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Imagen: cdn.mcu.es
El CDN estrena 'Montenegro', con Ramón Barea
Juan Manuel Montenegro es uno de esos hombres que llevan el peligro, el vicio y el dolor escritos en el rostro. Un cacique, un rey Lear de la Galicia mágica de Valle-Inclán, que está en pleno tránsito, como sugiere el gigantesco puente que compone la escenografía. «Tránsito de una vida plagada de excesos a un momento de arrepentimiento y de redención», explica Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional y de esta función, Montenegro (Comedias bárbaras), que se representa en el Teatro Valle-Inclán.
Con gran esfuerzo de síntesis, Caballero ha sido capaz de convertir la trilogía del escritor gallego en una única obra. Con ello ha logrado un retablo de 20 personajes en una producción como ahora ya sólo pueden (y deben) permitirse las grandes empresas y los teatros públicos.
«El teatro público tiene la obligación de ser sostenible y rentable cultural, educativa y socialmente, pero la actividad económica no debe ser su meta principal», afirma rotundo [...]
Tiempos raros, tiempos revueltos que en algo recuerdan a los de Montenegro, aunque el director asegura que no buscó la sonoridad esperpéntica de los escándalos actuales. «Montenegro habla de lo humano; de un proceso de transición de una vida plagada de excesos porque Montenegro recoge el mito de Don Juan y está en el momento en el que hace balance de su vida y sufre ese proceso de arrepentimiento y redención. Habla de una sociedad que se derrumba, de las relaciones entre una colectividad, de las relaciones de poder, y sobre todo habla de a dónde nos puede abocar un mundo bárbaro donde lo que prima son los impulsos, donde la codicia impera» [...]
Para poner en escena una obra tan compleja, Caballero ha necesitado «actores muy buenos para personajes mínimos con sólo tres réplicas », asegura. Aunque el elenco no puede tener mejor cabeza de cartel: el reciente Premio Nacional de Teatro, Ramón Barea: «Ramón trabaja privilegiando la palabra de Valle». (Esther Alvarado)
