3. Espacios escénicos

El mapa de espacios escénicos en toda Canarias ha crecido de forma exponencial en estas cuatro décadas. Es muy extraño encontrar un municipio, por pequeño que sea, que no cuente con un espacio de exhibición mínimamente dotado (aunque los recursos humanos sigan siendo insuficientes en general). Otra cosa bien distinta es la de la regularidad en la programación o la estabilidad en su cometido dentro del panorama cultural de su municipio y su isla. Muy pocos municipios han incorporado este sentido de servicio público.

Gracias a iniciativas como los circuitos insulares, los municipios pueden disfrutar de las producciones de las compañías canarias. No obstante, no acaba de lograrse una fórmula duradera que no dependa de los vaivenes políticos. Por su parte, los teatros situados en los centros metropolitanos están casi reservados para los espectáculos más comerciales, o bien para propuestas de música clásica y ópera; y es difícil para las compañías canarias acceder a estos espacios en igualdad de condiciones. Algunos espacios con más posibilidades financieras han propuesto políticas de estímulo a la producción canaria de calidad a través de la coproducción, o mediante compañías residentes, con estupendos resultados pero igualmente irregulares en sus planteamientos.

No existen en estos momentos espacios que permitan la investigación y la creación alternativa, y esto puede tener nefastas consecuencias para una disciplina creativa que requiere de la  experimentación para evolucionar. A la irregularidad en la programación y la falta de continuidad y coherencia en las mismas, se suman prolongados cierres por obras infinitas que la mayor parte de las veces resultan la mejor disculpa para disminuir presupuestos en tiempos de crisis.

4. Festivales

Canarias es un territorio en el cual lo excepcional es lo habitual. Promocionada desde las instituciones como territorio perfecto para la celebración de festivales gracias a su excelente climatología, han surgido por doquier propuestas municipales vinculadas al teatro, pero cuyos objetivos suelen ser de carácter promocional, especialmente turístico. Así, sería interminable la lista de festivales y eventos que, con objetivos más o menos cercanos a la proyección del quehacer escénico, han ido surgiendo y han tenido una subsistencia demasiado vinculada a la estabilidad de los partidos políticos promotores en el poder. En este sentido, cabe destacar la longevidad de un festival muy especial que tiene lugar desde hace 24 años en Agüimes. El Encuentro Teatral Tres Continentes, también conocido como Festival del Sur, ha sobrevivido gracias a grandes dosis de generosidad por parte de compañías y ciudadanos, y siempre ha contado con un criterio programático claro, un amplio sentido de la participación y ofrece la oportunidad de estar en contacto con el teatro de otras latitudes, especialmente de África y Latinoamérica. Su labor recibió en 2011 el Max (Premio Iberoamericano a las Artes Escénicas).

5. Público

Parece obvio, dados los argumentos anteriores, que sea muy complicado hablar de un público sólido en nuestro teatro. Sin duda alguna, muchas compañías y unos pocos espacios, han logrado atraer y mantener a un público fiel a sus propuestas, que en tiempos de crisis es la mejor de las garantías. Sin embargo, la fragmentación del territorio y la falta de coherencia en las políticas de distribución y programación han dado al traste con la oportunidad de aprovechar las sinergias del sector en Canarias, como un todo.

Para generar un público maduro y dispuesto a probar nuevas propuestas, es necesario una oferta estable, capaz de generar un hábito y también, cómo no, que las condiciones de producción promuevan la investigación y no solo la oferta de productos teatrales de ocio. No se trata de dejar de lado el criterio de taquilla, sino de relativizar su importancia, optando por políticas de creación de público que no se queden en la oferta, sino que amplíen el territorio de la reflexión y la participación.