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NúM 6
1. MONOGRÁFICO
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1.7 · Creadoras unipersonales: entre el teatro, la danza y la performance


Por Ricard Gázquez Pérez
 

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1.4.1. El cuerpo y su doble

En la performance e instalación Hello Myself (2008), Paloma Calle12 cuestiona una vez más el concepto de identidad poniendo en jaque incluso el concepto de la individualidad como rasgo único, asilado e intrasferible. El hecho de que cuestione el concepto de autoría, puesto que su trabajo se escribe en escena cada día con personas diferentes, es parte de la misma reflexión: cómo si no a través de la conexión con los otros, es posible escribir y describir la identidad como efecto producido dentro de una trama de relaciones intersubjetivas. La realización escénica de Hello Myself convive con la fotografía, en colaboración con el fotógrafo Rafael Gavalle. La acción consiste en un proceso de búsqueda de personas que aceptan participar en un juego de caracterización o de enmascaramiento donde la imagen de la artista y la de los aspirantes a ser ella misma no tiene por qué coincidir exactamente, sino que trata de crear una serie de afinidades a partir de entrevistas con las que descubrir similitudes afectivas, inclinaciones o comportamientos que produzcan ese efecto de identificación [fig. 9].

El hecho de que el doble escogido en de la acción que tuvo lugar en el Museo Reina Sofía de Madrid fuera un hombre resulta sintomático de un intento de borrar metafóricamente las diferencias anatómicas y genitales para identificar como iguales dos personas cuyos cuerpos son percibidos de modo diverso en su exterioridad. La especificidad de la materialidad formal y volumétrica de cada uno de los cuerpos se entiende como efecto visual en un juego de perspectivas (como si de un retrato impresionista se tratase). La proyección de esa imagen exterior captada por el fotógrafo, más allá de la indumentaria, el maquillaje y la posticería trataba de mostrar que la representación externa de la figura humana y su mímica como persona sigue todavía ligada a aquella acepción de la máscara que condiciona sus formas de figuración y sus capacidades de acción en la trama social. Es por ello que se abandona la idea de pieza acabada. Lo mismo que la construcción de una identidad se rige por una movilidad de los límites que la definen dentro de un determinado imaginario simbólico y contextual, como proceso abierto, según la artista: “en este caso proceso y producto se vuelven la misma cosa, y están siempre a disposición del ojo observador, cómplice, crítico del espectador” (Gázquez, 2016: 448). La elasticidad de la duración y la localización espacial del proceso de construcción artístico es tomado como premisa de trabajo, en paralelo con la reflexión sobre la elasticidad de la mirada crítica ajena, proclive a categorizar todo comportamiento como una identidad que se determina de un modo u otro dentro de cada contexto sociocultural. No obstante, más allá de la disertación ontológica sobre la performatividad de la identidad, germen y objetivo de la instalación y de las acciones que la arropan, la pieza en sí puede ser leída como un ejercicio aparentemente narcisista, si se entiende que la artista se coloca como modelo único de referencia y que expone su perfil públicamente. Sin embargo, la motivación de la artista parte de todo lo contrario: al tratar de diluir su identidad y su autoría frente a la participación de aquellas personas que se prestan al juego, la aparente búsqueda del doble está condenada al fracaso, se transforma por tanto en la búsqueda de la curiosidad del otro, de quien decide tomar parte. El narcisimo funciona aquí como otredad, como alteridad. Se trata de presentarse a una misma como otra, no como espejo, sino como doble, y por lo tanto, como diferente respecto a un original inexistente.

Si existe un parecido o una doblez existe en un sentido mutuo y no en un sentido unívoco y absoluto. La dilución de la persona, del género, de la autoría y del comportamiento entra en conflicto con cualquier categorización solipsista, fija o fundacional, dado que tanto el yo, como el lenguaje y el mundo son entendidos como efectos de una participación, como resultado de una transferencia de significaciones legibles dentro de una estructura compartida de inteligibilidad: dentro de un código y de un imaginario simbólico con el que se formula y se expresa una versión plausible del devenir de las cosas y de los seres, de aquello que somos capaces de expresar lingüísticamente como sombra o como imagen de lo real.

Pero la formulación del ejercicio escénico es absolutamente lúdica, asequible, sincera. No propone un acercamiento intelectual en su realización, sino un acercamiento por medio del juego, del disfraz, de la sesión fotográfica (la exposición por medio de imágenes gráficas: de representaciones), de la experiencia desenfadada que, desde la banalidad que entraña la imposibilidad de encontrarse en otra persona exactamente clonada, nos habla tanto de la disimilitud como de la semejanza.

 

1.4.2. Regresar a la representación

A partir del año 2010, Lidia González-Zoilo13 decide reinventarse como Macarena Recuerda Shepherd. Su carta de presentación es el espectáculo That's the Story of my Life (2010), estrenado dentro del ciclo Radicals Lliure, ya desaparecido. En esta performance, Lidia González-Zoilo utiliza también (como Paloma Calle o como Sonia Gómez) una estrategia de enmascaramiento que funciona a diversos niveles. Por un lado, se presenta ante el público bajo un heterónimo, bajo una identidad como artista totalmente ficcional. En ningún momento da su nombre verdadero como autora de la dramaturgia ni como performer. Se inventa una falsa biografía y la explica por medio de fotomontajes e ilustraciones donde ella es la actriz que representa todos los personajes. La historia es la de una performer y artista visual que cuenta su vida sin pronunciar ni una palabra, y que se oculta bajo el soporte del papel fotográfico, los postizos y un cierto aire enigmático. Todo esa escenificación es pasada por cámara y proyectada en directo como si se tratase de una lupa de aumento.

Si bien podría establecerse un paralelismo de las propuestas de estas tres últimas creadoras con algunas performances feministas de principios de los setenta que bajo el lema del Theater of the Self reclamaban aquella consigna de que “lo personal es político” (Pinta, 2005), a través de la confección de un muestrario de fragmentos de la intimidad de las artistas, el uso de los recursos y la opción de trabajo tanto de Macarena Recuerda como de Paloma Calle o Sonia Gómez es mucho más desenfadada, más lúdica y se presenta claramente como una construcción escénica artificiosa y autoficcional no exenta de ironía. Sólo Paloma Calle manifiesta un grado mayor de implicación personal acerca de todo lo referente a los discursos sobre género, sin ocultar sus inquietudes en ese sentido.

Según palabras de Lidia González-Zoilo: “La intención es crear capas de representación. En mi relación con el espectador, hasta donde yo le cuento, esa es mi vida. Partiendo de la idea de que Macarena es real, que es lo que ella le expone al espectador, todo es real” (Gázquez, 2016: 342).

Tanto Sonia Gómez como Lidia González o Paloma Calle comentan la influencia de la artista francesa Sophie Calle, que a través de una representación de hechos de su biografía y contando con el punto de vista de los demás, construye escenificaciones fotográficas de su identidad para transformarlas en un objeto de arte. El personaje de Macarena Recuerda trata de hacer lo mismo a través de una representación gráfica con That’s the Story of my Life (aprovechando el título homónimo de la canción de la Velvet Undreground). La mediatización de la pantalla durante la presentación en directo busca ese grado de proximidad individualizada con el espectador, mientras que en la realización escénica se condensan las capas de representación de esa identidad cambiante [fig. 10].

La preocupación sobre la utilización de la mentira (sobre los modos de reelaboración ficcional) y la idea de que todo es representación, tanto en el ámbito escénico como en el comportamiento social, estaba ya en piezas anteriores de González-Zoilo. Después de que se disolviera el grupo de Amaranto (1999-2007), Lidia y David Franch decidieron formar una nueva compañía: Colectivo 96º. Entonces comenzaron a trabajar con esas nociones para articular sus propuestas, conscientes de que en la etapa anterior su objetivo era ofrecer una experiencia escénica que produjera una sensación de gran autenticidad a través de un trabajo físico extremo14. Tanto en Después de mí epitafios (2008) como en Dar patadas para no desaparecer (2009), Lidia González-Zoilo y David Franch propusieron una reflexión acerca del carácter mutable de la identidad y acerca de los modos de representar, representarse y ser representado. En la primera de esas dos piezas, se hacían pasar por dos artistas anónimos comprometidos con el discurso y con los conflictos de género, y lo recreaban a través de una serie de acciones que llevaron a cabo en el espacio público, en la ciudad de Berlín, bajo los heterónimos Andronym y Gemischt. Luego, sus acciones se contaban en formato de conferencia.

En la pieza Fingir (2010) el propio tema de la performance es la aceptación de la convención, la aceptación de que todo es representación y de que en lugar de luchar contra ello, lo mejor es intervenir, escoger las formas de tomar parte en la performance. La pieza se plantea como un ensayo en el que dos actores cuentan qué obra representarán, qué gestos y expresiones utilizarán, qué reacciones provocarán en el público. Todo como una gran mentira.

En la nueva etapa de Lidia como Macarena Recuerda, la elección por un cambio de identidad significa una continuidad donde se sigue desarrollando el mismo juego, ahora en solitario. Según dice Macarena Recuerda en el dossier de That's the Story of my Life:

Presenta una autobiografía audiovisual narrada con la técnica stop-motion de animación de objetos. Una película construida en directo como flashes de la memoria, como archivos abiertos al pasado, por donde desfilan los aciertos y desatinos de una vida que el espectador deberá hilar y ordenar para reconstruirla. Un álbum de familia pero sin familia, según palabras de la artista sevillana, elaborado con distintos soportes visuales.

Si That's the Story of my Life supone la presentación oficial de Macarena Recuerda, en Greenwich Art Show (2012) nos sigue hablando de la posibilidad de que incluso las instantáneas tomadas por el padre de la fotografía sincera (publicadas en la revista Life a lo largo de cincuenta años a partir de los años 40) fueran previamente preparadas como posados. Se refiere a la obra del fotógrafo de origen judío-alemán afincado en Estados Unidos Alfred Eisenstaedt.

El trabajo de Lidia González-Zoilo está claramente orientado a la construcción de documentos y representaciones cada vez más alejados de la teatralidad convencional y más cerca de las artes plásticas y visuales, pero con una clara predisposición a autoficcionarse bajo otras identidades y a poner en duda la frontera que separa lo ficticio de lo real.

El collage, como técnica de composición con la que ha experimentado en su penúltimo proyecto, Collage y Acción (2015), nos sirve como ejemplo paradigmático para concluir que existe una tendencia progresiva generalizada a huir de la narración expositiva lineal (presente en todas las piezas escénicas de las creadoras analizadas) en favor de una estética de la fragmentariedad que busca la participación del espectador en la reconstrucción de espacios y de dispositivos escénicos, en un acto de transferencia parcial de la propia acción creativa que se pone en juego al redimensionar el lugar del artista y el del espectador.



12 Se forma y trabaja durante más de diez años en España, Alemania e Italia como intérprete para diferentes compañías de teatro y danza. Desde 2004, trabaja en sus propias creaciones dentro del ámbito de la performance, las artes escénicas y el vídeo. Ganadora del 9ª edición del “Premio de Artes Escénicas del Teatre l’Escorxador y del Ayuntamiento de Lleida” con Hello myself (2009). Entre sus últimos proyectos destacan las performances Archivo y afectos, presentada en el Museo Reina Sofía en abril de 2014; y el laboratorio de creación en torno a la autobiografía No me cuentes tu vida, presentado en el MUSAC de León y en el CA2M de Móstoles (2014-2015). Otras piezas de su primera etapa son: Territorio sad & k, de 2007-2008, o Parlez-moi d'amour, 2007.

13 Lidia González-Zoilo se diplomó en Interpretación (especialidad de Gesto) por el Institut del Teatre de Barcelona. En 1999 fundó junto a Marta Pelegrina la compañía Amaranto, con la que interpretó los espectáculos Sis Ens, dirigido por Toni Mira (1999) y Marea Baixa (2001). Creó los textos y piezas: Hamlet Music Hall (2000), Tazón de sopa china y un tenedor (o hacer el gilipollas) (2004), Indignos (2006) y Four Movements For Survival (2007).Ha colaborado en la creación de Superpop junto a Txalo Toloza (2007) y Las Perras junto a Amalia Fernández y Vicente Arlandis (2007). El resto de su trayectoria se esboza sobre el texto. Se formó sobre todo en Barcelona. Actualmente reside en Bilbao.

14 Me refiero a las piezas Indignos (2006) y Four Movements For Survival (2007). En la última de estas dos obras, por ejemplo, los actores actuaban como concursantes que contaban sus estrategias para sobrevivir en el día a día y llevaban al límite sus esfuerzos físicos y emocionales por hacerse creíbles (Cornago, 2008: 99).

 

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