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Efemérides

El éxito salvador de ‘El barberillo de Lavapiés’

Teatro de la Zarzuela de Madrid, 19.12.1874
El éxito salvador de ‘El barberillo de Lavapiés’

Francisco Asenjo Barbieri (1824-1894) es una de las más grandes figuras de la música en escena de nuestro país. Desde su descubrimiento en los escenarios madrileños, en 1850, con Gloria y Peluca, desarrolló una carrera de éxito y una obra de la mayor calidad en un género único como es la zarzuela. Jugar con fuego, Los diamantes de la corona – que en estos días se repone en ‘su’ Teatro de la Zarzuela de Madrid – Pan y toros... así hasta superar el medio centenar de títulos; pero, sobre todas, aquella que se estrenaba un 19 de diciembre de 1874.

Parece que en 1874, el Teatro de la Zarzuela – un local que aún no había cumplido veinte años – pasaba por momentos difíciles. El proyecto de un grupo de artistas, de fundar un teatro para dar mayores posibilidades de éxito a este género, no conseguía el suficiente favor del público como para mantenerse abierto. Lo dirigía una de las personas que más habían peleado por su fundación, el bajo cómico Francisco Salas, quien sumaba a la preocupación por la situación del teatro una grave enfermedad que le quitaba las fuerzas necesarias para afrontar aquel momento. Y en esos días llegó a sus manos esta zarzuela con libreto de Luis Mariano de Larra y música de Barbieri.

Paloma – ‘como nací en la calle de la Paloma / ese nombre me dieron de niña en broma’ – fue la tiple cómica Dolores Franco, Lola Franco, ‘notabilísima tiple cómica, guapa, de bonita voz, aunque no de gran volumen, y tan graciosa como simpática.” La acompañaban Cecilia Delgado, Dalmau, Loitia y el tenor cómico Miguel Tormo. Por dar una idea del éxito del estreno: al terminar el segundo acto, los espectadores salieron a la taquilla y agotaron las entradas para poder repetir su felicidad al día siguiente.

Felicidad en medio de las tribulaciones: no estaba precisamente tranquilo el barrio en aquellos días. A poco más de cien metros de este teatro está el Congreso de los Diputados, donde daba entonces sus últimas boqueadas la Primera República española, que iba a terminar sus días el 29 de diciembre, con el pronunciamiento del general Martínez Campos y la restauración borbónica.

El barberillo de Lavapiés salvó de la ruina al Teatro de la Zarzuela, fue un éxito memorable. Lamentablemente, Francisco Salas no pudo disfrutar de aquel renacer, pues falleció en el verano de 1875.

El barberillo se convirtió en pieza segura para que un repertorio contase con el favor del público. En los fondos del Centro de Documentación Teatral, se puede disfrutar de dos grabaciones, dos muy diferentes puestas en escena de esta extraordinaria zarzuela, firmadas por Antonio Amengual y por Calixto Bieito.