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Vídeo de Así que pasen cien años

ASÍ QUE PASEN CIEN AÑOS

Tota Alba, Tina Gascó, Cándida Losada, Conchita Montes, Ana María Noé, Elvira Noriega y Blanca de Silos cumplirían un siglo en 2014 si todavía estuvieran entre nosotros. Pero, como las estrellas que ya no existen, siguen irradiando su luz en la escena del firmamento.

 

Inconfundible

Foto de Tota Alba


Sus ojos son de los que no se olvidan porque tenían la intensidad de las grandes figuras del cine mudo. Dolores Bejarano Alba (1914-1983), conocida artísticamente como Tota Alba, era hija de la actriz Josefina Bejarano y se inició en las tablas con las compañías de Lola Membrives, Milagros Leal, Valeriano León y Aurora Redondo antes de formar parte del elenco del Teatro María Guerrero.

Bajo la batuta de Luis Escobar trabajaría en numerosos montajes como La herida del tiempo (1942), de John Boynton Priestley; Gente que pasa (1943), de Agustín de Foxá; Ni pobre ni rico sino todo lo contrario (1943), de Miguel Mihura y Tono y Los endemoniados (1944), una versión de Los demonios, de Fiódor Dostoievski.

Asimismo, Luis Escobar también la dirigiría en El vampiro de la calle Claudio Coello (1949), de Juan Ignacio Luca de Tena, uno de los grandes éxitos de la actriz que se estrenó en el Teatro Alcázar de Madrid y, en 1976, José Tamayo la rescató para la escena en Los cuernos de don Friolera, de Ramón del Valle-Inclán, encarnando a Doña Tadea.

Como dato curioso, y al margen de los estrenos comerciales, Tota Alba encarnó a la Magdalena de Amadeo o cómo salir del paso (1956), de Eugène Ionesco, sólo tres años después de su escritura (1953); el texto de Ionesco fue ferozmente atacado por la crítica, y sólo se salvaron de la quema las actuaciones de Tota Alba y Manuel Aguirre (en el papel de Amadeo).

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Mejor sola que en compañía

Foto de Tina Gascó

Vicenta María Gascó Cortés siempre fue, para el teatro, Tina Gascó (1914-1973). Esta intérprete sevillana, hija de la actriz Dolores Cortés Morell, formó compañía propia en 1935 junto a su marido, el galán Fernando Granada.

Fue una pareja muy popular en los años 40 y entre sus montajes cabe destacar Cristina Guzmán, profesora de idiomas (1939), de Carmen Icaza; Tuyo y mío (1941) y Ventolera (1945), de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero y Cuando llegue la noche (1943), de Joaquín Calvo Sotelo.

Sin embargo, su consagración como actriz vendría después de que Fernando Granada abandonase la compañía y Tina Gascó empezara a trabajar en solitario.

En 1955, representó el papel de Raimunda en La malquerida, de Jacinto Benavente, un célebre montaje del Teatro María Guerrero dirigido por Claudio de la Torre; en 1956 encarna a Teresa, la protagonista de La vida privada de mamá, de Víctor Ruiz Iriarte, que tuvo un gran éxito de crítica y público; asimismo, en 1960, representa Lucy Crown, de Irving Shaw y en 1961 José Tamayo la llama para interpretar a la reina Gertrudis de Hamlet, de William Shakespeare, en una versión de Antonio Buero Vallejo estrenada en el Teatro Español. Un papel que bordó y que demostró sus grandes dotes, no siempre explotadas, de actriz dramática.

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La segunda

Foto de Cándida Losada

Era una gran actriz pero, ya fuera por su físico o por los caprichos del destino, la mayoría de sus papeles fueron secundarios; de hecho, Cándida Losada (1914-1992) se llamaba a sí misma “la segunda”.

Sin embargo, a pesar de ese sambenito, supo hacerse imprescindible en el teatro español y su trayectoria como actriz de reparto es tan variada como extensa; además, aunque fueran pocas, las obras que interpretó como primera figura fueron de gran altura. Cándida se inició en las tablas haciendo un pequeño papel en las Bodas de sangre (1933) de Lola Membrives y luego repetiría con la misma obra de la mano de Margarita Xirgu en 1935. Pero el montaje lorquiano que la consagró, aún hoy en día emblemático, fue La casa de Bernarda Alba (1964) producido por Maritza Caballero y dirigido por Juan Antonio Bardem que se estrenó en el Teatro Goya de Madrid y en la que bordó el papel de la dura y amarga Bernarda. Un año después, en 1965, Antonio Gades le daría un papel semiprotagonista-semisecundario pero muy jugoso, el de Andrea, la Muerte, en su espectáculo Don Juan. Y, hablando de tenorios, la actriz encarnó a la Celestina del paródico Don Juan o el amor a la geometría (1968), de Max Frisch. Otro de sus grandes papeles fue el de la nodriza de Medea (1971), de Séneca, protagonizada por Nati Mistral. Y tampoco se pueden olvidar las obras que representaría de Antonio Buero Vallejo: Historia de una escalera (1968), con el papel de la gruñona Paca, y Lázaro en el laberinto (1986), en la que interpretó a la aviesa Fina.

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Polifacética

Foto de Conchita Montes

María de la Concepción Carro Alcaraz, conocida como Conchita Montes (1914-1994), iba para abogada y diplomática pero en 1939 la contrataron para ser la coguionista de la película Frente de Madrid, de Edgar Neville, que sería su gran amor y que cambiaría para siempre el rumbo de su vida.

En 1948, adaptó y protagonizó, con gran éxito, Marea baja, una pieza de Peter Blackmore que se estrenó en el Teatro Español y que luego se repondría en el Teatro Gran Vía. Junto a Edgar Neville forma su propia compañía en 1950 y, después de traducir e interpretar Ninotchka (1951), de Sauvajon y Leygen (llevada al cine en 1939 por Ernst Lubitsch), le llega su papel más conocido, el de la bella y alegre Adela de El baile, de Edgar Neville (1952). Vidas privadas (1952), de Nöel Coward; A media luz los tres (1953), de Mihura; La dama de las camelias (1955), de Alejandro Dumas y La dama de Maxim, el chispeante vodevil de Georges Feydeau, serían algunas de las muchas obras que Conchita Montes interpretó con su compañía. En 1985 José Luis Alonso de Santos la rescataría para el teatro con La estanquera de Vallecas: ya tenía sesenta y seis años pero seguía tan pizpireta y tan graciosa como siempre.

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Entre dos aguas

Foto de Ana María Noé

La actriz Ana María Noé (1914-1970) se formó en el Teatro de Cámara  de Barcelona, en el que representó Un tranvía llamado deseo (1950), de Tennessee Williams, sólo tres años después de la puesta de escena original en Broadway y un año antes de la versión cinematográfica de Elia Kazan.

Asimismo, en el mismo teatro, trabajó en El zoo de cristal del citado autor, en Leocadia, de Jean Anouilh, y en La familia Antropus, de Thornton Wilder. Durante toda su vida artística compaginó la escena experimental –tuvo su propia compañía- con los grandes teatros como el María Guerrero, con montajes tan exitosos como La herida del tiempo (1942), de John Boynton Priestley y Gente que pasa (1943), de Agustín de Foxá. Y, bajo la batuta de José Tamayo, además de representar Diálogos de carmelitas (1954), de Georges Bernanos; La dama del alba (1962), de Alejandro Casona y Tiestes (1956), de Séneca, interpretó en el Teatro Español obras tan controvertidas como Réquiem por una mujer (1957), de William Faulkner (según la versión de Albert Camus, adaptada al español por José López Rubio) y Seis personajes en busca de autor (1955) en el Teatro Bellas Artes de Madrid.

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Sentido y sensibilidad

Foto de Elvira Noriega

La madrileña Elvira Noriega (1914-1995) tenía una gran sensibilidad y una voz limpia, llena de matices, que la llevaron a ser la primera actriz del Teatro de La Comedia de Madrid y posteriormente del María Guerrero.

En el primero, en 1943, interpretó su papel más conocido, el de la pizpireta Liza Doolitle, de Pygmalion, de George Bernard Shaw, pero antes ya había demostrado su buen quehacer con tres obras de Enrique Jardiel Poncela, Eloísa está debajo de un almendro (1940), El amor sólo dura 2.000 metros (1941) y Los ladrones somos gente honrada (1941). Asimismo, antes de formar parte de la compañía del Teatro María Guerrero, también dio prueba de sus dotes dramáticas encarnando a la Inés de Don Juan Tenorio (1942), de Zorrilla, papel que repetiría siete años después en un montaje del María Guerrero que fue muy famoso por la controvertida escenografía y los figurines de Salvador Dalí. Su primera obra, ya como primera actriz, en el Teatro María Guerrero, fue La herida del tiempo (1943), de John Boynton Priestley, que tuvo un gran éxito de crítica y de público; a ésta le seguirían muchos otros títulos como De lo pintado a lo vivo (1944), de Juan Ignacio Luca de Tena; El sombrero de tres picos (1945), de Pedro Antonio de Alarcón; Los endemoniados (1946), basada en Los demonios de Dostoievski; Un espíritu burlón (1946), de Noel Coward; Plaza de Oriente (1947), de Calvo Sotelo, Barriada (1950), de Julio Alejandro y un montaje de La heredera en 1951, sólo dos años después de haberse estrenado la famosa película de William Wyler, basada en la novela homónima de Henry James y con guión de August y Ruth Goetz. Posteriormente, Elvira Noriega se fue del Teatro María Guerrero por desacuerdo con los papeles que le querían asignar y se retiró del escenario en los años 70.

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Gracias a Luis Escobar

Foto de Blanca de Silos

Nacida en una familia de militares afincada en Segovia, a Blanca de Silos (1914-2002) le costó mucho dedicarse a las tablas y muy posiblemente no habría podido desarrollar su vocación si Luis Escobar, durante la Guerra Civil, no la hubiera llevado a Madrid para representar autos sacramentales con el Teatro Nacional de la Falange.

Posteriormente, también fue Escobar quien le dio el estatus de primera figura del Teatro María Guerrero, interpretando, entre otras muchas obras, Llegada de noche (1940) de Hans Rothe; El desdén con el desdén (1951); La plaza de Berkeley (1952) y Buenas noches (1952), de María Isabel Suárez de Deza. Era una gran actriz de teatro pero pronto se dejó seducir por la gran pantalla, convirtiéndose en una de las estrellas del cine español de la posguerra con títulos como Frente de Madrid (1939), escrita y dirigida por Edgar Neville; Raza (1941), José Luis Sáenz de Heredia y Mariona Rebull (1947), de Ignacio Agustí, también dirigida por Sáenz de Heredia.

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AGRADECIMIENTOS CRÉDITOS

 


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Icono El viaje a alguna parte de los cómicos de la lengua
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Con motivo del III Centenario de la RAE, José Luis Gómez ha convocado a un selecto grupo de actores y académicos en torno a la lectura de diez esplendorosos textos.
 
Icono Otras Citas
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Esta sección subraya algunos eventos de nuestro calendario escénico, en esta ocasión, celebramos los 40 años de la compañía Dagoll Dagom, damos cuenta de la compañía Rakatá en el Globe Theatre de Londres y acudimos a la elección de Juan Carlos Pérez de la Fuente como director del Teatro Español de Madrid.
 

Icono Aplausos y homenajes
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Se renueva esta sección con la noticia de las Medallas de Oro de las Bellas Artes y los premios Max, ADE, Unión de Actores, AISGE, Valle-Inclán y Ercilla.
 

Icono Así que pasen cien años
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Las actrices Tota Alba, Tina Gascó, Cándida Losada, Conchita Montes, Ana María Noé, Elvira Noriega y Blanca de Silos cumplirían un siglo en 2014 si todavía estuvieran entre nosotros.
 
Icono Otras Efemérides
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Celebramos los nacimientos de figuras memorables: se cumplen cien años del nacimiento de Luis Mariano, príncipe de la opereta; ciento cincuenta años del nacimiento de Miguel de Unamuno y cuatrocientos cincuenta del de William Shakespeare.
Icono Actores para siempre
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La desaparición de célebres intérpretes de nuestra escena nos invita a recordar a algunos de ellos a través de un ejercicio de memoria que es al mismo tiempo homenaje permanente.
 

 

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Encuentros

Foto con Cándida Losada y Elvira Noriega

Algunas de nuestras siete damas compartieron en ocasiones las mismas obras y los mismos escenarios, como Cándida Losada y Elvira Noriega en Plaza de Oriente (1947).

 

Correspondencias


Foto 2

Nacidas en el mismo año, en 1914, no es de extrañar que Tota Alba, Tina Gascó, Cándida Losada, Conchita Montes, Ana María Noé, Elvira Noriega y Blanca de Silos coincidieran en algunos montajes. Presentamos aquí estas correspondencias.

 

Las voces
 

Tota Alba

Cándida Losada

Elvira Noriega


Tota Alba (Los cuernos de don Friolera, 1976) y Cándida Losada: (Don Juan o el amor a la geometría, 1968): dos registros rescatados en la publicación El Eco de las Voces, del CDT. Y Elvira Noriega recita a Tirso de Molina en El vergonzoso en palacio (1966).

 

Conchita Montes y Cándida Losada ‘in media res’



Fragmento de La rosa tatuada'

Conchita Montes. La estanquera de Vallecas (1985).



Fragmento de 'Lázaro en el laberinto' (1986)

Cándida Losada. Lázaro en el laberinto (1986).

 


 

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