Menú principal

Usted está aquí: Inicio / Efemérides de teatro / El retaule del flautista

Efemérides

El retaule del flautista

Teatre de L'Alianza del Poble Nou de Barcelona, 31.1.1970
El retaule del flautista
Hace medio siglo, se estrenaba en Barcelona una de las obras más significativas del Teatro Independiente.

Jordi Teixidor (Barcelona 1939-2011) había fundado un grupo de teatro, El Camaleó,  con su hermano Ramón, Francesc Candel y otros amigos en 1963. En 1968 ganaba el premio Josep María de Sagarra con su obra El retaule del flautista. Ninguna de sus obras posteriores, cerca de una veintena entre narrativa, ensayo y teatro, alcanzó la celebridad de este primer título. Teixidor recibió premios como dramaturgo y ensayista y llegó a ser director del Institut del Teatre de Barcelona. Pero volvamos a El retaule del flautista.

El 31 de enero de 1970, en el Teatre de L'Alianza del Poble Nou, de Barcelona, se estrenaba esta primera obra de Jordi Teixidor. Era la primera de las tres funciones autorizadas. El propio Jordi Teixidor se ocupaba de la dirección escénica y contaba con Carles Berga para la composición musical, Francesc Nel.lo  para la coreografía y Fabià Puigserver para la escenografía y el vestuario. En el elenco encontramos nombres que ha ido dejando atrás el olvido, pero también un par de luminosas presencias que han sido Historia del teatro en nuestro país: Alfred Luchetti, Ovidi Montllor, Andreu Martín, Conxa Sagarra, Domènec Bergadá, Eduard Castals, Elpidia Oliver, Ferran Morales, Francesc Teixidor, Ramón Teixidor, Francina Aloy, Isabel Martínez, Jaume Fusterm, Joan R. Martínez, Joaquim Bas, Jordi T. Omedes, Nadala Batiste, Xavier Vivé. Este montaje contó, además, con la dirección musical de César Díaz.

De aquel estreno nos ha quedado una crónica del gran periodista Luis Carandell en la revista Primer Acto, que explicaba cómo el origen de la obra era una adaptación del cuento El flautista de Hammelin para teatro infantil y que ese origen marcaba la versión para adultos que resultó ser “El retaule” de 1970. Esa sencillez heredada era una de las causas de la total aprobación del público, de sus risas, comentarios y aplausos. Carandel menciona como una “combinación afortunada” la suma de “texto, impacto plástico y gestual y la música”. Aunque menciona algunos aspectos que cree mejorables, menciona lo que fue la sencilla clave de su éxito: “La obra fue muy bien acogida, por haber seguido un principio que suele olvidarse: el de divertir.” Carandel destacaba la extraordinaria labor del protagonista, Alfred Luchetti, además de otros actores como Montllor y Teixidó y el trabajo de Puigserver.

La obra se convirtió en una de las más representadas de aquellos años por los grupos aficionados de todo el país, gracias a su publicación en la revista Yorick, en su número 43, de septiembre de 1970, junto con artículos de Jaume Fuster, Xavier Fábregas y Feliu Formosa.

En Barcelona se estaban moviendo las cosas. No hace mucho, mencionábamos en estas notas el estreno de Tot amb patates de Arnold Wesker, dirigida por Mario Gas. Grupos que se formaban entre estudiantes universitarios trataban de sacudir una realidad cultural que estaba ofreciendo una interesante transformación en sus salas convencionales, con la participación de nombres emblemáticos como Espert o Marsillach. Estaba apareciendo una nueva generación. Y este “retaule” se convirtió en un hito de aquel nuevo comienzo y de ese nuevo espacio especialmente significativo, el CAPSA.

La obra saltó en seguida de las manos de aquel pequeño grupo a una producción mayor, que se estrenaba en abril de 1971, en el Teatre Capsa, con dirección escénica de Feliu Formosa, dirección musical de Josep Cercós, y coreografía de Marina Noreg.  Fabià Puigserver repitió como responsable de escenografía y vestuario y el elenco estuvo formado por Àngel Company, Àngel Seral, Carme Molina, Conxa Sagarra, Enric Serra, Jaume Borràs, Joan Borràs, Joan Vallés, Joan Zanni, Llorenç Duran, Mª Elena Pastor, Manuel López, Manuel Solás, María Alcayna, Montserrat García Sagués, Pau Garsaball, Pere Vidal y Toni Moreno.

Cuando se ocupó de hacer la crítica de esta segunda puesta en escena, José Monleón ya anunció en Primer Acto “se dice que Tábano está preparando la versión en castellano de esta obra”. Efectivamente, en 1971 nos llegan noticias de ese segundo gran salto que llegó muy poco tiempo después. Traducida al castellano, se convirtió en una de las obras emblemáticas de Tábano, que ya recorría el país con su Castañuela 70. Tábano estrena la obra en el Teatro Reina Victoria e inmediatamente queda prohibida: “Por la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos se ha resuelto la prohibición de la obra”. Se argumenta que se ha alterado la obra “sin previo conocimiento del organismo competente”, es decir, sin autorización de la censura. En una entrevista en el Diario Regional de Valladolid, el Subdirector general de Teatro argumenta que se ha prohibido la puesta de Tábano, no la de Barcelona, por algunos aspectos concretos: “La Iglesia está representada por un obispo al que pintan como invertido que cuando reza letanías lo hace con un rosario de ajos. La clase militar está representada por una vergonzosa caricatura del glorioso Millán Astray…”

Ya lo hemos dicho: la obra, gracias a la publicación en Yorick, se había convertido en un territorio habitual para los grupos aficionados. Además, el teatro independiente volvería sobre ella: en 1974 volvió a recorrer escenarios merced a la puesta en escena de Teatro Lebrijano.

En nuestra web sobre El Teatro Independiente en España, ofrecemos un muy especial tesoro para la memoria: el audio de la propuesta de Tábano de El retablo del flautista.