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Extracto de la noticia publicada en ABC , el 4.12.2019.
Muere el actor Manuel Tejada

Manuel Tejada en 'Rey negro', 1997 (Foto: Chicho/CDAEM)

Muere el actor Manuel Tejada

La primera vez que pisó el escenario fue en octubre de 1960, en la obra «El jardín de los cerezos», de Chéjov, bajo la dirección de José Luis Alonso.

«Percha, Tonet, Percha». La voz áspera de Alfredo Mayo era un aguijón que se clavaba inmisericorde en el oído de Manuel Tejada, que con la cara desencajada surcaba la albufera... Fue, quizás, el papel que le dio mayor popularidad al actor que ayer falleció en la localidad alicantina de Benidorm, donde residía desde hace varios años. Su voz grave, educada, reposada, y su gesto habitualmente serio fueron las armas de uno de esos intérpretes «de salón», familiar para varias generaciones.

Nació Manuel Tejada de Luna en Puente de Génave, «un pueblecito de Jaén como a una hora de Linares -recordaba el actor en una entrevista-; pero mi primer representante me dijo que era mejor dar un lugar de nacimiento más conocido y terminé naciendo en Linares»,

Ya en Madrid, y después de no pocas penurias económicas -llegó a tener tres trabajos a la vez; uno de ellos de ascensorista en la Torre de Madrid-, entró como meritorio en la compañía del teatro María Guerrero. La primera vez que pisó el escenario fue en octubre de 1960, en la obra «El jardín de los cerezos», de Chéjov, bajo la dirección de José Luis Alonso, y con compañeros de la talla de José Bódalo, María Dolores Pradera o Antonio Ferrandis. Vinieron después obras como «El rinoceronte», de Ionesco; «Los verdes campos del Edén», de Antonio Gala; o «Cerca de las estrellas», de Ricardo López Aranda.

Casi inmediatamente comenzó a trabajar en el cine y la televisión. «Canción de juventud» (1962), junto a Rocío Dúrcal, fue su primera película acreditada. (…) Sus últimos trabajos cinematográficos fueron bajo las órdenes de José Luis Garci y Álex de la Iglesia. Con el oscarizado director hizo el que él mismo consideraba su mejor papel en el cine: el de «El guapo» en «El crack» (1981).

El de Tono en «Cañas y barro» era también el más querido por Manuel Tejada, un rostro habitual en los Estudio 1 de los años sesenta y setenta -«hice aproximadamente sesenta», recordaba en una entrevista-. (…) El teatro fue sin embargo la columna vertebral de su trabajo. Formó compañía propia con Lola Herrera en 1976 para montar «El amor propio», de Marc Camoletti. En 1987 retomó la experiencia para representar «321-322», de Ana Diosdado. «El león en invierno», de James Goldman (que le valió el premio Mayte de Teatro), «Don Juan, el burlador de Sevilla», de Tirso de Molina, y «Confidencias muy íntimas», de Jerôme Tonnerre, fueron sus últimos trabajos escénicos.

 (Julio Bravo)