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Extracto de la noticia publicada en El País , el 30.11.2017.
El teatro que transforma al espectador

'Medeas'. Foto: Maciej Zakrzewski

El teatro que transforma al espectador

La compañía del Instituto Grotowski, todo un referente de la vanguardia, regresa a España con dos obras y una instalación sobre los refugiados y el genocidio armenio

El espacio en el que se desarrolla Medeas. On
Getting Across, montaje que se presenta mañana
en las Naves Matadero de Madrid, tiene
exactamente las mismas dimensiones que el
estudio donde el director polaco Jerzy Grotowski
(1933-1999) concibió hace medio siglo algunos de
los fundamentos que todavía hoy sostienen el teatro
de vanguardia. No es pura coincidencia ni tampoco
fetichismo: simplemente se debe a que el
espectáculo fue creado en ese mismo lugar, dentro
del edificio que albergó el mítico Teatro Laboratorio en la ciudad de Wroclaw, hoy reconvertido en Instituto
Grotowski.
“Pero que nadie piense que esto es un ejemplo de lo que hacía él hace medio siglo. En absoluto se
reconocería en este trabajo”, advertía anteayer Jaroslaw Fret, actual director de la institución y de su
compañía residente, Teatr Zar, en una conversación con El País mientras supervisaba de reojo la
instalación de la escenografía. […]
Para el maestro polaco, iniciador del llamado “teatro pobre”, que tanto influiría en el trabajo de directores
posteriores como Peter Brook, lo importante del hecho escénico es la relación que se establece entre el
actor y el público: conseguir que tras esa comunión el espectador salga transformado a la calle. [...]
Medeas pretende reflejar la experiencia de los refugiados: transmitir la vivencia del rechazo, el dolor del
exilio. En el caso de Armine, Sister, se rescata del olvido el genocidio que sufrieron los armenios hace un
siglo por parte del Imperio Otomano. “Pero nuestro objetivo no es relatar un hecho histórico o algo que se
puede leer cualquier día en cualquier periódico. Lo que intentamos es actuar como correa de transmisión
de una experiencia, que el espectador la viva también. Es la manera de salvarnos todos de la ignorancia”,
aclara el director.
Esto explica por qué no hay casi texto en estas creaciones. Todo se expresa y se transmite a través de
canciones, gestos, acciones, elementos orgánicos (agua, una fruta, pan, arena) rituales y liturgias originales.
[...]
Junto a las dos obras que Teatr Zar representa en Madrid, la compañía ha montado una instalación con
objetos, imágenes e historias recogidos en campos de refugiados durante el proceso creativo. A los
espectadores se les entrega al final un sobre con algunos de esos elementos: fotografías reales, relatos y
una llave: la llave del hogar a la que todo exiliado se aferra con la esperanza de volver algún día. (Raquel Vidales)