar Muñoz y Julio Núñez.

Luis Escobar Kirkpatrick es una de las figuras fundamentales del Teatro en la España del siglo XX. El joven aristócrata que comienza a firmar puestas en escena en los años de la segunda República se convierte en una figura del teatro del régimen franquista cuando, tras haber dirigido el Teatro nacional de Falange durante la Guerra de España, asume en 1939 la dirección del Teatro María Guerrero como nuevo Teatro Nacional. Si su etapa como director de esta institución, hasta 1952, le otorga ya un lugar en la Historia del Teatro por su brillantez como programador y como director de escena de cerca de ochenta espectáculos, su labor como empresario privado y director de escena en las décadas posteriores llena de interesantes matices ese retrato: es el amigo de Federico García Lorca que consigue el primer gran estreno del autor granadino en España desde la guerra, como hemos señalado ya en nuestra sección de Efemérides; es el inquieto empresario que pone en marcha el Teatro Eslava… En esa nueva etapa, Escobar no solo brilla como director de escena sino también como autor dramático, especialmente con la obra que estrena en enero de 1959: El amor es un potro desbocado.

Hablamos de una obra poco conocida (apenas ha habido reposiciones) pero cuyo título la hace superar el olvido que ha devorado a muchas otras. El acierto del título puede compararse al que tuvo Escobar al cambiar el de una de las obras fundamentales de John Boyton Priestley, El tiempo y los Conway, que en la versión estrenada por Escobar se llamó – y es el título que recuerdan muchos aficionados – La herida del tiempo.

 

El amor es un potro desbocado, dirigida por el propio Luis Escobar, con escenografía y figurines de Vicente Viudes, contó con un gran reparto: María Cuadra, María Francés, Adela Carboné, Pilar Muñoz, Mimí Muñoz, Nati Martelo, Teresa Gisbert, Antonio Prieto, Julio Núñez, Leo Anchoriz y José María Cuenca. El estreno tuvo lugar el 16 de enero de 1959 en el Teatro Lara de Madrid.

Escobar recupera un asunto del que ya se había ocupado el teatro de los siglos de Oro: Las mocedades del Cid, de Guillem de Castro, que inspiró también Le Cid, de Corneille. Los amores del joven Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, con Doña Jimena eran representados con un lenguaje actual, diferente. Jimena y Rodrigo fueron María Cuadra (“deliciosa de expresión, de silueta, de actitud, de gesto, actriz que es un puro encanto físico y escénico” escribe en ABC Alfredo Marqueríe) y Julio Núñez (“tal vez demasiado joven… salvó con la mejor voluntad los escollos que presentaba su labor” dice el crítico). Ya que hemos mencionado la crítica de Marqueríe – quién mencionaba la posible influencia de Giradoux en la forma en que Escobar aborda la escritura de la pieza -, usamos sus palabras sobre la comedia: “encantadora, cautivadora, fascinante comedia”.

La obra fue un éxito en su estreno, que Escobar quiso compartir con el director cinematográfico Luis Saslawski, que le había proporcionado la idea de la obra.

Una anécdota, comentada por Manuel Pombo Angulo: en el ensayo general estuvo presente el actor británico George Sanders (para siempre, el crítico de Eva al desnudo) que estaba rodando en España Salomón y la reina de Saba, de King Vidor. Todo lo que hacía Escobar – con razón – despertaba una gran expectación entre los profesionales del teatro. Aquel estreno, como muchos otros del Marqués de las Marismas, fue un acontecimiento.

No podemos cerrar esta nota sin sugerir una visita a la entrevista a Luis Escobar publicada en nuestra Revista Figuras. Que ustedes la disfruten.