Menú principal

Sou a: Inici / Efemérides de teatro / ‘Sombras de sueño’, el regreso de Unamuno

Efemèrides

‘Sombras de sueño’, el regreso de Unamuno

9.5.1930
‘Sombras de sueño’, el regreso de Unamuno
En la primavera de 1930, Isabel Barrón, Fernando Fernández de Córdoba y Juan Espantaleón estrenan 'Sombras de sueño', dirigidos por Rivas Cherif.

“Anticipamos a decir que la obra tuvo un éxito considerable. No se produjo incidente alguno. Fue escuchada sin prejuicios, con fervoroso interés y aplaudida entusiásticamente. Por encima de toda pasión y de todo acento partidista, volaba muy alto la recia mentalidad de Unamuno, su emancipado pensamiento, en una visión de arte más amplia, de más serena belleza que las agitadas y turbulentas formas de un confusionismo peligroso visto al través del empañado cristal de la política”.

Que una crítica explicite que “no se produjo incidente alguno”, etcétera, nos avisa de que estamos ante un estreno que suponía algo más que una función de teatro. Atendamos a la fecha: Sombras de sueño, de Miguel de Unamuno, llegó a Madrid el 9 de mayo de 1930, después de haberse estrenado en Salamanca. Conviene que relacionemos algunas fechas:

En Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el consentimiento del Rey Alfonso XIII, que acabó con la democracia parlamentaria establecida en España desde 1876. Miguel de Unamuno, durante los meses siguientes, no dejó de protestar en artículos de prensa y cuanta tribuna tuvo a su alcance. El 20 de febrero de 1924, el gobierno del dictador Primo de Rivera decreta el exilio de Miguel de Unamuno a la isla de Fuerteventura, lo que conlleva además el cese como vicerrector de la Universidad de Salamanca y como Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, y su suspensión de empleo y sueldo como catedrático de esta universidad. Este exilio de Unamuno en Canarias se ha visto reflejado en las artes en los últimos años, a través  de la pieza teatral El viejo, el joven y el mar, de Irma Correa, en 2015, y la película de Manuel Menchón La isla del viento, en 2016.

El 9 de abril de 1924 se estrena Fedra, en el Teatro Martín, de Madrid, con ecos de polémica similares a los que se viven en el estreno de Sombras de sueño, como apuntamos en esta sección de Efemérides hace seis años.

En julio de 1924, el gobierno indulta a Unamuno, pero este huye en barco, para no ser perdonado por aquello de lo que no se considera culpable. Se instala en París durante unos años, tras los cuales se traslada a Hendaya. Al cabo de siete años de dictadura, aquejado de una grave enfermedad, Miguel Primo de Rivera presenta su dimisión al rey en enero de 1930, siendo sustituido por el general Dámaso Berenguer. En su primer consejo de ministros, Berenguer restituye en sus cargos a todos los profesores que habían sido separados de sus cátedras, incluido Unamuno. El 9 de febrero, Unamuno cruza el puente que une Hendaya e Irún y es recibido en triunfo por una multitud.

En este contexto histórico, el 24 de febrero de 1930, se estrenaba Sombras de sueño en el Teatro Liceo de Salamanca, por la recién creada compañía Rivas Cherif – Barrón.  La crónica del estreno del diario ABC nos cuenta que Unamuno tuvo que salir a saludar varias veces a lo largo de los actos segundo y tercero y que al final de la función, tras los aplausos, pronunció unas palabras

Miguel Primo de Rivera, que estaba muy enfermo, fallece en París el 16 de marzo.

Y así llegamos al 9 de mayo, en el Teatro Español de Madrid, con un triunfo que, como cuentan las crónicas, superó todo el ambiente externo a lo que era la mera representación de una obra de teatro.

Por supuesto, Sombras de sueño no habla de todos estos avatares históricos, sino de una de esas obsesiones que se reflejan en gran parte de la producción literaria de Miguel de Unamuno: En una isla lejana, una mujer está enamorada de un hombre cuya biografía la ha impresionado de un modo extraordinario. Ese hombre llega a la isla donde vive ella, se conocen. Pero el hombre oculta su identidad, ha decidido ser otro, cambiar su vida y dejar atrás incluso el nombre que tenía, para dejar de ser el tirano en que se iba a convertir. Oculta su identidad y afirma que mató al hombre de la biografía. Finalmente, ante la imposibilidad de que Elvira lo ame a él y no al hombre del libro, se quita la vida de un disparo.

Dejamos aquí la opinión del crítico más importante de la época, Enrique Díez-Canedo: “Sombras de sueño (que esto son, en suma, los personajes, y así lo expresa el héroe) tiene una adusta grandeza que no puede menos de resaltar ante un auditorio atento; la adusta grandeza de todos los dramas de Unamuno, que no son espectáculos de pasatiempo, sino severas creaciones en que las ideas se vuelven sentimientos y los sentimientos se hacen ideas.”

Unamuno había escrito una novela corta que se tituló Tulio Montalbán y Julio Macedo, y con ese título se publicó en “La novela corta”, en Madrid, en 1920. En 1926, en esos años de exilio, transforma ese relato en drama y lo publica en San Sebastián en 1927. La vida rima: celebramos los 90 años de este estreno en los días en que el estado de alarma ha llevado a la suspensión de las representaciones de El Otro, en el Teatro Fernán-Gómez. En noviembre de 1926, Unamuno escribía a su amigo Jean Cassou: “Voy a ver si le envío dos nuevos dramas que he hecho aquí: El Otro y Tulio Montalbán”. Finalmente, encontramos la obra con el título Sombras de sueño publicada en Madrid, en “El teatro moderno”, en marzo de 1930.

Una cosa llama la atención en su primera página. Hay seis personajes: los tres principales, dos criados y La Mar. Esa propuesta de Unamuno encierra una mirada especialmente nueva para el teatro de su tiempo.

Respecto del espectáculo, que como vemos fue celebrado con grandes aplausos, fue una puesta en escena de Cipriano Rivas Cherif, quien continuaba buscando la complicidad de una primera actriz para sus proyectos y en 1930 se había asociado con Isabel Barrón, a la que conocía desde que era una muchacha y en 1920 colaboró con Rivas Cherif y Magda Donato; la joven le pidió ayuda a Rivas Cherif, que acababa de volver de París, para presentarse al premio extraordinario del Real Conservatorio de Declamación, que ganó con excelencia ante un jurado presidido por Benavente. La joven pasó pronto a ser primera dama en el teatro del Rey Alfonso, y de ahí entró en la compañía castellana de Enrique Borrás, con quien permaneció varias temporadas con grandes personajes: la Nuri, de Tierra baja, la Dolly, de El abuelo, la protagonista de La loca de la casa… Rivas le propone formar compañía al regreso de una gira por América con Irene López Heredia. Sería su segundo intento, tras asociarse con la López Heredia, de formar la compañía de repertorio que deseaba. Tampoco lo conseguiría a plena satisfacción con Isabel, pero sí al tercer intento. De su historia con Margarita Xirgu surgió mucho de lo mejor de aquellos años.

Isabel Barrón estuvo acompañada por el galán Fernando Fernández de Cordoba en el papel de Tulio Montalbán y el veterano actor Juan Pantaleón en el papel del padre de la protagonista, un anciano obsesionado por la Historia.

No podemos sustraernos a dejar un par de trazos sobre el devenir tan diferente de estos dos jóvenes protagonistas:

La compañía Rivas Barrón se deshizo, como hemos contado; Isabel Barrón formaría compañía propia al año siguiente y en 1932 con Ricardo Galache, que sería su marido. Al estallar la guerra van al exilio; Isabel se incorpora a la compañía de Margarita Xirgu, donde trabajaba Ricardo; un desencuentro hace que abandonen pronto la compañía y vuelvan a formar una propia, que dura poco, porque al cabo de un año Galache forma compañía con Catalina Bárcena. Isabel Barrón continuó su carrera en Argentina en el teatro y el cine de aquel país.

El protagonista de este drama, el actor Fernando Fernández de Córdoba, fue célebre muy pronto gracias al cine, y siete años después de este estreno se convertía, en plena guerra, en el primer locutor de Radio Nacional de España. Como tal, fue el encargado, el 1 de abril de 1939, de leer el célebre parte de guerra de todos conocido: “En el día de hoy…”. Los cuarenta segundos de aquel parte ocultan el trabajo de un actor que comenzó en el teatro en los años veinte y que, como hemos visto, participó en proyectos avanzados del teatro de aquellos años.

Una nota final: Publicamos estas líneas en circunstancias excepcionales, y parece que Unamuno nos brindase esta obra para pensar en ellas. En la edición de Teatro completo que hemos manejado para realizar esta información, encontramos unas notas del autor sobre el origen de la obra. Sucede en una isla porque Unamuno la imaginó en su primer viaje a Canarias, en 1920: “ambiente de isla, de esas islas que yo he recorrido luego, palmo a palmo, y dentro de cuyos caserones he comprendido por primera vez en mi vida la verdadera amplitud de la palabra aislamiento”.