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Extracto de la noticia publicada en lavanguardia.com , el 27.10.2016.
Cinco actores con discapacidad protagonizan 'Cáscaras vacías' en el Teatro María Guerrero

Foto: marcosGpunto

Cinco actores con discapacidad protagonizan 'Cáscaras vacías' en el Teatro María Guerrero

Este texto es una red de historias tejidas con testimonios de la "Operación T4" nazi, un programa de eutanasia destinado a eliminar a personas con alguna discapacidad.

Cinco actores con discapacidad protagonizan Cáscaras vacías, dirigida por Magda Labarga y Laila Ripoll, autoras también de este texto, con el que presentan un recuerdo sobre las víctimas más inocentes del nazismo. La obra se representará desde el 26 de octubre al 13 de noviembre en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid.

Según han explicado ambas directoras y autoras de la obra en declaraciones a Europa Press, este texto es una red de historias tejidas con testimonios de la "Operación T4" nazi, un programa de eutanasia destinado a eliminar a personas con alguna discapacidad, a quienes se referían como "vidas indignas de ser vividas" y "cáscaras vacías".
Sobre las tablas, seis intérpretes, cinco de ellos con alguna discapacidad, elaboran un discurso teatral sobre la diferencia, lo raro, lo útil o inútil de las vidas de cada quien, y se meten en la piel de seis personas que habrían sido asesinadas en el castillo de Hartheim, donde se cometían estos crímenes, un "ensayo terrible" previo al "exterminio" de millones de personas.
Este proyecto es resultado de cuatro años de trabajo en el festival 'Una mirada diferente' y supone su primera colaboración, que se ha colocado en la programación principal del Centro Dramático Nacional (CDN).
Labarga ha señalado que aquellas víctimas, alrededor de 200.000 entre 1939 y 1945, eran "invisibles", puesto que apenas se hablaba de ellas, y con "particular indefensión", ya que además pertenecían a familias de clase baja, y con limitados recursos y escaso nivel cultural. La autora cree que en aquel momento se escondieron estos hechos porque se sentía cierta "vergüenza" e incluso en algunos casos solo se conocían las iniciales del nombre y de los apellidos. [...]
El responsable de la escenografía es José Luis Raymond, quien ha trabajado desde la entrada con una instalación que se puede tocar y que introduce al espectador en el ambiente del espacio. Esto se suma a las luces y el vestuario que se convierte en un código para evocar aquel horror. [...] (Europa Press)