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Extracto de la noticia publicada en CDAEM-INAEM , el 23.3.2020.
Adiós a Paco Torres, actor, pícaro ambulante, habitador de la palabra.

El actor Paco Torres (Fondo CDAEM)

Adiós a Paco Torres, actor, pícaro ambulante, habitador de la palabra.

El actor falleció ayer, domingo, en un hospital de Madrid.

Ayer, domingo, falleció en un hospital de Madrid Paco Torres, actor y músico nacido en Los Navalmorales (Toledo) en 1952, que había desarrollado una intensa carrera desde su debut, de la mano de José Osuna, con  Galileo Galilei de Brecht, en 1976, tras licenciarse en la Real Escuela Superior de Arte Dramático.

En 1978 participa en El Alcalde de Zalamea, dirigido por Fernando Fernán-Gómez (una de las grabaciones en video más antiguas que conserva el CDAEM, y que se puede visionar en nuestra Teatroteca), que contará con él poco después para su película El viaje a ninguna parte.

Volvió a trabajar a las órdenes de Osuna en 1980, en La molinera de Arcos, de Alejandro Casona; en 1981 forma parte del elenco de La Celestina, dirigida por Angel Facio, que se estrena en el Grec de Barcelona y hace temporada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1982 participa en uno de los éxitos de la temporada, Amadeus, de Peter Shaffer. Los trabajos en teatro continuaron: Pablo Iglesias de Lauro Olmo, en 1984, .La reina del Nilo, de Moncho Alpuente, en 1986, de nuevo dirigido por Facio. Ya por entonces está compaginando su trabajo como actor con su Orquesta Piraña, con la que realiza cientos de actuaciones y graba algunos discos en los 80 y 90.

En 1987 llegan dos momentos importantes en su carrera: sus primeros trabajos con dos grandes creadores de nuestro teatro, con los que volverá a colaborar en varias ocasiones.

El director Miguel Narros incluye a Torres en el reparto de La Chunga, de Mario Vargas Llosa; Narros volvería a contar con Torres en la Fiesta Barroca, con la que se conmemoró la capitalidad cultural europea de Madrid en 1992; y con La vida que te di, de Pirandello, en 1997.

Y en ese mismo 1987 se iniciaba su colaboración con  Francisco Nieva, en Las aventuras de Tirante el Blanco. Francisco Nieva volvería a contar con él inmediatamente, en 1989, en Corazón de arpía. Esa sintonía se repitió de nuevo en Los españoles bajo tierra, en 1992

Aún algunos títulos más durante esta década: Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, a mi hermana, y a mi hermano,... (1991); Invierno de luna alegre, de Paloma Pedrero (1994); y Hoy es fiesta,  de Antonio Buero Vallejo, con dirección de María Ruiz (1997).

Esa misma pasión por la palabra que lo había convertido en uno de los cómplices habituales en las aventuras escénicas de un genio como Francisco Nieva lo llevó a regresar a un territorio querido, el siglo de Oro. Funda en 1998 la compañía Los pícaros ambulantes, con la que llevó por los pueblos sus propias adaptaciones de la Literatura del siglo de Oro. Con sus pícaros ambulantes actuó en plazas de pueblo y en los teatros de muchas grandes ciudades. Su primer proyecto fue la Ruta arriera por los montes de Toledo, junto con el actor Alfonso Asenjo, en 1999.  Con esto comenzaron sus célebres “Jácaras”, que Torres iba adaptando para mencionar a personas y sucedidos de cada pueblo en el que actuaban. Varias de estas Jácaras formaron parte de la programación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Podemos recordar títulos como Jácara para la Noche Histórica. Itinerancia picaresca por San Jerónimo (2003); Jácara final para los fastos de Almagro (2004) Jácaras al retortero de D. Quijote, Añasco el de Talavera y la Maritornes (2005); Jácara para Almagro y su corral de D. Leonardo (2006);  Jácara que el aburrimiento remedia para Almagro y sus comedias (2007); Jácara de plaza en plaza (2008); Jácara y enredo para el mesón de la Fruta de Toledo (2009). Toda una década trotando con su compañía por los pueblos de España, haciendo compatible esa tarea con producciones como Romeo y Julieta, con dirección de Paco Suárez (2000), la recuperación del montaje de José Luis Alonso de Los caciques, de Carlos Arniches (2001); y su única colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega  con dirección de Alonso de Santos.(2002).

En los años siguientes hace varios trabajos para el teatro de la Zarzuela: La mala sombra y El mal de amores, otra vez a las órdenes de Francisco Nieva (2004); La Parranda (2005); La revoltosa (2007); De Madrid a París (2008); y La Calesera (2009).

En 2008 trabaja para el Centro Dramático Nacional, en La taberna fantástica, de Alfonso Sastre, con dirección de Gerardo Malla. Y en 2010 interviene en La fiesta de los jueces, una versión libre de Ernesto Caballero de El cántaro roto de Heinrich von Kleist.

Entre toda esta actividad en el teatro, encontró tiempo para participar en películas que forman parte de nuestra memoria, como Los santos inocentes, Las ratas o El viaje a ninguna parte. De esta película guardaba un especial recuerdo, pues el maestro Fernán- Gómez le propuso hacerse cargo de coordinar lo referente a la música. Sus últimos trabajos en cine fueron  Un franco, 14 pesetas y la comedia El oro de Moscú, dirigida por su amigo Jesús Bonilla.

De sus muchas intervenciones en televisión – Manos a la obra, Médico de familia, La casa de los líos, Cuéntame… ´- Torres siempre destacó una serie con especial cariño, La banda de Pérez.

Aunque en los últimos años se había apartado de los escenarios, continuó participando en proyectos que le interesaron, como el documental Ángel Llorca, el último ensayo, o la reciente lectura de la comedia appAtridas, de José Pedreira, en junio de 2019.

En el CDAEM se recordará su generosidad, aportando datos, fotografías, reconociendo en las imágenes a otros profesionales, cada vez que hacía una visita al centro. Además, su bonhomía, su curiosidad y esa humilde manera de ocultar una gran cultura acerca de nuestro teatro. Hasta siempre, querido Añasco de Talavera.