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1939-1949
1939-1949

Cartelera
1947

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El teatro y su doble

 

 

Índice, recopilación y estudio:

Cristina Santolaria
Experta teatral
Ha sido Subdirectora General de Teatro del INAEM,
Directora del Centro de Documentación Teatral
y Directora del Teatro Albéniz de Madrid

 

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El teatro y sus dobles

Aunque el mundo del teatro consideró el cine su gran competidor por la captación de los espectadores, la realidad fue que ambos se beneficiaron mutuamente de sus elementos concomitantes. En cierto modo, fueron géneros de “ida y vuelta”, es decir, intérpretes, directores, textos, etc. alternaron entre ambas actividades artísticas. Así, en este año 1947, los medios informaron de que los actores Enrique Guitart, largamente vinculado a la compañía Lope de Vega, y Alfonso Candel,  iban a formar parte del reparto de la coproducción italoespañola El Alarido, texto de Alessandro De Stefani que contó, así mismo, con una versión teatral. Similar es el caso de la comedia Dora, la espía, de Victoriano Sardou, que después de recorrer escenarios de varios países, pasó a la gran pantalla.

El viaje en sentido inverso, de la pantalla a las tablas, también se produjo en el periodo que nos ocupa: sabemos del gran éxito que alcanzaron las películas Chiruca, basada en la obra de Adolfo Torrado, y Cobardías, producida sobre un texto de Manuel Linares Rivas. Se adelantó, de igual modo, que la película Los hombres no son ingratos, de Alessandro De Stéfani, iba a ser llevada al escenario por la compañía de Guadalupe Muñoz Sampedro. Se difundió ampliamente, así mismo, la vuelta al teatro, formando compañía propia, de la reconocida artista de la pantalla Mary Delgado, quien preparó un amplio repertorio con textos de Benavente, los Quintero, Ibsen, Ochaíta, etc., para recorrer las principales capitales de nuestro país antes de recalar en Barcelona.

Como no podía ser de otra forma, los mundos teatral y radiofónico estuvieron abocados a entenderse, no sólo porque este último colaborara con el primero por motivos informativos y publicitarios, sino porque se sirvió de contenidos del mundo escénico en algunas de sus secciones. Especialmente activa en la retransmisión de obras teatrales estuvo Radio SEU, que emitió para sus oyentes tanto espectáculos profesionales, como 86 Charivari, exhibido en el circo Price y que contó con Alfredo Marqueríe como locutor, como de grupos universitarios (D. Juan Tenorio, cuyos papeles principales estuvieron interpretados, excepcionalmente, por Valeriano Andrés y Mª Jesús Valdés), del grupo de las propia emisora, que interpretó Un matrimonio ultramoderno, de Mª Antonia Puerta, dirigido por Manuel de la Rosa, o del Cuadro Artístico de la Sociedad de Escritores y Artistas Noveles. Las emisoras profesionales no se quedaron atrás en este cometido: Radio Barcelona retransmitió la Passió de Esparraguerra, mientras Radio Madrid, de la mano de Ramos de Castro, emitió Figuras y melodías, en la que además de tres novilleros que en breve tomarían la alternativa, participaron varios intérpretes de Currito Cantares, espectáculo de Juanito Valderrama. Radio España, que contaba con su propio cuadro escénico, dirigido por Arturo Tintoré, emitió Olga y los fantasmas, como  preludio de una posible pronta puesta en escena. No faltó en este tipo de iniciativas Radio Nacional de España, la cual, la noche del 31 de octubre, en su programa el “Marcador”, emitió un Tenorio deportivo, adaptado por Carlos Alcaraz, y que, debido a su éxito, el Día de Difuntos se editó y salió a la venta. En Barcelona, esta misma emisora, hizo pasar ante sus micrófonos a grandes artistas de diversas disciplinas (Mario Cabré, el maestro Quiroga, Mª Dolores Pradera, Fernando Fernán Gómez, Carmen Sagarra, etc.) guiados por Soler Serrano, que, durante 90 minutos, mostraron su maestría.

Los espacios escénicos de las dos grandes ciudades, pero también del resto del país, sirvieron de escenario para otro tipo de representación: el recitado de poemas. El teatro de la Comedia madrileño sirvió para que la cancionista Nuncha de Aragón, el rapsoda Manolo Gómez y el compositor Alfredo Romero mostrarán su arte con un repertorio en el que se conjugaron poemas de Pemán, Marquina o Villaespesa con la música de Albéniz, Granados o Falla. De tono muy diferente fue el recitado de pasajes bíblicos por Raúl Lange, acompañado al piano por Herta Lange que interpretó música de Juan Sebastián Bach. Según Jorge de la Cueva, pasados unos primeros momentos de sorpresa, el público "se fue entregando no sólo al arte del recitador y de la pianista, sino a los conceptos, que escuchó con severa atención y aplaudió largamente”. Barcelona no fue ajena a esta modalidad artística, por lo que todos los medios, especialmente La Prensa, dieron cuenta de los recitales ofrecidos a la ciudad: Pedro Nogués actuó en el teatro Barcelona; en la Universidad, y presentado por Dionisio Ridruejo, José Mª Valverde ofreció una selección de su obra poética; el rapsoda Enrique Nieto de Molina triunfó con el poema dramático musical La Moreneta en el Cine Selecto; y en el Instituto de Teatro, dependiente de la Diputación de Barcelona, los hermanos Bartolomé y Marta Olsina, ofrecieron Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. Sabemos, igualmente, por La Prensa, que González Marín alcanzó el beneplácito del público en el teatro de San Fernando de Sevilla, del mismo modo que Pueblo informó de la tournée que el recitador Fernando Fernández Cueto realizó por los teatros y centros culturales del norte de España. No se puede negar que, en torno a los teatros, se desarrollaba una intensa actividad pública, en la que todos los estamentos y grupos sociales encontraban espectáculos o actividades a su gusto.

Ponemos fin a estas páginas que han revisado la relación de las artes escénicas con otras actividades con las que guardan ciertas afinidades y que, en cierto modo, se retroalimentan, con la mención somera a algunas de las conferencias y publicaciones de las que, en 1947, la prensa dio cuenta. Por ella sabemos que Modesto Higueras disertó sobre el “Teatro de ensayo”; que Alfredo Marqueríe explicó el origen del mito de don Juan como prólogo a la representación de Don Juan Tenorio por la compañía de Dicenta en Salamanca; o de que, en el Instituto de Teatro de Barcelona, Díaz Plaja dictó una conferencia sobre Ángel Guimerá, o Eduardo Juliá lo hizo sobre la relación entre el teatro cervantino y lopesco. Carácter más político poseyó la charla que el periodista Fernando Castán Palomar impartió en la Universidad de Valladolid, organizada por la Delegación Provincial de la Subsecretaría de Educación Popular, que versó sobre la “Misión del teatro de España en América”, y en la que el conferenciante “terminó con unas palabras de encendido elogio para los autores teatrales que al servicio de España extienden nuestras obras por otras tierras, demostrando al mundo la paz espiritual y floreciente en que vivimos”.

De diferente tipo son las publicaciones que los medios reseñaron: anunciaron la publicación de Un tic-tac de reloj, de José Gordon y Alfonso Paso,  con la que se inició la colección de Arte Nuevo, para aquellos a los que les interesa “un teatro más experimental”; de Mi escuela de canto, del tenor Hipólito Lázaro, quien, a partir de su experiencia, realizó un tratado sobre el aprendizaje de la mencionada disciplina; y El Libro del Teatro, de Ángel Moisés, en el que a lo largo de casi 500 páginas profusamente ilustradas, el autor realizaba un historia del teatro universal, la reseña de los espectáculos de 1946, las biografías de actores, actrices, críticos, etc., un estudio sobre el pateo, es decir, una miscelánea sobre todo tipo de temas relacionados con la escena, imprescindible, según Jesús Vasallo, de Solidaridad Nacional, en la biblioteca de los interesados por el arte escénico español.

Como he venido repitiendo en cada uno de los apartados de estas “Claves”, fue mucho lo que el arte escénico influyó en el día a día de la población, especialmente madrileña y barcelonesa, dando un poco de alegría y color a esa España de 1947 en que la censura, el estraperlo, el racionamiento, las represalias y un larguísimo etcétera que se reduce en miseria y falta de libertad, marcó la vida de los españoles. La prensa, mucha de ella perteneciente al Movimiento y toda sujeta a la censura previa, sin embargo, como hemos visto, no dio cuenta de todas esas fisuras.

 

 

 

 

 

 

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