Anexo

Estética y ética modal del teatro
de Ángel Ruggiero

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3.2. El final del proyecto en 1989

La ruptura del proyecto se produjo de una forma extremadamente brusca e inesperada, pues Ángel Ruggiero y un grupo de alumnos fueron expulsados de la Cuarta Pared. A posteriori se pueden atisbar algunos factores que pudieron desencadenar este final, como la creciente crítica del propio Á. Ruggiero a las instituciones y a sus representantes en el ámbito político-teatral ante su falta de interés por el proyecto, a pesar del éxito manifiesto, los conatos de personalismos dentro del propio colectivo, contrarios a la ética esencial del proyecto, y el creciente interés de la instituciones culturales por el envoltorio del proyecto, las formas, lo disposicional, para multiplicarlo y mercantilizarlo. Simón Delgado apunta en su trabajo:

Este proyecto también despertó recelos en parte de la profesión teatral y hubo no pocos intentos de los representantes de la política cultural del momento para controlarlo y dirigirlo. Las consecuencias, precisamente, de esas injerencias políticas tendentes a apropiárselo, estuvieron en el origen de la disolución de la “Cuarta Pared” el año 1989. Sí bien es cierto que luego se mantuvo como sala off, ya había perdido todo el planteamiento de investigación que le caracterizó, al quedar excluida, por la fuerza, la persona que la proyectó y dirigió. (Delgado, 2017: 32).

A partir del año 1989, paradójicamente, se produjo la multiplicación de las llamadas “salas alternativas” que reproducían las formas y el lenguaje formal disposicional de la propuesta, hasta en teatros institucionales, y el denominado “movimiento alternativo” se puso de moda, pero quizás vacío de contenido. En opinión de testigos de este acontecimiento, como Alfonso Pindado:

Con él (Ángel Ruggiero) nació indiscutiblemente el movimiento alternativo. Fue el embrión intelectual y activo que despertó en un colectivo, al que me adscribo con orgullo, un espíritu de aprendizaje y conocimiento (…). La siguiente huella que Ruggiero dejó fue a su muerte, porque con este acontecimiento el Movimiento alternativo comenzó a morir también. Después ha sido más o menos sobrevivir de la marca, palos de ciego, comercialización, institucionalización y un esfuerzo por olvidar los orígenes del creador de este acontecimiento. (Pindado, 2004: 11).

Posteriormente, y tras recuperarse de esta situación, Á. Ruggiero siguió investigando en su propuesta estética en el montaje Ello dispara con los alumnos expulsados junto a él y el dramaturgo, colaborador y amigo Fermín Cabal. También fundó el Centro Internacional de Investigación Teatral, donde se proponía seguir sus investigaciones sobre el proceso creativo en el arte escénico. Falleció en 1992.

4. Conclusiones

El análisis modal de la estética teatral de Á. Ruggiero muestra que el espíritu, los valores de su poética teatral descansaban en un método naturalista dirigido a copiar la vida misma, la vida cotidiana, y el objetivo esencial era dar un paso adelante en la expresión artística para superar los esquematismos políticos o modernos del arte y emprender búsquedas formales, repertoriales, desde la mirada al hombre y a su cotidianeidad, abarcando desde sus metas mayores a sus pequeños problemas cotidianos.

Con respecto a la hipótesis inicial de este trabajo, y desde el análisis de los modos de relación como resultado de los acoplamientos del nivel repertorial con el disposicional situados en un paisaje concreto, vemos que la propuesta artística que Á. Ruggiero desarrolló fue necesaria, posible y efectiva. Necesaria, pues respondió a la voluntad de su impulsor de buscar y encontrar respuestas a los interrogantes teatrales para salir del estado de repetición y desintegración del teatro, al que consideraba moribundo y colapsado por los intereses, la monotonía, el afán de poder y la mediocridad, integrando a otras personas que, con entusiasmo, trabajo y convicción, también realizaban su propio desarrollo artístico en este proyecto.

Fue posible y efectiva con el despliegue en la Asociación Cultural y Sala Cuarta Pared, en la que se combinaron, durante un tiempo y de manera relativamente estable, los avances en la investigación de los elementos repertoriales del teatro y al mismo tiempo como modo de relación aunque con dificultades, una forma de producción autónoma de dicha Asociación y Sala, imbricado en el paisaje concreto de los años 1985-1989. Sin embargo, entendemos que el complejo equilibrio dinámico que mantenía esta efectividad se rompió en su conexión socio-política, produciéndose el viraje al negativo “modo de lo inefectivo o impotencia en el paisaje”. Fue una propuesta artística y cultural, bajo el modo de “lo efectivo” y su paso al estado de “no efectivo” se podría explicar por la ruptura del equilibrio provocada por la constante trama de cambios dentro y fuera de su autonomía.

También se puede ver cómo la estética y ética del teatro de Ángel Ruggiero están conectadas en valores y en lo repertorial y disposicional con el cuerpo de la poética teatral contemporánea con distintas intensidades en sus elementos, pues, pese a sus diferencias, sus orientaciones repertoriales y sus valores estéticos conectan en el cuerpo de la poética teatral de creadores como Brecht, Artaud o Stanislavski.

Pensamos que Ángel Ruggiero fue uno de los protagonistas del teatro español contemporáneo de los últimos cuarenta años: investigador y pedagogo teatral notable, cuya aportación al teatro parece no haber sido lo suficientemente valorada y reconocida, e incluso a veces silenciada, quizás en cierta medida por su condición de extranjero, a pesar de que se sentía más español que argentino y de que creó una familia española. Su legado se puede recuperar en las obras publicadas y en las que en un futuro se publiquen, así como en el reconocimiento del mismo que puedan hacer sus alumnos y todas las personas que trabajaron con él. Para finalizar, citaremos las propias palabras que Ángel Ruggiero escribió en el programa de mano del estreno de Arena que la vida se llevó (1976) y que nos llevan a su propuesta artística de “poética de lo cotidiano”:

Había que extraer un poema de nuestra inmediatez. Pintar sucesos conocidos sin ser costumbristas. Aferrarse a la realidad sin ser realistas. Decidirse a ser corrosivos sin ser crueles. Volver a la ternura sin ser simples. Gustar de lo nuestro sin ser tolerantes. Trabajar con el sentimiento sin caer en complacencias de bajo cuño.

* Tras la bibliografía, y a modo de Anexo documental, incluimos el texto de Ángel Ruggiero “El teatro: metáfora de una metáfora”, fechado en 1986 e inédito hasta ahora.

Bibliografía citada
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