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Leer, escribir teatro

 ( El teatro en el instituto - I )

Jugando a escribir teatro
Del diálogo con autores a la creación de textos

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LA HISTORIA DE LA NINFA Y EL CIERVO
Almudena Lara Blanco
1º Bachillerato. IES Antonio Machado (Alcalá de Henares)


En el día de Acteón, la gente, para celebrarlo, se va de caza. Óvido, un chico joven y en plena juventud, va por primera vez con su amigo Tristán, ya experto porque había ido otras veces, y se adentran en el bosque.

ÓVIDO.– Esta caza va a ser más complicada de lo que yo pensaba.

TRISTÁN.– No seas negativo, acabamos de empezar, encima es tu primera caza, ¡DISFRUTA!, aparecerá un animal cuando menos lo esperas.

ÓVIDO.– Bueno, pues mientras el “animal” llega, ¡YO! (frustrado) voy a descansar un poco aquí.

Óvido se sienta en una roca a descansar, desde la que ve una fuente a lo lejos. Se levanta y, al llegar a allí, se encuentra con una mujer que estaba dándose un baño.
Óvido, al verla, se queda perplejo y sin habla. .

ÓVIDO.– No he visto nunca mujer más hermosa.

NINFA DIANA.– ¡PUEDES DEJAR DE MIRARME DE ESA MANERA!

ÓVIDO.– Eh... Lo siento, no quería ser descarado… Es que eres tan hermosa… (Vergonzoso.) Pero seguro que ya te lo han dicho más de una vez.

NINFA DIANA.– No, la verdad es que no, no solemos hablar con seres como vosotros.

ÓVIDO.– Con seres como nosotros… ¿Qué quieres decir?

NINFA DIANA.– Soy una ninfa, para vosotros solo somos simples fantasías, sabemos que esta es la reacción de vuestro ser ante nuestra presencia. Por eso nos dejamos ver.

ÓVIDO.– ¿Cuál es vuestro nombre?

NINFA DIANA.– Diana. Has de irte o sino tu amigo se preocupará.

ÓVIDO.– No creo que me eche mucho de menos. Prefiero quedarme aquí, contigo, y seguir hablando, no tengo nada que perder.

NINFA DIANA.– En ese caso, te quedarás conmigo, pero para siempre, como siervo, no un siervo cualquiera. Sino dócil y leal a mí.

ÓVIDO.– Estoy dispuesto. Te seguiré a donde quiera que vayas.

Dichas estas últimas palabras por parte de Óvido, la ninfa, llena de satisfacción, le convierte en un ciervo ya adulto, con grandes cuernos para defenderse de cualquier animal que se enfrentara a él o a la Ninfa Diana.
Óvido se ve reflejado en la fuente… .

ÓVIDO (Exaltado).– ¡Qué me has hecho! ¿Dónde está mi cuerpo, qué has hecho con él?

NINFA DIANA.– Tus palabras lo han dicho todo, me seguirías para siempre y serías un  siervo dócil y leal, esta es la mejor manera. Solo convivo con animales, pero no con animales cualesquiera. Serás mi protector.

ÓVIDO.– No quiero esto. Quiero mi cuerpo, no quiero ser un animal, y menos un ciervo.

NINFA DIANA.– Lo prometiste, y las promesas se cumplen.

ÓVIDO.– Retiro lo que he dicho y exijo que me devuelvas a mi origen natural.

NINFA DIANA.– No puedo hacer eso.

ÓVIDO.– (Nervioso.) Siento haberme encontrado contigo, haberme quedado mirándote mientras te bañabas. Tal vez por eso estás enfadada conmigo…

NINFA DIANA.– Porque te importa tanto te acabo de dar una nueva vida. Te di la ocasión de que te pudieras ir y no quisiste, preferiste quedarte porque pensaste que nadie te echaría de menos y que estarías mejor conmigo. Esas fueron tus palabras.

ÓVIDO.– Sí, esas fueron mis palabras, pero de ahí a que me conviertas en un ciervo, yo no he dicho tal cosa… Aun así, se preocuparán por mí, porque no vuelvo al castillo antes de que termine el día.
Mientras, su amigo Tristán, preocupado, le busca por todos los lugares del bosque, porque no podía volver al castillo sin él.

TRISTÁN.No puedo volver sin Óvido al castillo su padre, me cortará la cabeza. Y su madre me estará recordando de por vida que no tenía que habérmelo llevado a la caza, como ella dijo… (Pesaroso.) Debo encontrarle…
Llega a la fuente de la ninfa y ve en ella un ciervo que parece apenado. Tristán mira a los ojos a ese ciervo y le resulta conocido… Pero lo que menos se iba a pensar es que ese era su querido amigo.

TRISTÁN.– (Al ciervo.) Ojalá mi amigo estuviera conmigo y así podríamos cazarte juntos…
Óvido se acerca a Tristán para intentar comunicarse con él

ÓVIDO.– Tristán, soy yo Óvido. Sácame de es este cuerpo de animal.
Tristán no le entiende y siente la amenaza de que un animal salvaje se le acerque. Saca una escopeta y le apunta para que se vaya, pero el ciervo no se mueve de su sitio. Tristán mira fijamente al ciervo para no perderle de vista y en ese momento reconoce rasgos de su amigo. Retira el arma.

TRISTÁN.– (Extrañado.) ¿Óvido?

Óvido inclina la cabeza hacia abajo como signo de que es él y que le entiende.

TRISTÁN.– Pero… ¿Cómo es que eres un ciervo? ¿Quién te ha hecho esto?

NINFA DIANA.– Yo he sido quien le ha convertido en ciervo.

TRISTÁN.– (Enfadado.) ¿Quién eres tú?

NINFA DIANA.– Soy la Ninfa Diana y Óvido está conmigo.

TRISTÁN.– ¡No! Óvido es mi amigo y debe volver conmigo al castillo y no me lo va a impedir ninguna ninfa.

NINFA DIANA.– Óvido es mi siervo y protector, debe quedarse conmigo, lo ha prometido.

TRISTÁN.– ¿Óvido, tú has prometido eso?

Óvido inclina la cabeza como afirmación.

TRISTÁN.– Aun así, esto es excesivo. Es un chico muy joven y tiene toda la vida por delante, no tiene por qué pasarla así… No es un chico que haya nacido para servir. ¿Qué puedo hacer para que le devuelvas a su vida original?

 NINFA DIANA.– Puedo volver a convertirle en persona pero alguien debe guardar la promesa que se ha impuesto sobre mí. ¡Es la ley!

TRISTÁN.– Entonces, en ese caso, me cambio por él. Devuélvele a su ser y yo me quedo contigo como lo que quieras.

Óvido se revoluciona y se pone en medio de la ninfa y su amigo Tristán. Tristán se entristece pero no se mueve de su sitio. Sigue firme en la decisión de cambiarse por él para que pueda volver al castillo con su familia. La ninfa, viendo la situación, entiende que Óvido se preocupa por su amigo y no quiere que pase por esa situación por él.
Por eso, finalmente, la ninfa Diana le devuelve su cuerpo y su juventud, sabiendo que ha aprendido la lección. Óvido, de nuevo en su forma, se inclina ante Diana agradecido por poder volver a su hogar con su familia, al haber aprendido también que cuanto se dice puede a la larga traer consecuencias no deseadas…
Diana desaparece.
Los dos amigos se abrazan y después inician el camino de vuelta a casa.

 

FIN

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