foto; >LogoLogo
Leer, escribir teatro

 ( El teatro en el instituto - I )

Jugando a escribir teatro
Del diálogo con autores a la creación de textos

Flecha Volver

 

LA APUESTA
Andrea Delgado Aylagas
1º Bachillerato. IES Antonio Machado (Alcalá de Henares)


Despacho del director, una mesa con papeles desordenados y tres sillas.

DIRECTOR.– Bueno, creo que ya sabéis por qué estáis aquí, ¿no? Ayer quedó destrozada la única sala de ordenadores de la que disponemos en este instituto, y casualmente, fuisteis vosotras las últimas personas a las que se las grabó saliendo de allí…

CARLA.– Perdone, pero espero que no esté insinuando que hayamos sido nosotras, porque pierde el tiempo.

DIRECTOR.– No me interrumpas, Carla, no estoy insinuando nada; digo que las cámaras os grabaron entrando a la sala a las seis y cuarto y saliendo de allí tú a las siete y media y Elena a las siete… Después de vosotras no entró nadie más, y hoy no queda un solo ordenador operativo. ¿Me explicas tú como se han roto todas las pantallas de esa forma? ¿Ha pasado un huracán por aquí?

ELENA.– Yo solo entré allí ayer para hacer un trabajo de clase (Se revuelve en el asiento nerviosa.) El ordenador de mi casa no funciona y tuve que venir aquí, pero le aseguro que no tengo nada que ver con todo esto.

CARLA.– Ya, ¿y yo sí, no?

ELENA.– Pues no lo sé, yo hablo por mí.

CARLA.– ¿Insinúas que fui yo, lista?

ELENA.– No, digo que yo no tengo nada que ver, lo que hagas o dejes de hacer tú sinceramente me trae sin cuidado.

DIRECTOR.– ¿Podéis dejaros las tonterías para luego? No estoy aquí para perder el tiempo. Tengo que salir un momento a hacer una llamada, y cuando vuelva me diréis lo que pasó realmente ayer, no voy a estar discutiendo este temita todo el día.

El director sale fuera del despacho y se quedan dentro Carla y Elena. Se miran, enfadadas.

ELENA.– Ahora en serio, sé que fuiste tú.

CARLA.– ¿Cómo? ¿Tú eres tonta o qué? ¿Para qué quiero yo destrozar unos estúpidos ordenadores? Tengo una vida más interesante que esa, ¿sabes?

ELENA.– Si, pero tú sabes que yo tampoco fui…

CARLA.– (En tono sarcástico.) Ah, eso no sé... Yo no vi nada.

ELENA.– ¿Te crees muy graciosa, no? Porque por tu gracia nos puede caer una muy grande.

CARLA.– ¡Cállate ya, anda! Me estresas…

ELENA.– ¿Que te estreso?

CARLA.– (Se levanta.) Sí, me estresas, que vas de niña buena que no ha roto un plato en su vida, no aguanto a la gente como tú.

ELENA.– Tienes razón, desde luego es mucho más agradable hablar con paletas como tú.

CARLA.– (Se ríe.) ¿Cómo me has llamado?

Carla se acerca agresiva a Elena pero justo en ese momento entra de nuevo el director en el despacho.

DIRECTOR.– ¿Se puede saber a qué jugáis?

Silencio.

CARLA.– A nada, lo siento director.

Se vuelve a sentar rápidamente.

DIRECTOR.– (Sentándose también.) ¿Y bien? ¿Vais a decirme ya algo o vais a estrujar mi paciencia un poco más?

ELENA.– Perdone, señor director, pero como ya le he dicho yo…

CARLA.– (Interrumpiendo a Elena.) Vale, ¡ya estoy harta! ¿Quieres confesarlo de una vez? (Volviéndose a Elena.) Si fuiste tan valiente como para hacerlo, ahora asume con las consecuencias.

ELENA.– (Sorprendida y asustada.) ¡¿Qué?!

CARLA.– Yo lo vi todo (Volviéndose ahora hacia el director.) Yo estaba enviando un trabajo a mi profesor de música cuando entro ella, borracha y agresiva, y empezó a destrozarlo todo… Intenté detenerla, pero la verdad es que me daba miedo que me atacara. Cuando se fue, me quedé un rato más por si podía arreglar algo… pero no pude hacer nada.

ELENA.–  (Cada vez más nerviosa.) ¿Pero qué estás diciendo?

DIRECTOR.– ¿Es eso cierto, Elena?

CARLA.– Claro que sí, acababas de decirme que lo ibas a confesar… ¿Por qué te echas para atrás ahora?

ELENA.– Carla, cállate de una vez. Juro que eso no es cierto.

DIRECTOR.– Ya, Elena, pero es que hay pruebas de que las dos estuvisteis allí. Veo que lo mejor es que avise a vuestros padres y solucionemos esto de una vez. (Se levanta.) Mientras estoy fuera, haced el favor de comportaros como personas maduras, ¿está claro?

LAS DOS.– (Agachando la cabeza.) Sí.

El director se va de nuevo y se quedan las dos solas.

ELENA.– ¿Pero qué clase de retraso tienes? ¿Por qué haces esto? Sabes perfectamente que yo no hice nada.

CARLA.– ¿Y qué quieres? No iba a decir que fui yo…

ELENA.– (Se levanta.) ¿¡Fuiste tú!?

CARLA.– ¿Todavía lo dudabas? (Se ríe.) Me lo aposté con unos amigos, fue la hostia, no sabes de cuánto estrés te quitas.

ELENA.– ¿Pero de qué vas? ¿Una apuesta? ¿Cuántos años tienes? ¿Dos?

CARLA.– Cierra la boca… Además... Nadie lo sabrá nunca, soy muy buena actriz (Se ríe otra vez.)

Vuelve a entrar el director. Silencio. Elena se sienta rápidamente. El director anda despacio a su mesa, mirándolas, y se sienta también.

DIRECTOR.– Elena, puedes volver a tu clase. Y tú, Carla, quedas expulsada de este instituto. Serás muy buena actriz, pero no tan lista como para obviar que mi despacho también estuviera vigilado por cámaras. Ah, y enhorabuena, una gran apuesta.

 

OSCURO

Teatro.es · Canales Temáticos · Centro de Documentación Teatral · INAEM

Inicio | Miradas | Galería | Aula Abierta